Política

El estilo Matthei que inquieta a Chile Vamos

Pese a que en la coalición muchas veces la personalidad más franca de la exalcaldesa ha sacado aplausos, el diseño de campaña que releva a “dos” Evelyn no termina de convencer.

Pablo Vásquez R.

El pasado 4 de junio, en su lanzamiento de campaña, la abanderada de Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli), Evelyn Matthei, dio cuenta de uno de los principales ejes de su relato para llegar a La Moneda. No solo se presentó su eslogan: “Valentía para gobernar, cercanía para escuchar”, sino también en la misma línea se mostró un video con las dos “versiones” de Matthei: una candidata con un lado más firme y otro más humano.

“Evelyn toca el piano. Matthei tiene mano dura con la delincuencia (…). A Evelyn le encanta podar el jardín. Matthei tiene mano dura con la corrupción”, narra una voz en off en el registro, dejando por primera vez en evidencia la decisión del comando de abrazar el estilo de la exalcaldesa, que hoy mantiene incómodos a varios en Chile Vamos.

Pese a que en la coalición muchas veces el estilo más franco de la exalcaldesa ha sacado aplausos, hoy son varios los que creen que algunas de sus intervenciones están pasando la cuenta. No han pasado desapercibidos episodios como el enfrentamiento con la ministra vocera (S), Aisén Etcheverry, después del anuncio de la modificación del penal Punta Peuco, y otros errores no forzados, tanto de Matthei como de sus voceros.

DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

En privado, algunos dirigentes aseguran que este tipo de impasses han dejado la sensación de una candidata impulsiva y desesperada, lo que -agregan- ha colaborado a que se vea una campaña más desordenada y sin un horizonte claro. Precisamente por eso, una de las últimas ideas que han planteado algunos en el comando es apuntar a la experiencia y reforzar un relato que plantee que “Evelyn sabe, Evelyn puede”.

Lo cierto es que, más allá de los episodios puntuales, el diseño de las “dos” Matthei no termina de convencer. El tema de fondo -explican- es que después de varios meses de campaña, para los que no están involucrados en las coordinaciones, pareciera que aún no está definido qué candidata se quiere mostrar.

En ese contexto, las comparaciones con el fallecido exmandatario Sebastián Piñera son inevitables. A diferencia de Matthei, el dos veces Presidente de la República era quien habitualmente -a través de documentos y minutas que salían directamente de su oficina- lideraba las coordinaciones junto a sus equipos y parlamentarios del sector.

Esa capacidad, dicen hoy en Chile Vamos, no la tiene Matthei, quien tiende a delegar muchas de las decisiones en sus asesores más cercanos. Reflejo de eso, por ejemplo, fue la determinación de inscribir su precandidatura en el Servicio Electoral (Servel), idea que fue levantada por su jefe de campaña, Diego Paulsen, quien con el paso de las semanas ha ido asumiendo un rol más protagónico.

Fuentes dentro del comando, en todo caso, desdramatizan las diferencias entre ambos liderazgos. Según explican, en los meses que lleva como candidata, Matthei ha privilegiado reposar ciertas decisiones en sus equipos y también en los tres partidos de Chile Vamos.

Así, si bien sí suele delegar muchas de las definiciones de campaña, al mismo tiempo le gusta escuchar a muchas de las personas que están involucradas y tiende a recurrir a las distintas instancias de su comando en busca de opiniones.

CARLOS ACUNA/ATON CHILE

Entre ellos, no solo están los presidentes la UDI y RN, Guillermo Ramírez y Rodrigo Galilea, respectivamente, sino también el propio Paulsen; su jefe programático, Juan Luis Ossa; su jefa de comunicaciones, Carla Munizaga, entre otros asesores, como Rodrigo Ubilla y Gonzalo Blumel.

Esta semana, incluso, Matthei sumó nuevos nombres a su comité político. Se trata de los senadores Luciano Cruz-Coke (Evópoli) y Juan Antonio Coloma (UDI) y la diputada Ximena Ossandón (RN). La instancia también está conformada por las directivas de Chile Vamos.

El problema de ese estilo se da, por ejemplo, en las reuniones que cada domingo sostiene Matthei con sus 11 voceros, instancia que -dicen- termina siendo tan amplia que las distintas bajadas comunicacionales no terminan de convencer, como ocurrió a inicios de esta semana.

Esto, cuando Paulsen fue consultado por el incremento del abanderado republicano, José Antonio Kast, en las encuestas de opinión. El exdiputado indicó que Kast estaba “estancado” en los sondeos, lo que si bien fue replicado por algunos voceros, algunos creen que es una frase que podría “envejecer mal”.

El tema comunicacional ha sido uno de los principales flancos de la abanderada. No solo los errores no forzados -dicen en Chile Vamos- hoy mantienen cuesta arriba la carrera presidencial, sino también la poca claridad para enfrentar esta nueva etapa de la campaña. “No hemos sabido responder al incremento de Kast”, dice un parlamentario del sector.

“Me están atacando de todos los lados. (…). Es como el patito en la kermés al que todo el mundo le apunta (…), pero es como lo que decían en El Quijote: deja que los perros ladren, es señal de que estamos avanzando”, planteó ayer Matthei en su visita a la Región del Biobío, respecto a la carrera presidencial.

Es ahí donde algunos aseguran que la exalcaldesa debería dar un paso al frente y tomar mayores resoluciones. Algo que, dicen, se arrastra desde que salió de la Municipalidad de Providencia para abocarse a la campaña.

LUIS QUINTEROS/PHOTOSPORT

Uno de los episodios que más lo representa -agregan- es el fracaso de la primaria en el sector, pues Matthei nunca fue capaz de fijar una postura clara al respecto, sino que siempre delegó la decisión a las colectividades. “Eso es algo que están viendo los partidos”, solía decir al ser consultada por la prensa.

Hay definiciones respecto de las alianzas políticas que en su propio partido, la UDI, no terminan de cerrar. Con las conversaciones estancadas y con exigencias de cupos parlamentarios por sobre las expectativas de Chile Vamos, en el gremialismo no entienden por qué Matthei se ha empecinado en cerrar una alianza con el Partido Demócratas.

Algunos lo entienden como un riesgo necesario que adopta la candidata para ampliar lo más posible su candidatura y emular la correlación de fuerzas que estuvieron detrás del Rechazo en 2022. Sin embargo, otros ven con distancia que la alianza termine alejando a la militancia de la UDI más “dura”, que no está dispuesta a aliarse con los antiguos miembros de la ex Concertación.

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