Mujeres, hijos y cárcel



Por Hna. Nelly León, presidenta Fundación Mujer Levántate

Johanna está privada de libertad por ser capturada vendiendo 2,5 gramos de marihuana. Le faltan 8 meses para cumplir su condena. Tiene un cáncer terminal y está en el hospital de la cárcel. Tiene 54 años, es pobre, analfabeta, nunca se hizo un PAP en su vida pues no sabe lo que es eso. Manipulada por un marido drogadicto, utilizada como mano de obra por su padre. Catalogada con retardo mental en su infancia; un diagnóstico dudoso si se tiene en cuenta que nadie aprende a leer a golpes, ni menos si no te dan tiempo para hacer las tareas, porque la artesa está llena de ropa sucia y solo tienes 7 años.

Ante la situación de Johanna, se concertaron la Fiscalía, la Defensoría y Gendarmería, para pedir su libertad al Poder Judicial, a fin de que pudiera morir en su casa. Hace unos días, el juez negó esa libertad.

El gran sufrimiento de las mujeres en la cárcel, más que la pérdida de la libertad -que por lo demás es bien precaria en las vidas de extrema pobreza– es el dolor por la separación de sus hijos. Cuando una mujer cae en la cárcel, son los hijos los que sufren las peores consecuencias, ya que quedan al cuidado de algún amigo, vecino, o, en el mejor de los casos, de una abuela, y expuestos a caer en la droga o la delincuencia. Y la tercera condena que reciben estas mujeres es la social. Como todos saben, no solo es muy difícil encontrar trabajo con los “papeles manchados”, sino que además se les niegan todas las posibilidades de participación social.

Hoy se encarcela por muchos años a mujeres que han delinquido por primera vez y que no son reincidentes. Hacemos un llamado a las autoridades a mirar las experiencias internacionales de penas alternativas a madres con hijos y embarazadas, que se hace urgente incorporarlas en nuestro Código Penal. Según las Reglas de Bangkok de las Naciones Unidas, se establece que “cuando sea posible y apropiado se preferirá imponer sentencias no privativas de libertad a embarazadas y mujeres que tengan niños a cargo, y se considerará imponer sentencias privativas de libertad si el delito es grave o violento o si la mujer representa un peligro permanente, pero teniendo siempre presente el interés superior del niño o los niños, y asegurando, al mismo tiempo, que se adopten disposiciones apropiadas para el cuidado de estos.

Actualmente existe un proyecto de ley ingresado en enero de 2018 a la Cámara de Diputados, sin urgencia, que modifica el Código Penal, para incorporar como circunstancia atenuante de la responsabilidad penal el hecho de que el delito haya sido cometido por la madre de un menor de 14 años de edad. Creemos que ha llegado el momento que, como sociedad, iniciemos el debate de penas alternativas a la prisión para las mujeres, con foco especial en aquellas que tienen hijos menores o están embarazadas.

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