Columna de Roberto Izikson: ¿Por qué medir a los poderosos entre los poderosos?

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Palacio de La Moneda. Foto: Patricio Fuentes

El poder no muere, pero sí se transforma, aunque en nuestro país esa transformación ha sido más bien escasa.



Entender quiénes son los más poderosos del país permite conocer cuáles son las fuerzas que se enfrentan desde las distintas esferas y con qué capacidad logran instalar su visión de futuro en el debate público. Es una forma distinta de entender lo que está pasando en Chile y hacia dónde vamos.

Hay múltiples antecedentes que dan cuenta de que estamos siendo testigos, como diría Moisés Naím, "del fin del poder tal como lo conocíamos". Esto, causado principalmente por la profunda crisis de confianza que atraviesan las instituciones con más poder. El poder económico, representado por el gran empresariado, ha visto cómo sus índices de reputación han caído de forma progresiva y sistemática desde el 2008. El Poder Ejecutivo ha tenido que acostumbrarse a gobernar con escaso capital político y sus índices de desaprobación se han duplicado desde 1990. La confianza en el Poder Judicial alcanza apenas a un 12% (según la encuesta CEP de 2017) y la del Congreso es de tan solo un 6%. Más profunda aún es la crisis del poder moral, representado en la Iglesia Católica, que hoy alcanza apenas un 14% de aprobación y donde por primera vez en la historia de nuestro país menos de un 50% se identifica o dice profesar la religión. De esta realidad tampoco escapan los medios de comunicación tradicionales, que, sin duda, han ido perdiendo relevancia con la irrupción de nuevas plataformas y redes sociales.

Pero a pesar de esta evidente crisis de confianza, el poder sigue siendo el poder. Este simplemente no desaparece, existe, se usa y en Chile se mantiene. El poder no muere, pero sí se transforma, aunque en nuestro país esa transformación ha sido más bien escasa. No deja de llamar la atención que desde el 2015, año en que por primera vez realizamos este estudio, los tres más poderosos del país sigan siendo exactamente los mismos, que se turnan los lugares del ranking según la coyuntura: Sebastián Piñera, Andrónico Luksic y Michelle Bachelet.

De hecho, en la mayoría de las categorías evaluadas el personaje o institución más influyente sigue siendo el mismo de los años anteriores. Andrés Chadwick se mantiene como la persona más influyente en las decisiones del Presidente Piñera; Jorge Abbott es el más poderoso entre los miembros del Poder Judicial y el Ministerio Público; Jorge Carey sigue siendo el abogado más influyente; Andrónico Luksic, el empresario; Felipe Larraín, el economista; Carlos Peña, el líder de opinión; Enrique Correa, el lobbista; la Sofofa, el principal gremio; el CEP, el centro de estudios más influyente, y Donald Trump a nivel internacional.

Aunque no son muchas las novedades este año, y los poderosos siguen siendo más o menos los mismos del 2015, sí parece interesante destacar ciertos cambios que dan cuenta, en parte, de la incipiente transformación del poder. Cristián Larroulet aparece como el segundo más influyente del Presidente Piñera, dejando por primera vez a Cecilia Morel en un tercer lugar. Carlos Montes se instaló este año como el senador más influyente, dejando recién en un tercer lugar a Guido Girardi. En la Corte Suprema surge la figura de Haroldo Brito, tomando la posta de Sergio Muñoz. Eliodoro Matte, que en 2015 marcaba un 23,7%, en 2018 solo obtuvo un 4,9% de las menciones (18,8 puntos menos). Irrumpe también Vivianne Blanlot en el top tres de los economistas influyentes, y Daniel Matamala, como el segundo líder de opinión tras Peña. Aquí también aparecen este año nuevos nombres, como los de Mónica Rincón, Iván Valenzuela y Daniel Mansuy.

Con todo, esta es solo una fotografía del poder en Chile, según los poderosos.

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