Opinión

Secuestros, ¿qué hacer?

SEÑOR DIRECTOR:

En lugar de publicitar el negocio del secuestro, comunicando en públicas ruedas de prensa montos y modalidad del pago de rescates millonarios, los exponentes del gobierno deberían preocuparse de poner rápidamente un freno a este terrible delito.

Cuando entre los años 70 y 80 del siglo pasado, en Italia el terrorismo político y la delincuencia común empezaron a buscar financiar sus actividades delictivas con los secuestros de empresarios y personas notoriamente adineradas (fueron casi 500 personas), se procedió a emanar una ley que congelaba todos los bienes muebles (cuentas corrientes bancarias, acciones, etc.) e inmuebles (bienes raíces y propiedades en general) de la familia del secuestrado. Además, se casi duplicaron las penas para los secuestradores y se creó un equipo investigativo especializado. Con la masiva comunicación de estas iniciativas legales y su inapelable aplicación, los delincuentes dejaron el secuestro de personas: demasiado riesgoso y poco remunerativo.

Alessandro Bottino

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