Opinión

Evelyn Matthei: un desafío histórico

23/09/2025 - CONVERSATORIO EVELYN MATTHEI UNIVERSIDAD DEL DESARROLLO - Foto - Mario Tellez / La Tercera MARIO TELLEZ

El fin de semana pasado, en el marco de las Fiestas Patrias, Evelyn Matthei declaró que su referente histórico es Diego Portales. Para justificar su elección, señaló que Portales habría sido un pilar esencial de la “construcción de Chile”, ya que “él entendió que para que un país crezca y se proyecte, requería de estabilidad y transparencia”. Por último, añadió que dicho personaje “hoy nos recuerda que la política debe estar al servicio de la patria y no de intereses propios”. Esto es desconcertante. Portales no solo no creía en la democracia, sino tampoco en el Estado de Derecho. Además, basaba su acción política en la distinción entre “buenos” y “malos”. Pero, aceptando que Portales da cuenta de un mito que ha sido construido por la historiografía nacionalista/autoritaria (Edwards, Encina, etc.), ¿por qué Matthei escogió a Portales como su referente histórico? ¿Por qué, en cambio, no optó por Patricio Aylwin? O, desde otra perspectiva, ¿por qué no escogió a alguna mujer, como Amanda Labarca, representante del feminismo liberal en Chile?

Una respuesta posible es que Matthei recae en el error, cometido en la primera parte de su campaña, de asimilarse a la derecha radical. No por casualidad, Johannes Kaiser también eligió a Portales como su referente histórico. En cambio, si la estrategia de la nueva campaña es llegar a los sectores moderados, incluyendo a quienes participaron en los 20 años de la Concertación, el elegido tendría que haber sido Patricio Aylwin, el artífice de una democracia basada en la amistad cívica y en los consensos fundamentales. O, en otro sentido, si Matthei aspira a llegar a las mujeres, podría haber escogido a Amanda Labarca, educadora, mujer de centroizquierda, de clase media, y defensora de una igualdad formal y de oportunidades entre mujeres y hombres.

Como tantas veces se ha dicho, sin una mirada del pasado es imposible construir, en el presente, una visión de futuro. Un mundo que no existe, pero que podría existir. Y, desde una perspectiva liberal, uno que reconozca el derecho de las personas a elegir la vida que quieren vivir. Esto, por una parte, supone que el Estado no promueva una concepción particular de felicidad, sino que genere las condiciones institucionales para que cada uno persiga su propia concepción de la misma. Y, por otra, que ese mismo Estado provea de un umbral de condiciones materiales para que las personas puedan hacer lo anterior. Todo esto está muy lejos del puro cosismo. Pero también lo está del autoritarismo subyacente que sigue saliendo a la superficie en las derechas, incluso en Chile Vamos. Por lo mismo, el desafío histórico de Matthei es superar el eterno ethos de la derecha chilena, cosista y autoritario. Pero también se trata de un desafío para la ciudadanía: si gana José Antonio Kast, la posibilidad de una centroderecha liberal y democrática morirá ipso facto. Es duro decirlo, pero así será. La historia no solo permite comprender el pasado, sino también imaginar el futuro.

Por Valentina Verbal, Horizontal

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