El emprendimiento que transforma el aire en agua potable para frenar la sequía

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Lo que nació como un proyecto para mejorar la salud de su hija, se transformó en una startup que entrega de nueve a 28 litros de agua purificada por día. Sin sodio, conservantes, metales o químicos añadidos. Una solución hídrica del ingeniero forestal Héctor Pino, pensando en la sequía que enfrenta el país.


La sequía en Chile vive su período más complejo de los últimos 60 años. Un dato: 156 de las 345 comunas del país presentan riesgo de desertificación, afectando al 38% de la población -según datos entregados por Conaf- y provocando la muerte de animales, pérdida de cosechas y, por cierto, la falta de agua potable en comunidades.

El ingeniero forestal Héctor Pino, ingeniero forestal de profesión, ha vivido de cerca los problemas por el agua desde los años 90. Por eso hubo algo personal en su esfuerzos por crear una máquina de uso doméstico, posible de ser instalada en zonas remotas y que transforma por condensación el aire en agua potable, a bajo costo. Una idea que surgió por un tema familiar.

“La iniciativa nace por una enfermedad de mi hija. Ella nació con una inmadurez en su sistema urinario, lo que la obligó a tomar antibióticos por casi 10 años todos los días, con las consecuencias que eso implica”, devela Héctor Pino. “Investigando, descubrí que hay tipos de agua purificada que ayudan a la salud”, añade. La tecnología, que ya existía a nivel militar, la transformó para uso hogareño, ayudando de manera paliativa a su primogénita.

En 2013, y tras ver como su hija mejoraba su estado de salud, decide unirse al diseñador Alberto González y al ingeniero naval Carlos Blamey para expandir esta solución bajo el nombre de FreshWater, empresa dedicada a entregar agua purificada de calidad.

Para Héctor Pino, el problema es multidimensional y, según su experiencia, no es una realidad que viva solo el norte, “incluso en puntos del sur, como Temuco, la gente de la municipalidad nos decía que afuera de la ciudad hay comunidades que no tienen agua ni luz, pese a tener una sanitaria”.

En palabras simples, el sistema de FreshWater acelera el ciclo natural del agua, capturando la humedad ambiental y generando una nube en su interior. Usando múltiples filtros, la tecnología empleada permite la generación de agua purificada, de altos estándares de calidad, con niveles mínimos de humedad y bajo consumo de energía. Un sistema “plug & play”, con piezas fáciles de cambiar y de encaje para que los usuarios puedan responder ante alguna falla a bajo costo.

En 2014 el emprendimiento social de Pino fue apadrinado por Socialab, orientando al equipo a postular a Start Up Chile, dando inicio a la cadena de fondos que han recibido, recursos utilizados en innovación y desarrollo tecnológico. Bajo un formato doméstico, y que está en constante evolución, el profesional comenzó con un prototipo “Frankenstein”, que fue probado en primera instancia en Petorca y La Ligua, pero según lo visto “no prendió”, ya que el problema energético era mayor al hídrico en ese momento. Fue en Cachiyuyo, ubicada en la Región de Atacama, donde consiguieron su primer caso de éxito.

El milagro del norte

Para Héctor Pino sigue siendo un momento importante. A inicios de 2014, con un aluvión en sus espaldas en plena instalación, el equipo de FreshWater pudo dar solución hídrica frente a la compleja situación que vivían. Pese a los problemas, Cachiyuyo es el primer caso de éxito para FreshWater.

“Los vecinos creyeron en nosotros y nos apoyaron en la implementación”, recuerda el ingeniero Héctor Pino. Instalando una máquina en un jardín infantil, la purificadora entrega agua a siete niños y tres adultos, pero además ayuda a otras 80 personas del pueblo. Bajo un proceso comunitario y de co-creación con la comunidad, los líderes de Cachiyuyo comprenden cómo funciona el aparato, adaptado a sus necesidades.

Un punto clave para el desarrollo de FreshWater es que antes de dejar la purificadora, el equipo se instala a vivir para comprender los hábitos culturales de la zona, conversando con sociólogos y trabajadores sociales. Tomar agua en Chiloé no es lo mismo que en Antofagasta.

Esta fuente permanente de agua proporciona, con un uso eficiente de la energía, de nueve a 28 litros de agua purificada por día, sin sodio, conservantes, metales o químicos añadidos. En la localidad nortina, gracias a ella, lograron generar un 82% de ahorro promedio en compra de agua mensual, un 80% de ahorro mensual en combustible por traslado de agua y un 28% de incremento en la asistencia de niños a las escuelas rurales y jardines infantiles.

“Fue un tema que nos impactó mucho, porque tuvimos que aprender a desarrollar una metodología para poder introducir la tecnología en zonas remotas o comunidades rurales. No es decir ‘toma el computador’ y nos olvidamos”, aclara Héctor Pino.

Respecto a lo que significa para su creador este primer paso, asegura que “queríamos demostrar que con un sistema micro podías atender a mucha gente, no necesitas la macro solución para resolver un problema, menos en zonas rurales de nuestro país, porque la gente no es asidua a máquinas estilo ‘La guerra de las galaxias’. Ellos necesitan soluciones simples para su condición”, dice el ingeniero.

El mismo Pino explica: “Tenemos comunidades diversas, hay estacionalidad y las microsoluciones ayudan. No es necesario gastar 3 mil 500 millones en una planta desalinizadora para resolver un problema o esperar 5 a 6 años para que les construyan un pozo. Al menos tengo soluciones para que tengan agua para beber o cocinar”.

El futuro de la sequía

FreshWater ha sido premiado por diversas revistas y organizaciones de Chile y Latinoamérica. El éxito del emprendimiento social causa sentimientos encontrados a Héctor Pino, porque invariablemente la oferta siempre será menor que la demanda. Respecto a esto, se explaya: “El problema del acceso al agua es súper grave y necesitamos soluciones ‘One Shot’, de un solo disparo, que tú lo instales y luego ellos puedan arreglarlo. Nosotros no decimos que seamos un sustituto, pero es un complemento a la situación que te ayuda. Si están esperando el pozo, entreguémosle micro soluciones altiro a toda esta dispersión geográfica. Como a mi hija, le resolvimos la salud a ella paliativamente, mientras maduraban sus órganos”.

Pino es de la idea que la sequía es una “enfermedad crónica” y que el Gobierno debiera ser más proactivo. “Descubrimos que las macro soluciones son buenas cuando se les entrega a la comunidades. Si no, se pierden, porque nadie se hace cargo, nadie piensa en la posventa de esas soluciones. Hay que hacerlos partícipes de esto y que la comunidad se apropie de la tecnología, como si fuera de ellos desde siempre”.

Ante un escenario global en que 748 millones de personas no tienen acceso a agua potable de forma sostenida en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Pino sabe que formas de apalear existen, pero no el apoyo sostenido de instituciones. “Hay un abanico de soluciones hechas en Chile y no tienes que ir a Estados Unidos o Israel a buscarlas. La cosa es cómo las integramos y empezamos esta innovación tecnológica en lo social, ambiental y lo económico”, sintetiza el ingeniero.

El emprendimiento chileno ha llamado la atención en el mundo, llegando a enviar máquinas a Costa Rica, El Salvador, Dubai, India e incluso Canadá. En este último país, Pino admite que los sorprendió, luego de ser contactado por el pueblo originario de Yukón por la crisis hídrica que enfrentan.

La proyección internacional del emprendimiento los ha llevado a trabajar con gobiernos de Ecuador, Colombia y Sudáfrica. A ellos se cuentan aliados en Perú, Panamá y Ecuador, donde trabajan en busca de su “Cachiyuyo local”, trabajando con comunidades cercanas a Quito para convertirlo en un referente del país.

Actualmente, Pino y un equipo de ocho profesionales trabajan en desarrollar nuevos modelos y ampliar su alianza colaborativa para responder ante el problema de agua en forma conjunta con otras emprendimientos e instituciones: “Hemos integrado temas de reforestación, energía solar, eficiencia de riego para hacer más eficaz el proceso; proyecto paralelos juntando a todos quienes están trabajando”, afirma.

Además, crearon BrotEduca, organización dedicada educación de las comunidades beneficiados con un sistema purificador en temas de energía solar, agua, reforestación, reciclaje y ciencia, llevando a colegio un kit completo con todo lo necesario para el consumo de agua y material de estudio para explicar el cuidado del planeta.

Con la misión de seguir aportando en un problema global, Pino busca que más personas se unan a esta causa: ”La invitación a las empresas a acercarse, para llevar un proyecto que ayude a mejorar el país. Nos interesa un Chile con mejor calidad de vida”, dice el ingeniero forestal. Luego matiza: “Sabemos que este es un trabajo colaborativo, no es de solo un emprendedor sino de múltiples, ojalá empresas grandes, que puedan canalizar bien y que el Estado rompa las barreras contra la innovación social”.

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