8 mitos sobre el uso de protector solar

La evidencia científica cada día nos comprueba que muchos de los clásicos mitos respecto a la fotoprotección en realidad no son ciertos. Desde que broncearse es bueno para la salud hasta que la protección solar diaria evita que la vitamina D se active, entre otros que aquí desmitificamos.




Estamos ad portas del verano y el cambio de temperatura ya nos permite disfrutar de la playa, vestir con ropa más fresca, disfrutar de los días soleados y organizar paseos al aire libre. Si bien cuidarse del sol debiera ser un hábito de todo el año, en la época estival hay que extremar las medidas de protección.

Para Claudio Martínez, químico farmacéutico y responsable científico La Roche-Posay, tomar sol otorga muchos beneficios, desde incidir en el estado de ánimo hasta procesos bioquímicos esenciales. “Entre estos procesos está la activación de la molécula de la vitamina D, que cumple un rol importantísimo en nuestro organismo en términos de nuestro sistema óseo e inmunológico”.

Pero la exposición solar también provoca riesgos en la salud de la piel, debido al fotoenvejecimiento y a las modificaciones celulares que la radiación provoca en la misma. “Por suerte, gracias a la investigación científica, desde la dermocosmética hemos podido lograr formulaciones con acciones cada vez más eficaces y específicas, que a través de la evidencia clínica han demostrado protegernos de dichos efectos dañinos sobre la piel, sin afectar los beneficios de tomar sol”, agrega el experto.

Al ser tan perjudiciales los efectos de los rayos solares sobre la piel y el organismo, es que se vuelve vital contar con información certera y clara sobre qué cuidados tomar. Por eso, es importante desmitificar ciertas creencias que nada tienen que ver con el cuidado de nuestra piel en verano. Acá alguna de ellas:

Mito 1: Broncearse es bueno para la salud

Realidad: El bronceado es un mecanismo de defensa de la piel contra los efectos nocivos de la radiación ultravioleta.

Mito 2: El bronceado protege del sol

Realidad: Un bronceado intenso proporciona a una persona de piel clara una escasa protección (equivalente a un FPS 4).

Mito 3: En los días nubosos no es necesario protegerse

Realidad: Más del 90% de la radiación UV puede atravesar las nubes poco densas. La dispersión de la luz por la neblina puede producir un efecto similar a la reflexión y llegar a aumentar la exposición a la radiación.

Mito 4: La exposición solar solo es peligrosa en verano

Realidad: La exposición solar es especialmente intensa en verano, pero deben tomarse precauciones todo el año, especialmente en primavera, cuando las temperaturas son bajas, ya que la piel está más blanca y la radiación solar es más intensa de lo que parece. También es importante protegerse en invierno en altitudes elevadas y en presencia de nieve.

Mito 5: La aplicación de una crema protectora permite tomar sol más tiempo

Realidad: La aplicación de fotoprotectores no debe tener la finalidad de aumentar el tiempo de exposición solar, sino la de aumentar la protección cuando esta es inevitable. La eficacia de los fotoprotectores dependerá enormemente de que se siga una pauta correcta de utilización.

Mito 6: Alternar la exposición directa con estancias bajo la sombrilla evita las quemaduras solares

Realidad: La exposición solar es acumulativa a lo largo del día. La arena y el agua reflejan la radiación solar, por lo que permanecer bajo una sombrilla no protege totalmente de los rayos solares.

Mito 7: El aumento de la temperatura de la piel permite identificar exposiciones excesivas

Realidad: Los daños solares debidos a exposiciones excesivas se deben a la radiación UV, que es imperceptible. El efecto térmico se debe a la radiación infrarroja y no a la UV.

Mito 8: El uso de fotoprotección evita que la vitamina D se active en el organismo

Realidad: Estudios clínicos han demostrado que el uso de fotoprotección permite la síntesis de vitamina D y al mismo tiempo evita los efectos dañinos de la radiación. “Existe información contradictoria y controversial respecto a la síntesis de vitamina D y si los fotoprotectores pueden disminuirla o no, debido a que un alto porcentaje de la población presenta niveles reducidos de vitamina D. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que el uso de fotoprotección diaria no compromete la síntesis de vitamina D, incluso cuando se aplica en condiciones óptimas”, explica Vanessa Calderón, químico farmacéutico y responsable científica Vichy.

Cuidados obligados en verano

Son muchas las personas que por estos días quieren broncearse, sin embargo, el riesgo al que se somete la piel con esta práctica puede tener graves consecuencias, que van desde el envejecimiento y pigmentación de la piel hasta el desarrollo de un melanoma o cáncer de piel. Es por esto que la exposición a los rayos solares debe hacerse con moderación y adoptando las medidas de protección adecuadas para minimizar los efectos negativos de los rayos solares, tales como:

  • Usar productos de protección solar, ya que utilizan ingredientes cosméticos y los denominados filtros solares. Estos últimos tienen la capacidad de reflejar, absorber o dispersar los rayos solares, permitiendo una exposición solar más prolongada y con menor riesgo.
  • Cuanto más alto esté el sol en el cielo, mayor será la radiación UV. Es por esto que hay evitar la exposición directa al sol durante las cuatro horas alrededor del mediodía, entre las 12 y las 16 horas, ya que se recibe el 60% de la radiación UV diaria.
  • El uso de productos fotoprotectores se debe extender a todos los días del año y como mínimo, media hora antes de exponerse al sol. Cabe mencionar que, al aplicar el producto, la piel debe estar seca y que se debe reaplicar el producto siempre que sea necesario, dependiendo de la actividad a realizar, pero jamás exceder las 2 o 3 horas.
  • Las embarazadas deben evitar la exposición al sol, así como los menores de 2 años.
  • También se tienen que utilizar fotoprotectores labiales con un índice alto de protección UV, ya que la piel en esta zona del cuerpo es muy frágil.
  • Potenciar las medidas protectoras con el uso de sombreros, sombrillas, anteojos y prendas de vestir con filtro solar o confeccionadas con tejidos naturales que permitan una fácil transpiración.
  • Evitar las pulverizaciones de agua si se va a tomar sol, ya que, además de eliminar el fotoprotector, las gotas de agua que quedan sobre la piel actúan como si fuesen una lupa y amplían los efectos negativos de las radiaciones.

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