Las formas son el fondo



SEÑOR DIRECTOR:

La reciente polémica suscitada por la participación de autoridades del Ejecutivo y Legislativo en reuniones con grupos de intereses en los límites de la legislación que regula el lobby, da cuenta de lo complejo del proceso de formación de políticas públicas, pero también de una ciudadanía cada vez más exigente y crítica con la política.

Existe consenso acerca de que el proceso a través del cual las políticas se debaten, aprueban y ejecutan son el resultado de las dinámicas que desarrollan los actores (formales e informales) en dicho proceso. Las políticas serían así el resultado de una transacción política entre actores. Si bien es cierto lo anterior, es necesario insistir en que tanto como el resultado cada vez más importa el proceso, es decir, cómo las políticas se diseñan, discuten y aprueban.

Cuando hablamos del proceso lo hacemos con relación a las formas, esto es al cómo. En política cada vez más las formas son el fondo. Lo anterior significa que los modos, gestos, actitudes, comportamientos, palabras es decir lo externo, influye en la evaluación que hacen los ciudadanos de los políticos y autoridades gubernamentales en relación con cómo gestionan las decisiones de políticas. Con relación a las reuniones organizadas por el exalcalde Zalaquett y autoridades la opinión pública no parece cuestionar el hecho de que los actores se reúnan, dialoguen y acuerden. Lo que se critica es la forma, es decir la opacidad y los intersticios extrainstitucionales donde se dan estas interacciones.

El actual clima de impugnación a la elite del poder y el empoderamiento de la ciudadanía han hecho que pasemos del examen final a la evaluación continua de la política. Esta está siendo vigilada con un nivel exigente y crítico de monitorización, fiscalización y observación (favorecido por las tecnologías sociales) que no tolera que se desprecien las formas. Saltarse las reglas (en este caso la Ley de Lobby), omitirlas o interpretarlas unilateralmente son vistas por los ciudadanos como atajos deliberativos espurios.

En este contexto de desconfianza y sospecha, las explicaciones no alcanzan para cambiar la percepción sobre los hechos. Parecen olvidar las autoridades que en el actual contexto de una “democracia ocular” las cosas finalmente no son lo que son sino lo que parecen. Los procedimientos y la manera en que se articula la política son también tan relevantes como los resultados, pues son su propio reflejo y consecuencia.

Marco Moreno Pérez

Académico Escuela de Gobierno Universidad Central

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