¿Reforzamiento, nivelación o desarrollo de habilidades?



Por Patricio Felmer, académico e investigador CIAE y CMM U. de Chile, director Iniciativa ARPA

El año 2020 será recordado como un año excepcional en la educación. La incertidumbre fue la tónica y también lo fue el despliegue de creatividad y trabajo colaborativo de las comunidades escolares. Este 2020, lejos de ser un año para olvidar o un año perdido, es un año donde nuestro sistema educativo dejó al descubierto las grandes inequidades y donde se puso en marcha una transformación sin precedentes. Es desde el 2020 que debemos construir nuestro futuro educacional, en el cual se deben profundizar las políticas para hacer realidad una educación de calidad para cada niño, niña y joven de este país, y donde el desarrollo de habilidades que prescribe el currículo nacional y que exigen los cambios culturales que vivimos como sociedad se hagan una realidad.

En el mes de mayo, el Ministerio de Educación publicó, a través de la Unidad de Currículo y Estándares, un ajuste a las bases curriculares vigentes, con un currículo priorizado, en el cual se definen los contenidos esenciales que regirán para 2020 y 2021, manteniendo las habilidades y actitudes vigentes, sin cambios. Este currículo priorizado da señales importantes al sistema educacional, en cuanto a que en esta emergencia se pueden postergar algunos contenidos, pero no el desarrollo de habilidades y actitudes. En esta dirección, diversas instituciones de investigación y de apoyo al sistema educacional han manifestado la importancia de los aspectos socioafectivos de los estudiantes y el desarrollo de habilidades para enfrentar este mundo cambiante.

Ante la expectativa de la vuelta a clases, que porfiadamente se demora como se demora la retirada de la pandemia, surgen preguntas sobre qué hacer cuando los estudiantes se reintegren a clases presenciales. Claro, tenemos un gran problema, pues nuestro sistema educacional no ha podido asegurar a todos los estudiantes educación de calidad, peor aún, sabemos que un porcentaje importante de ellos no ha recibido educación, porque la escuela no ha podido llegar, por sus precarias condiciones de acceso a la tecnología y por las condiciones específicas de los hogares.

¿Reforzamiento o nivelación para estos niños, niñas y jóvenes que han quedado atrás en este proceso? ¿Largas guías de contenidos paso a paso o extenuantes jornadas los sábados hasta que se pongan al día?

No, las preguntas son otras para cuando regresemos a la presencialidad: ¿No será mejor apostar por las habilidades, por el trabajo colaborativo, la comunicación oral y escrita, la resolución de problemas y el pensamiento crítico? ¿No será mejor apostar por actividades desafiantes para todos y todas, en las propias asignaturas, desarrollar el trabajos en grupos que tanto se ha echado de menos, trabajos en grupos elegidos al azar, sin separar a los que se conectaron y los que no pudieron, para que así fortalezcamos los aspectos socioafectivos en el aula y desarrollemos las habilidades?

Estos meses no han sido perdidos, nos han puesto en cuestión a todos. Han puesto en duda nuestras convicciones, nuestras formas de trabajo, nuestros contenidos atomizados clase a clase y nuestros logros. Hay grandes tareas que la pandemia nos pone a todos. Las autoridades deben tomar nota, nuestro sistema educativo sigue siendo muy injusto, nuestro país debe hacer mucho más para dar las mismas oportunidades a todos. Los directivos escolares deben tomar nota, la vuelta a clases no es para que los niños y niñas retomen su posición de islas en la clase. Los docentes deben tomar nota, hay que dar espacio a los estudiantes, ceder el protagonismo en la clase, ponerse al final de la sala para observarlos, preparar actividades desafiantes para que las trabajen en grupo, para que los estudiantes desarrollen sus habilidades. Nosotros también tenemos que tomar nota, desde la universidad y desde los centros de investigación, ya no somos los expertos y los que sabemos.

El 2020 no ha sido un año perdido, demos espacio a los cambios que esta pandemia nos exige.

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