Opinión

La poca mesura de Marcel y el futuro de la billetera vacía

La salida de Mario Marcel del Ministerio de Hacienda y la entrada de Nicolás Grau ha preocupado a muchos. Algunos hablaron del fin de “la mesura” y la posibilidad de un presupuesto aún más expansivo. Efectivamente eso es lo que buscan sobre todo en tiempos electorales.

Mario Marcel fue nombrado ministro de Hacienda en 2022, esto dio al mercado una “señal de tranquilidad” y “una garantía” para los sectores empresariales. Todos estaban nerviosos, jóvenes soñadores y poco experimentados empapados de marxismo se hacían del gobierno. Parecía ser el “adulto a cargo” en un gobierno de novatos. Sus credenciales eran amplias, aparte de haber sido presidente del Banco Central había tenido altos cargos en organismos internacionales como el BID, la OCDE y el Banco Mundial. Parecía un hombre de “experiencia y técnica” frente quienes habían hecho de su vida un “contigo aprendo” y sin muchos pergaminos habían aceptado cargos para los que no estaban preparados.

Lo cierto es que la “supuesta mesura” de Marcel no pasó la prueba de la blancura. Ciertamente en el Banco Central tuvo que contener sus “impulsos socialistas radicales”, ya que el cargo no le permitía “salirse de libreto”. En Hacienda pudo “hacer y deshacer” y, ciertamente se gastó mucho más de lo que debía. De hecho, termina su gestión con un crecimiento casi nulo, 2,5% y con un desempleo de 8,9%, no algo para aplaudir, por cierto. La economía perdió dinamismo y su defensa a la indefendible directora de presupuesto, Javiera Martínez, a quien calificó de “probablemente la mejor directora de presupuestos que hemos tenido”, lo dejó hasta en ridículo. Ella presentó públicamente informes con cifras erradas y Marcel tuvo que pedir disculpas en su nombre. Esto erosionó su seriedad dañando su capital técnico y político.

La DIPRES no sólo calculó mal los ingresos y gastos fiscales, sino que para poder cuadrar la caja esta comenzó a “liquidar el mobiliario”. No sólo disminuyeron las “reservas” echándole mano al Fondo de Estabilización Económico y Social, platas para las emergencias, sin mediar catástrofe alguna. Este gobierno, sin pandemia, sin terremoto u otra catástrofe natural gastó y mermó las reservas de Chile de un modo pornográfico. De hecho, el “colchón de ahorros” bajó más allá de lo prudente. Como eso no bastó, hacienda solicitó el traspaso de dineros desde la CORFO para tapar los hoyos. Lo curioso es que Marcel se fue, renunció, ella sigue en el cargo. Se preparan para gastar más sin duda. Ahora uno de los suyos está a cargo y ya no hay mesura, será el tiempo del exceso.

En Chile claramente “No hay Plata”, ya no hay holgura, tampoco hay prioridades en el gasto, ya que gastan como si no faltara. La razón de ser de la economía como ciencia, es la escasez, “las necesidades son infinitas y los recursos son escasos”. Hay que elegir qué hacer y que no hacer. Hay que ir de a poco con mesura, sin duda. Pero en la visión socialista esa mesura no existe. Debido a que el dinero no lo producen ellos, tampoco lo cuidan. Son más que generosos con el dinero ajeno, son irresponsables. Contratar 100.000 nuevos funcionarios públicos aumenta el gasto fijo a un nivel insostenible. No se pueden cubrir las verdaderas necesidades ciudadanas, ya que el gasto fiscal se va en ser “bolsa de empleo” y sustento de unos pocos, los amigos, a costa de los demás.

El Consejo Fiscal Autónomo en su informe de Balance Estructural dejó claro que para estabilizar la deuda pública es necesario que el gobierno no aumente más el gasto, y proyectó que el estrés de las finanzas causado se extenderá hasta 2028. Esto le pondrá la pista difícil al próximo gobierno, sea quien sea. Se va a gobernar con “las vacas flacas”, no habrá holgura para mayores gastos, a menos que éstos vayan acompañados de ingresos permanentes reales, no “mulas”. Marcel lamenta no haber podido pasar la Reforma Tributaria, ni el llamado Pacto Fiscal, su visión “socialista simplista” supone que si aumentas los impuestos recaudarás más y no es así. Esos supuestos ingresos permanentes en la práctica no se producen.

La Reforma Tributaria de Bachelet recaudó mucho menos de lo establecido, y además desaceleró al país. Se creció menos, con lo que bajaron las posibilidades de ”repartir”. Muchos, prefirieron no invertir o bien trabajar menos. La idea de recaudar más viene de la suposición que nada cambiará, que todos seguirán haciendo lo que hacían y eso no es así. En este sentido hay que agradecer que ese pacto fiscal no se lograse, ya que frenar más a un país ya estancado, es más que poco sensato, se acerca a la maldad. Lo cierto es que en Chile las malas visiones y acciones económicas, combinadas con las peores reformas laborales, han destruido empleos. Con esto el problema social aumenta, ya que el empleo es por lejos la mejor política pública. La pregunta si esto fue un colateral o un objetivo. El desasosiego social es caldo fértil para las ideas revolucionarias que profesan y que prometen a los desesperados, lo que ciertamente nunca podrán cumplir. El pobre queda pobre, pero ellos, los políticos quedan bien puestos.

Lo cierto es que Mario Marcel no fue mesurado, el déficit estructural llegó a 1,7% del PIB, muy por sobre lo establecido como meta. La deuda pública aumentó considerablemente llegando al 42% del PIB, eso sin considerar la deuda de las empresas públicas, lo que aumenta aún más el déficit y amarra al país a altas tasas de intereses. Chile está peor sin duda, ya que la supuesta mesura de Marcel era desmesura, exceso e ideología. ¿Si Marcel fue así que podemos esperar de Grau cuya ideología y falta de experiencia es mayor? El gato cuidando la carnicería, no es buena idea, la billetera quedará vacía.

Por Magdalena Merbilháa, historiadora y periodista.

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