Grupo Central: tecnología enfocada al mundo dark

De izquierda a derecha: Juan Francisco Apparcel, CCO; Rodrigo Mira, gerente Nuevos Negocios; Alejandro Iglesias, CEO; Susana Silva, gerente de Branding y Antoine Escarpentier, gerente de Cocina Central y Proyectos.

Partieron con un espacio donde arrendaban cocinas por hora en Providencia. Hoy, tienen 26 cocinas distribuidas en la Región Metropolitana que funcionan bajo el concepto de dark kitchen, además de una línea de negocios de dark stores con presencia en Chile y Perú. En abril levantaron US$ 3 millones, con la mirada puesta en Brasil.


En ciertas ocasiones, los “unicornios” (empresas valorizadas en más de US$1.000 millones) no solo destacan por su tecnología y rápido escalamiento; sino también por ser semilleros de emprendimientos. Ese es el caso de Rappi, de cuyos empleados han surgido varias startups, como la chilena Grupo Central, pionera en las dark kitchen en Chile, un modelo donde los restaurantes o marcas de comida arriendan espacios de cocina listos para usar, despachando platos a domicilio. Alejandro Iglesias y Juan Francisco Apparcel trabajaban en Rappi. De hecho, Apparcel fue uno de los responsables del lanzamiento de esta compañía en Chile y Brasil. Iglesias, por su parte, estuvo a cargo de varios proyectos, entre los que cuentan las dark kitchen de la empresa de delivery.

En ese contexto, Iglesias conoció a Rodrigo Mira, Susana Silva y Antoine Escarpentier, tres chilenos que habían creado en julio de 2019 Cocina Central, una cowork gastronómico donde arrendaban espacios para cocinar por hora a emprendedores de esa industria, en un espacio ubicado en avenida Los Leones, en Providencia. Además, estaban construyendo una “cocina independiente” en el Paseo Bulnes, comuna de Santiago. Iglesias quedó muy sorprendido con el modelo de Cocina Central, pero su mente y pies estaban en México. Justo partía a un cargo regional de Rappi en ese país.

Producto de la pandemia, a inicios del 2020, Iglesias volvió a Chile. Mira, Silva y Escarpentier lo invitaron a él y a Apparcel a ser inversionistas ángeles de Cocina Central, previendo que sería un negocio que crecería mucho, producto del cierre de los restaurantes y el confinamiento de millones de bocas y estómagos que querían seguir comiendo y no tenían ganas de cocinar. “En realidad, el monto fue simbólico. Más que nada era el aporte de nuestra experiencia en la industria del delivery”, dice Iglesias. Cocina Central pasó a tener cinco socios. “Nos empezamos a meter cada vez más en la operación y al poco tiempo decidimos dejar el modelo de renta por hora hacia uno de dark kitchen directamente, donde los arriendos partían en los seis meses. De las estaciones de trabajo (gastronómicas), pasamos a cocinas enteras e independientes”, cuenta Iglesias, quien renunció a Rappi a fines del 2020, mientras que Apparcel ya lo había hecho en septiembre del mismo año.

El paso siguiente fue cambiar de nombre a Grupo Central, pero manteniendo la marca Cocina Central, además de crear una segunda línea de negocios dedicada a las dark stores (punto de venta minorista o centro de distribución que existen exclusivamente para compras en línea). El nombre: Store Central. “El foco fue construir un ecosistema que potencie el e-commerce y el full delivery en distintos clientes”, dice Iglesias, y agrega: “La pandemia fue clave para el auge de las dark kitchens y las dark stores. Muchas marcas que antes del Covid veían el canal online como algo marginal tuvieron que volcarse 100% a ese modelo. Lo interesante es que, a pesar de que lo peor de la pandemia ya pasó, el área de e-commerce se ha mantenido entre un 20% y 25% de las ventas totales o, incluso, más. Y haber partido antes de la pandemia nos dio una ventaja con respecto a la competencia. Ya teníamos un nombre”.

Al principio, a la locación de Los Leones sumaron dos más. Una en la calle Tabancura (comuna de Vitacura) y otra en José Luis Araneda, Ñuñoa. Hoy tienen 26 cocinas distribuidas en cinco “hubs”, lugares donde se ubican varias cocinas de forma independiente, las que comparten algunos espacios comunes como zona de checkout y baños y comedores para los manipuladores de alimentos, entre otros. Todo esto va acompañado de una plataforma tecnológica que permite integrar las diversas aplicaciones de delivery que existen e, incluso, visualizar los pedidos y despachos en pantallas gigantes, al igual que las salidas y llegadas de aviones en los aeropuertos. Son más de diez servicios tecnológicos. “En ocasiones se dan casos interesantes, como un cliente que en una misma cocina prepara sushi y ensaladas y las comercializa con diferentes marcas”, explica Alejandro Iglesias.

El modelo de negocio se basa en un arriendo fijo mensual dependiendo de la ubicación y el tamaño de la cocina. Los precios rondan entre 2 UF a 2,8 UF el metro cuadrado. Las cocinas van desde los 15m2 a 30m2. Esto incluye todos los espacios comunes, más la plataforma tecnológica.

En el caso de las dark stores, ya tienen más de 100 clientes, desde tiendas de mascotas hasta comida preparada, pasando por artículos para bebés, moda, electrónica, cosmética, y accesorios. “Cada uno vende por diversos canales como sitios de e-commerce, marketplaces o app de deilvery. Para esto, desarrollamos una tecnología propia que orquesta todas las órdenes de diversos clientes y aplicaciones, con un software de manejo de inventario que nos permite recibir las órdenes en tiempo real y darle trazabilidad al cliente final e ir gatillando los pedidos de última milla. No tenemos repartidores propios, pero trabajamos con empresas aliadas y todo esto, es parte de nuestra propuesta de valor”, dice Iglesias. Hace poco lanzaron un centro de distribución de 4 mil m2 y seis dark stores: cuatro en Santiago, una en Viña del Mar y una en Lima (Perú), con la cual pusieron un pie en suelo extranjero.

Si bien no especifica la facturación de ambas líneas de negocios (siendo la de dark kitchen aún la principal), Iglesias esboza algo de información: “Este año esperamos crecer en cinco veces lo que fue la facturación de enero de 2022, que alcanzó $100 millones”.

Al principio reunieron cerca de $ 300 millones de parte de inversionistas. Pero en abril de este año levantaron una ronda de US$ 3 millones, liderada por el banco de inversión Moonvalley Capital, el fondo de inversión alemán Global Founders (GDC) y Opera Ventures. Para el primero de estos tres fue su mayor inversión de riesgo (VC) realizada en Latinoamérica. Por otro lado, GDC es un fondo internacional que ha invertido en icónicas empresas como Facebook (Meta), LinkedIn, Slack y Delivery Hero. Grupo Central es la primera startup chilena en su portafolio.

El foco de esta inyección de capital no es sólo crecer en Chile y Perú, sino llevar su modelo a Brasil para 2023. “Es un mercado gigante, cuyo crecimiento del e-commerce es importantísimo. Hay muchas oportunidades, especialmente con respecto a la experiencia del usuario final. Es un desafío muy grande”, concluye Alejandro Iglesias.

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