Por Carolina SchmidtPandemia ambiental

Estamos atravesando una crisis planetaria de una proporción que no habíamos visto en décadas. Nos duele cada una de las pérdidas de vidas generadas por el Covid-19. Y hoy, nuestra primera prioridad es proteger la sociedad del coronavirus y prevenir su propagación, cuidar los empleos y los ingresos de las personas. Pero nuestra respuesta a mediano y largo plazo debe abordar la crisis que enfrenta el planeta y que afecta no solo a la naturaleza, sino que al bienestar humano: la pérdida de biodiversidad y el cambio climático.
El origen de esta crisis sanitaria está en la transmisión de enfermedades desde animales a los seres humanos. Diversos factores están detrás de esta problemática: deforestación, cambios en el uso del suelo, cambio climático, y comercio ilegal de especies silvestres. Por todo esto, solicitamos a Ipbes, la plataforma científica más importante del mundo en biodiversidad, para que apoyada en la mejor ciencia a su disposición, efectúe recomendaciones de políticas públicas para prevenir futuras pandemias y proteger tanto a las personas como a la naturaleza.
Lo sucedido nos va dejando mensajes que nos deben ayudar a replantearnos el cómo nos relacionamos con la fauna, la forma que conservamos nuestros ecosistemas, y la protección de los bienes y servicios que la naturaleza nos provee, y que nos protegen de pandemias como la que estamos viviendo. En el último tiempo, hemos sufrido enfermedades zoonóticas, entre ellas el A(H1N1), SARS, y Ébola, enfrentamos los incendios en la Amazonía y Australia, la megasequía que nos afecta en Chile, y el proceso mundial de extinción masiva de especies. Es claro, estamos presionando a la naturaleza con consecuencias dañinas, y no cuidar al planeta es no cuidarnos a nosotros mismos.
El coronavirus, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático son todos ejemplos de crisis mundiales con un eje común: el daño al medio ambiente. Todas exigen soluciones globales. Todas nos demandan aprender de las catástrofes económicas y sanitarias para enfrentar con determinación los desafíos que presenciamos y otros que vendrán. No mañana, hoy es tiempo de invertir en nuestro futuro como sociedad y avanzar decididamente en soluciones comunes. En un escenario como el actual, se hace aún más necesaria la creación de un servicio de biodiversidad y áreas protegidas para cuidar nuestro patrimonio natural y gestionar de mejor forma nuestra biodiversidad, además de desarrollarnos hacia una verdadera economía circular y avanzar a paso firme a la carbono neutralidad.
No existe verdadero desarrollo si no es sustentable. Debemos mantener una agenda ambiental prioritaria para progresar a un manejo responsable de nuestros recursos en armonía con el medio ambiente. Solo ese camino nos permitirá mejorar la calidad de vida de las personas, garantizando nuestra prosperidad como humanidad y el bienestar de nuestra casa: el planeta.
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