Relaciones Emiratos Árabes Unidos - Israel



Por Isaac Caro, académico Departamento de Política y Gobierno Universidad Alberto Hurtado

Dos hitos históricos han tenido lugar durante el mes de agosto de 2020 en el Medio Oriente, con consecuencias que pueden ser importantes para toda la región. El 14 de agosto, con la mediación de Estados Unidos, se alcanzó un acuerdo entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, convirtiendo a este Estado en el tercero del mundo árabe en reconocer al Estado judío. Anteriormente, solo Egipto y Jordania habían dado este paso, lo que condujo a tratados de paz bilaterales entre Israel y aquellos países árabes en 1979 y 1994, respectivamente. En segundo lugar, como consecuencia del reconocimiento anterior, el 31 de agosto se realizó el primer vuelo oficial entre Tel Aviv y Abu Dabi, operado por la línea aérea israelí El Al. Es llamativo destacar que en este vuelo la compañía israelí debió sobrevolar espacio aéreo saudita y, a pesar de no existir ningún acuerdo oficial entre Israel y Arabia Saudita, Riad permitió la apertura de su espacio a El Al.

¿Cuál es el contexto en que se desarrollan estos acontecimientos? Este acuerdo se registra en momentos en que existe una paralización absoluta en el proceso de paz entre Israel y Palestina, con crecientes posiciones de rechazo a la paz en ambos lados. De parte Palestina, el movimiento Hamas, considerado como terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros, gobierna en la franja de Gaza desde 2007 y busca la destrucción de Israel. Del lado israelí, el gobierno de Netanyahu, en el cargo desde 2009, ha concretado, como parte de su política, aumentar los asentamientos judíos en la Cisjordania, y declarado sus intenciones de anexar partes de esta zona que corresponderían al Estado palestino.

A lo anterior, se suman a nivel regional diversos enfrentamientos entre Irán y Arabia Saudita, los que representan las dos principales ramas del islam, por alcanzar mayor influencia en Yemen, Irak, Sira y Líbano. Asimismo, Israel se enfrenta al movimiento Hezbollah, que recibe apoyo iraní, en su frontera norte con el Líbano y en la frontera con Siria en los altos del Golán. Por lo tanto, el acuerdo que comentamos se da en un marco de fuertes convulsiones en toda la región, lo que incluye enfrentamientos entre fuerzas chiitas y sunnitas, así como entre fuerzas israelíes y los movimientos Hamas y Hezbollah, sin olvidar las guerras civiles de Siria y Libia.

¿Cuáles son sus consecuencias regionales? A partir del contexto arriba indicado, se pueden deducir algunas de las consecuencias más importantes del acuerdo entre Israel y los Emiratos. La primera, y más sustantiva, es que ambos tienen en común un enemigo representado por Irán. En efecto, Israel comparte con los Emiratos, así como con Arabia Saudita y con los otros cuatro Estados Árabes del Golfo Pérsico (Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar), los temores de un mayor involucramiento de Irán en el Medio Oriente. Estas aprehensiones parecieran acrecentarse luego del retiro de Estados Unidos del Acuerdo 5+1 sobre el programa nuclear iraní, que buscaba limitaciones y salvaguardas del programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones a Teherán.

En este sentido, dada la percepción de un enemigo común, es posible vislumbrar que otros Estados árabes se sumen a un acuerdo con Israel, pudiendo ser alguno de los del Golfo o bien otro de la región, como Sudán. Aunque Arabia Saudita ha señalado que no pactará con Israel en tanto no exista una solución al problema palestino, el haber abierto su espacio aéreo es sin duda un hecho sugerente. Con todo, la posición oficial de Riad es la mantenida desde el año 2002 por la Liga Árabe: reconocimiento de los Estados árabes a Israel a cambio de su retirada de los territorios ocupados en la guerra de 1967. No obstante, los hechos cambiantes en el Medio Oriente y, en particular, un mayor deterioro o incidente en la relación de Riad con Teherán, podrían eventualmente producir un cambio en la posición oficial saudita. Un segundo factor significativo de mencionar es la existencia de información, procedente especialmente del gobierno de Estados Unidos, que señala que el acuerdo alcanzado conllevaría la suspensión por parte de Israel de cualquier acción unilateral que suponga una anexión de partes del territorio palestino de la Cisjordania.

En suma, por un lado, se pueden vislumbrar los beneficios -económicos, políticos, culturales- de este acuerdo para la región, que se abren sobre todo en el campo del turismo, o en el de la energía, a partir de dos actores económicos importantes del Medio Oriente. Sin embargo, por otro lado, hay que señalar que solo una paz comprehensiva, que incluya negociaciones directas entre Israel y Palestina, sobre la fórmula de la existencia de dos Estados, será fundamental para construir un nuevo Medio Oriente en donde impere la estabilidad, la seguridad y la confianza mutua.

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