Volví a cocinar para mis hijos

"Aprendí de chica a cocinar porque mi mamá es una súper buena cocinera, sobre todo de repostería. Vengo de una familia de inmigrantes alemanes y ella cocinaba cosas dulces para su familia como una forma de demostrarnos cariño. Por eso en mi casa siempre había galletas, kuchen, berlines o strudel de manzana.
Yo nunca fui muy entusiasta de la cocina, pero la observaba y sin querer queriendo, aprendí de ella. De grande cocinar se transformó más en un trámite más que un placer y cuando lo hacía era por una cosa práctica. También por razones prácticas me alejé de las ollas y las recetas. Con el trabajo y la rutina no me quedaba tiempo para eso, y mucho menos para preparar dulces como lo hacía mi mamá.
Volver a reencontrarme con la cocina durante la cuarentena ha sido un regalo. Al principio fue difícil, porque no tenía este apego que mucha gente sí tiene, pero de a poco lo he ido disfrutando. Me he ido dando cuenta de que mis hijos están muy contentos con lo que preparo porque les recuerda a los sabores de los dulces que les prepara la abuela en el sur. Y me siento contenta, con el corazón lleno, porque los sabores realmente son muy parecidos a los que probaba cuando cocinaba mi mamá siendo una niña".
Ingrid Brandt (41) es mamá de dos y vive en Concepción.
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