Pulso

Desafíos de nueva dirigencia de China

Noviembre fue el mes escogido para el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China. El evento, que se efectúa cada cinco años, implicó la total renovación de la plana mayor del liderazgo. A pesar de que en el plano económico muchas iniciativas ya fueron establecidas en el Duodécimo Plan Quinquenal, puesto en marcha en 2011, múltiples desafíos se abren frente a la que será la quinta generación de gobernantes. En momentos en que la economía global continúa sufriendo los embates de la crisis en la eurozona y la desaceleración de la mayoría de las economías industrializadas, tres son los temas de especial preocupación para el futuro inmediato de China: comercio exterior, mercado interno y medio ambiente. El año 2012 marcó el inicio de un cambio de tendencia en el crecimiento económico del país asiático. La demanda externa de productos chinos, de parte de sus principales socios comerciales, ha venido decayendo de manera sostenida y es poco probable una recuperación en el corto plazo. Esto ha hecho que se ponga cada vez más el acento en el consumo interno, evitando de paso la dependencia de grandes inversiones públicas que generalmente vienen acompañadas de deuda. La desaceleración ha significado también la necesidad de que las próximas autoridades estén dispuestas a encarar una serie de reformas relacionadas con el grado y la forma de participación del Estado en la economía. Para muchos analistas, tales reformas traerán un cambio fundamental en la estructura de producción china, colocando a la economía en una senda más sostenible, con capacidad de superar muchos de los problemas que actualmente entorpecen un mayor desarrollo. Pero quizás donde más haya que poner atención, es en la clase media en ascenso, grupo social cada vez más preocupado de su calidad de vida y del medio ambiente. Es imposible negar que el entusiasta impulso industrializador de China ha catapultado a sus habitantes hacia niveles de acceso a servicios y de consumo inimaginables hace dos o tres décadas; pero el costo ambiental de este tipo de progreso es también más notorio. Frente a una población más empoderada, la dirigencia deberá tomar medidas que mitiguen dicho impacto, asunto sobre el cual ya han tomado conciencia sus habitantes.

El autor es presidente de la Cámara Chileno-China de Comercio.

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