Nueva gobernabilidad



Por Eugenio Rivera, Fundación Chile 21

Mientras el mundo y la mayoría de la ciudadanía mira con esperanza el trabajo de la Convención Constitucional (CC) y la rápida renovación de la izquierda, columnistas buscan crear una imagen catastrófica del proceso político afirmando que Chile se desliza hacia la ingobernabilidad. La realidad, sin embargo, es muy distinta. El 18-O (culminación de más de 15 años de movilización ciudadana) y los sucesos siguientes dejaron en evidencia que la Constitución del 80, el sistema político surgido en el contexto de la transición y el modelo económico vigente eran incapaces de asegurar el desarrollo y la gobernabilidad del país.

Como contrapartida, desde el acuerdo del 15-N, el país está generando las bases para una gobernabilidad democrática plural e inclusiva. El apoyo del 80% de la ciudadanía a una nueva Constitución, a una CC totalmente elegida, ampliamente representativa de la diversidad del país y la elección de más de 2/3 de constituyentes partidarios de una nueva Carta Fundamental son claras señales de lo equivocado de las voces que hablan de una sociedad polarizada.

Es comprensible pero injustificable que la derrota sufrida por la derecha en diversas elecciones lleve a muchos de sus integrantes a restarse del trabajo y disparar contra la CC, aprovechando dificultades propias de una institución que comienza a trabajar. Algunos sectores liberales caen en el juego al contraponer el funcionamiento de la CC con la representación ideal de un debate académico. La CC es la instancia que debe echar las bases para un nuevo pacto constitucional, lo que implica una difícil deliberación. Pese a estas dificultades se impone el diálogo, se avanza rápidamente en el reglamento y en la conformación las comisiones temáticas. Está, además, en construcción una mayoría por sobre los dos tercios que asegura la gobernabilidad de la CC.

En el ámbito presidencial se echan también las bases de una nueva gobernabilidad al consolidarse el Frente Amplio y una coalición, Apruebo Dignidad, abierto al diálogo y capaz de construir mayorías, que reconociéndose en la tradición de la izquierda ha logrado conceptualizar los desafíos que enfrenta Chile y la humanidad (la crisis climática y de la sociedad patriarcal, las amenazas antidemocráticas, la necesidad de una gobernanza plural del cambio tecnológico) la forma como interactúan y se retroalimentan y levanta una propuesta (que sin duda es necesario profundizar) capaz de abordarlos. Se trata de una propuesta transformadora potente, que implica exigencias mayores para quienes han controlado la economía nacional (mayores aportes tributarios, una adecuación de la producción a las exigencias de la crisis climática y una nueva relación con los trabajadores y los consumidores), pero que abre también oportunidades inéditas a la creatividad empresarial.

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