La Revolución Sexual a 50 años de Woodstock

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Entre el 15 y el 17 de agosto se cumplen 50 años del "Woodstock Music & Art Fair". Este festival de rock congregó a grandes íconos de la música como Jimmy Hendrix, Santana, Creedence Clearwater Revival, Crosby, Stills, Nash & Young, Ten Years After, Janis Joplin, entre numerosas otras leyendas, enmarcados en el movimiento hippie, el que buscaba "hacer la revolución" de manera antisistémica y contracultural para cambiar el mundo: "haz el amor, no la guerra". El hipismo respondía contestatariamente a la Guerra de Vietnam, a la sociedad de consumo, y abogaba por el Amor Libre.

El documental "Woodstock: 3 Days of Peace & Music" (1970) muestra el abuso de drogas como la marihuana y el LSD, que generó el ambiente ideal para la "revolución sexual" que expuso los cuerpos desnudos en masa-rebaño, despojados de identidad y erotismo, tal como los soñara Tunick.

La cultura ha sido históricamente el campo de la revolución, para corromper las raíces de Occidente, y Woodstock no fue la excepción. No es necesario volver a citar a Gramsci. Mao Tsé Tung bien lo dijo en su momento "Corromped todo lo que haya de calidad en el enemigo (…) Propagad la discordia y las disensiones entre los ciudadanos. Echad a los jóvenes contra los viejos (…) Introducid música sensual, y echad a un lado las viejas tradiciones. Enviad mujeres fáciles a completar la obra de la decadencia".

Woodstock, más allá de su aporte en materia musical, fue un dispositivo político para impulsar un cambio en los jóvenes de la época y en las siguientes generaciones. Poco a poco, el umbral crítico de la ciudadanía se fue corriendo, y con ello los andamiajes axiológicos. Es así  que cada vez más se ve el Amor –sexo- libre como algo deseado y aceptable.

El legado de Woodstock no sólo es su música, sino el inicio de un proceso de revolución sexual. Hoy la híper sexualidad en los programas de televisión, teleseries, publicidad y propaganda ya no escandalizan a nadie. La sexualización de los niños, producto de cierta música que erotiza los oídos y sus conciencias, es cada vez a edades más temprana. El umbral crítico de la sociedad sigue cambiando hacia límites que hace unas décadas no era aceptado. No solo el inicio sexual de los jóvenes de hoy empieza cada vez antes, sino la deshumanización propiamente de la sexualidad, junto con el consumo adictivo de drogas. En una era que reniega de toda tradición el amor también se torna líquido. El devenir mutó a un evenir, es decir, la metafísica binaria sin absolutos ha sido extinguida, cosa que no tenemos precedentes históricos, más que el relato bíblico de Sodoma y Gomorra. La música es un arma para modificar la superestructura, y Woodstock lo dejó en evidencia.

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