
La post primaria de Matthei

El próximo domingo 29 de junio sabremos no solamente la carta presidencial del oficialismo -¿Carolina Tohá o Jeannette Jara?- sino qué “alma” del sector hegemonizará la disputa política del siguiente ciclo electoral, ¿socialismo democrático o la izquierda liderada por el PC?
Cualquier opción condicionará la siguiente etapa de este convulso ciclo político, la cual definirá el domingo 16 de noviembre no solo quiénes pasarán al balotaje, sino la supremacía del otro gran sector del país, en la competencia entre la derecha tradicional -encabezada por Evelyn Matthei- y la derecha extrema, bajo, muy probablemente, José Antonio Kast.
Dadas las encuestas y la lógica que indica que el país desde hace años no busca repetir alianzas en el poder, lo que pase en estas deslucidas primarias no tiene un amplio interés político por sí mismas, sino por cómo afectarán las opciones de Matthei y Kast, de donde con alta probabilidad -ahora sí- saldrá el próximo Presidente, el domingo 14 de diciembre.
Volviendo a la primaria, el escenario es más móvil para Matthei, quien deberá hacer mayores ajustes respecto a un enfrentamiento con Tohá o Jara. En el primer caso, es probable que la cancha se allane a una discusión civilizada sobre el futuro del país, donde las propuestas tengan amplio protagonismo. En el segundo, la disputa será visceral, donde la discusión girará en torno a quién es el mejor campeón anti-comunista y anti “Chilezuela”.
Da la impresión que Matthei lo sabe, razón por la cual hizo cirugía mayor y se operó de sus once voceros, dejando espacio para un comando nuevo y de nueva etapa. La jugada es inteligente, pues paga un costo que se avizoraba a todo evento, pero en un momento en que la atención está en la otra orilla del río.
La pregunta es entonces por la estrategia a seguir, especialmente si gana Jara.
A diferencia de lo que se ha dicho, ese escenario es más complicado para Matthei. En una pugna anticomunista en la derecha, es fácil ver que Kast lleva las de ganar, pues podrá diferenciarse de la “derecha entreguista” en lo constitucional y que hizo “carne de cañón de Carabineros”. Así, a Matthei no le quedaría otra alternativa que intentar seducir al electorado de socialismo democrático, mostrándose como la única vacuna contra la intransigencia tanto de comunistas como de anticomunistas, intentando que el centro olvide los capítulos de su pasado que la derechizan en extremo.
Un posicionamiento que debió buscar desde el principio, dada la errónea opción de competir con Kast la figura de duro, pero, ante lo cual todavía hay tiempo, si integra relatos progresistas, técnicos e incluye pronto a su círculo -más allá del oportunismo- a algún desencantado con la izquierda new age. Algo que hizo Sebastián Piñera en 2009, incluyendo a Jaime Ravinet. ¿Aló, Eduardo Frei?
Si la rival de Matthei es Tohá, es más fácil plantear una competencia a dos bandas por el liderazgo femenino que requiere el país, asociando a la exministra de Gabriel Boric con sus antiatributos, y dejando debajo de la mesa a un Kast, cuya ofuscación puede devolverlo a su faceta más agresiva, como demostró en el debate en Temuco, lo que podría enterrar su opción por otros cuatro años.
Este análisis se basa en el supuesto de que en la post-primaria no emergerá una candidatura capaz de fracturar al progresismo; por ejemplo, Marco Enríquez-Ominami, Harold Mayne-Nicholls o un decé (¿Aló, Frei?), para amagar la opción de Jara, o Rodrigo Mundaca, para hacer lo mismo con Tohá. Algo que está en el horizonte dado que el sector adolece de animus societatis.
En tal caso, la primaria habrá sido completamente intrascendente, y el rumbo de Matthei y Kast a la segunda vuelta, será una autopista libre de tráfico.
Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, Universidad de Chile
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