Paula

Funcionaria pública: "Sentimos que el Estado no nos está cuidando"

Tras la decisión del gobierno, este lunes miles de funcionarios del sector público tuvieron que transportarse a sus oficinas y terminar con las medidas de teletrabajo que se establecieron hace un mes. Mientras la curva de contagios se dispara, Constanza Valenzuela (28), funcionaria del Ministerio de Educación, habla sobre sus temores y qué significa para ella y sus compañeros tener que retornar. "Nos toman de ejemplo para volver a la normalidad", dice.

plan retorno

"Hoy fue muy extraño volver a mi oficina. Llevaba un mes en confinamiento en mi departamento, había salido muy poco y no sabía cómo estaban las calles. Me puse mascarilla y me preparé sicológicamente para enfrentar lo que fuera. Vivo en Estación Central y la unidad del ministerio de Educación en donde trabajo hace cinco años queda en Lo Barnechea, así que tengo que tomar metro y un bus de acercamiento. Por suerte aún no hay tanta gente en las calles, pero no dejo de pensar en que todos los días tendré que atravesar Santiago, y que además el sector oriente de la capital es el que concentra la mayor cantidad de casos con Covid-19.

Al llegar a la oficina, todo estaba como si no hubiera pasado nada. Nos dijeron que iban a garantizar la seguridad y que se tomarían precauciones, como medirnos la temperatura al entrar. En en nuestro primer día, esto no se cumplió. Tampoco nos han pasado mascarillas, no hay instructivos y solo tenemos un par de dispensadores con alcohol gel, que fue iniciativa de nuestro equipo.

La decisión del gobierno nos tomó por sorpresa. No esperábamos volver y menos en estas condiciones. Cuando el viernes 17 de abril nos llegó el correo de la jefatura avisándonos, no entendíamos nada. ¡Estábamos funcionando bien desde la casa! Mi primera reacción fue de rabia. Me costó asumir la realidad y estuve todo el fin de semana, hasta el último momento del domingo, esperando a que nos llegara un correo en el que se nos informará que había cambiado la decisión, pero fue al contrario: llegó uno que la confirmaba.

Ha habido mucha improvisación. Teníamos entendido que el retorno sería gradual entre abril y mayo y la información ha ido mutando, entre lo que dice la prensa, el gobierno y nuestros jefes, que nos citaron a venir a última hora, sin razones de peso y sin un plan de retorno. Soy parte de ANEF (Agrupación Nacional de Empleados Fiscales) y el llamado fue a no presentarnos en las oficinas, pero muchos vinimos igual por miedo a que nos descuenten días porque para el estallido social, cuando nos fuimos a paro, hubo consecuencias. Hay poco espacio para negociar y mucho miedo a perder el trabajo en plena crisis.

En mi unidad somos 200 personas, y eso significa que 200 familias van a dejar de estar en cuarentena. Por suerte en nuestra oficina no estamos hacinados y podemos hacer distanciamiento social, a diferencia de otros edificios, donde los puestos están a menos de un metro de distancia. Pero eso no basta: como joven me siento propensa a transportar el virus y en mi trabajo hay muchas personas, sobre todo mujeres entre 60 y 65 años, que son parte del grupo de riesgo.

Sé que como funcionarios públicos estamos un poco más expuestos y que tenemos una responsabilidad mayor que los trabajadores del sector privado porque garantizamos que funcionen los servicios, pero en este contexto es contradictorio porque se supone que como Estado deberíamos resguardar la seguridad de las personas. Y yo no siento que lo esté haciendo cuando salgo de mi casa.

Quieren echar a andar la máquina y nos toman como ejemplo para volver a la normalidad, porque el sector privado también comenzará a hacerlo. Lo más responsable sería evaluar los diferentes casos y tratar de que casi todos los trabajos sigan desde la casa, pero deciden lo contrario justo cuando se acerca el peak de la pandemia.

Ya comprobamos que podemos trabajar desde la casa, aunque creo que es importante poner límites. Debe haber más confianza y autonomía hacia los trabajadores y se debe entender que si estamos en casa, obviamente hay otras labores que atender. Siento que con el teletrabajo se extiende el horario: hay que estar disponible a toda hora, nos llegan mensajes en la noche o durante el fin de semana y constantemente nos piden informes que evidencien los avances, lo que toma tiempo extra.

Actualmente los trabajadores públicos estamos en lucha. Tenemos que apuntar a organizarnos entre nosotros para mejorar nuestras condiciones laborales, incluyendo las de teletrabajo y también pensar en el bienestar común. Es importante tomar decisiones colectivas, porque estamos en una situación compleja, con miedo a perder nuestros empleos. Pero la colectividad nos da un respaldo. De ninguna forma podemos normalizar la realidad de volver a las oficinas sin tensionar nuestros espacios y denunciar que no se están tomando las medidas para garantizar nuestra seguridad y la de la población".

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