
Los años de cercanía de José Antonio Kast y Jaime Guzmán
El abanderado republicano conoció al fundador gremialista en su primer año de Derecho en la Universidad Católica, donde se transformó en uno de sus principales discípulos. Hoy se ha referido a él públicamente como un "amigo" y una de las principales razones por las que ingresó a la UDI, donde se mantuvo hasta 2016.

“Si Jaime Guzmán estuviera vivo, yo estaría en la UDI”.
Con esas palabras, ayer el abanderado del Partido Republicano, José Antonio Kast, buscó cerrar la polémica que la semana pasada abrió la secretaria general de su colectividad, Ruth Hurtado, al asegurar que el fundador y dirigente histórico de la UDI, Jaime Guzmán, si estuviera vivo, estaría militando en republicanos y votaría por Kast en la primera vuelta.
Sus dichos abrieron un flanco directo con el expartido del candidato presidencial. Y es que la dirigenta republicana aludió a la principal figura del gremialismo, símbolo de los primeros años de la colectividad y formador de varios dirigentes que hoy se mantienen en el partido, entre ellos el senador y coordinador político de Evelyn Matthei, Juan Antonio Coloma.
Lo cierto es para nadie es desconocido que en republicanos miran muy de cerca la figura del exsenador. Después de todo, la colectividad liderada por Arturo Squella nació a partir del descontento de varios dirigentes de la UDI, entre ellos Kast, con el devenir del partido, que consideraban se alejaba de sus principios fundadores, lo que terminó con su renuncia en 2016.
Por lo mismo, no es extraño que entre ambos partidos se disputen su imagen. De hecho, en enero Kast ya había asegurado que hoy Guzmán estaría militando en su partido: “Jaime Guzmán era una sola línea y se preguntaba ¿qué es la centroderecha? Están los videos de Jaime Guzmán haciéndose preguntas como esa. Identidad, claridad, liderazgo, eso claramente no está (en la UDI)”.
La relación del republicano con el exsenador -quien fue asesinado en 1991- se arrastró desde principios de los años 80. Según él mismo ha explicado públicamente, lo conoció en su primer año de Derecho en la Universidad Católica, donde empezaron sus acercamientos con el movimiento gremial.
En concreto, algunos recuerdan que fue en el marco de una charla donde Kast se acercó por primera vez a Guzmán. De ahí en adelante solo se fortalecería esa relación y el hoy republicano se transformaría en uno de sus principales discípulos.
El propio Kast ha definido al exsenador como un “amigo cercano” y una de las principales razones por las que llegó a militar en la UDI.
“Mi señora (María Pía Adriasola) fue alumna de Jaime Guzmán, yo fui amigo de Jaime Guzmán, al igual que varios grandes dirigentes de la UDI. Conocí cuál era su pensamiento, ustedes los pueden ver en muchas filmaciones que hay de su vida”, dijo ayer en una actividad al ser consultado por el impasse con la UDI.
En todo caso, antes de entrar a la universidad Kast ya conocía bien el nombre del exsenador. Así como Guzmán se transformó en el mentor de varios dirigentes gremialistas, en paralelo el hermano del republicano, Miguel Kast, también era una de las figuras claves del movimiento durante esos años, llegando a ser uno sus fundadores.
Ministro de la Oficina de Planificación Nacional (Odeplan) en 1978, ministro del Trabajo en 1980 y presidente del Banco Central en 1982, el hermano mayor del hoy candidato presidencial fue uno de los amigos más cercanos de Guzmán. Tanto así que, tras su fallecimiento en 1983 por un cáncer, Guzmán dio uno de los discursos en su funeral. Esas palabras hoy están grabadas en una placa en el memorial del exsenador.
En ese contexto, así como el nombre de Guzmán no era ajeno en la familia, el de Kast era un apellido más que conocido para el fundador del UDI. Por lo mismo, no fue una sorpresa que una vez en la Universidad Católica el republicano se transformara en uno de sus cercanos.
Así, en esa casa de estudios Kast se convirtió rápidamente en uno de los líderes del movimiento gremial. En 1988 -año clave para la derecha debido al plebiscito que definió la continuidad del régimen militar- asumió la tarea de disputar la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), donde perdió frente al abogado demócrata cristiano Patricio Zapata. Antes de eso, también ejerció como consejero superior.
En ese contexto, como dirigente estudiantil y en el marco de la campaña del Sí, llegó a aparecer en la franja televisiva de esa opción.
Ahora bien, su relación con Guzmán, ha explicado el propio Kast, no solo era política, sino también de mucha amistad. De hecho, conocida es la historia de que en 1991, unos días antes de que fuese asesinado, en el marco de su matrimonio con Adriasola, Kast recibió como regalo del senador una canasta llena de conejos, como símbolo de que formarían una gran familia.
Y es que era en la parte valórica donde más se acercaban ambos dirigentes. De hecho, ya con el asesinato de Guzmán, varios recuerdan que Kast fue uno de los que asumieron la tarea de mantener esos valores más tradicionales arraigados en la UDI. En la Cámara de Diputados, por ejemplo, fue uno de los principales opositores a la ley de divorcio.
Su quiebre con la UDI
En ese rol, Kast se transformó también en uno de los dirigentes clave de la UDI, convirtiéndose en mentor de varios militantes y hoy autoridades del partido como el senador Javier Macaya, la exdiputada María José Hoffmann, el exdiputado Arturo Squella, quien hoy preside republicanos, y el alcalde de Providencia, Jaime Bellolio.
El republicano lideraba en ese entonces el ala más dura del partido, intentando llegar a la presidencia del partido en dos ocasiones: en 2008 y 2010, perdiendo en ambas con el senador Juan Antonio Coloma.
Por esos años Kast ya manifestaba algunas dudas por el camino que estaba tomando el partido, apuntando en varias ocasiones a los coroneles -entre ellos Coloma-, la falta de renovación en el partido y a que se había perdido el corazón del proyecto de Guzmán
Sin embargo, lo que definiría su salida no se dio hasta seis años después. Esto, tras la decisión de prolongar el mandato de la directiva que en ese entonces lideraba Hernán Larraín.
“Cuando le negué a Hernán Larraín mi apoyo para que siguiera a la cabeza de la UDI, tenía la esperanza de que él y todos comprendieran que era una opinión política fundada en la convicción del comienzo de un nuevo ciclo y que, por tanto, no se trataba de un ataque personal (...). En mí se apagó la llama de esperanza de renovar la UDI. Porque creo que son estas “formas establecidas” las que han ido ahogando el “fondo” de la UDI“, dijo en su carta de renuncia al partido.
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