Opinión

Inteligencia Artificial y empleabilidad en Derecho

Así se preparan las universidades chilenas para la llegada de la inteligencia artificial Thomas Fuller / SOPA Images

La Inteligencia Artificial (IA) está presente en nuestra vida diaria: búsquedas en Google, aplicaciones de los teléfonos, plataformas de películas o música, asistentes virtuales, transacciones en línea. Ha crecido para facilitar nuestra vida y también genera miedos, más o menos fundados: que llegue un momento en que nos domine, que algunas (o muchas) funciones humanas sean realizadas por las nuevas tecnologías digitales.

Además, encuestas -en Chile y en el mundo-, reflejan el temor a que la IA afecte el mercado laboral. El “desempleo ilustrado” no es una fantasía. El informe OCEC-UDP detectó un 8,9% de desempleo entre personas con educación superior completa en Chile. Una parte de este fenómeno responde a la irrupción de nuevas tecnologías, entre ellas la IA. La encuesta CEP de este año señala que un 52% de los encuestados que posee trabajo remunerado está muy o bastante preocupado de que las tecnologías digitales reemplacen muchos de los trabajos realizados por las personas en los próximos cinco años.

Algunas personas también piensan que entre las profesiones “amenazadas” por la IA se encuentra el Derecho. Sin embargo, para quienes pensamos y trabajamos en esta área del conocimiento, creemos que hay más oportunidades que riesgos.

La profesión jurídica está aprovechando la IA para mejorar y renovarse en las aulas y en el foro. En nuestra Facultad la usamos desde primer año. La IA permite ejecutar tareas repetitivas, manejar grandes volúmenes de datos, realizar análisis y optimizar tareas que consumen mucho tiempo. Los abogados, jóvenes y no tanto, hace rato que ya la estamos usando.

Hoy, quienes enseñamos y estudiamos Derecho la citamos en nuestras aulas y hemos visto cómo la IA, a veces, “alucina”. Por eso su regulación académica y profesional impone criterios de transparencia, publicidad y calidad. En nuestra Facultad hemos dictado una instrucción para que los estudiantes y académicos den a conocer en sus trabajos las distintas formas en que pueden haber recurrido a la IA. En caso que una persona no sea capaz de explicar con claridad cómo se ha beneficiado de la IA lo que corresponde es el rechazo de ese resultado por ser un producto no original.

Queremos mantener el liderazgo como Facultad, por eso nos hacemos cargo de la IA. Hemos mejorado cada año los puntajes de ingreso y nos empeñamos en nuestra vinculación con las fuentes de empleo, con quienes organizamos ferias laborales y en fomentar un espíritu de servicio público y privado que son actitudes y compromisos éticos que nos distinguen. También nuestros estudiantes y profesores renuevan clases, currículum y regulaciones para cosechar los beneficios y minimizar los riesgos de la IA.

El camino que lleva a los profesionales de excelencia siempre se funda en la dedicación, el trabajo arduo, la actuación ética. No hay empleos asegurados. La universidad y los profesionales que usan la IA pueden dar nuevas oportunidades de empleabilidad a los futuros profesionales. Pero la IA es una herramienta que no puede por sí sola dar sentido a la información. Únicamente las personas podemos hacer las preguntas relevantes y someterlas a crítica, en la reflexión, la creatividad y la innovación, que es lo más propio del estudio universitario de excelencia.

Por Pablo Ruiz-Tagle, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.

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