Buenos Aires y su “lucha de clases”

Foto: AP

A un lado, el gobierno nacional del presidente Alberto Fernández y el gobierno de la provincia de Buenos Aires. Al otro, el gobierno de la ciudad de Buenos Aires. A un lado el Kirchnerismo; al otro, el macrismo. En el medio, los escolares y sus apoderados. El debate por la continuidad de las clases presenciales en la capital argentina en medio del recrudecimiento de la pandemia se ha alineado en gran medida con todo lo demás: determinados por lo que los argentinos llaman “la grieta”, aquella división binaria entre kirchneristas y antikirchneristas, extendida a prácticamente todo el espacio público. Y se juega no sólo en la negociación política y en la guerra de declaraciones públicas, sino también en los tribunales de justicia. Después que que el gobierno nacional decretara la suspensión de las clases presenciales en la ciudad tras el aumento de contagios, el gobierno local recurrió a un tribunal para disputar la validez de ese decreto. A su vez, el gobierno de Fernández recurrió a la Corte Suprema. Ahora, después de que ese tribunal se declarara competente, los escolares bonaerenses siguen asistiendo a clases en persona a la espera del fallo de la Suprema. Como telón de fondo, un país que ya supera los 60 mil muertos por covid y donde las cifras de contagios parecen lejos de ofrecer esperanzas en el corto plazo. ¿Cómo se ha politizado el debate sobre las clases presenciales en Buenos Aires? ¿Cómo se explican las posiciones en conflicto?