Libros: Pueblo chico, infierno grande
<br>

Apunten este nombre: Donald Ray Pollock, nacido en Knockemstiff, Ohio, en 1954. Antes: trabajos agotadores en empacadoras de carne y papeleras y consumo de drogas y alcohol. Lo próximo: una novela sobre un asesino serial titulada The Devil All The Time, a publicarse el segundo semestre. Ahora: Knockemstiff, uno de los debuts literarios más poderosos de los últimos tiempos. Y así habló Pollock en una entrevista: "Todo se limita a intentar pegar tu culo a la silla día tras día… OK, tengo 53 años y apenas escribí un primer libro. No está mal. Si mi segundo libro es malo no tendré que pasarme el resto de la vida lamentándolo, como esos jóvenes escritores estrella de 20 años. Eso es lo bueno de empezar tarde".
Y Knockemstiff (recién traducida por Libros del Silencio) es buena prueba de ello. Pasen si se animan. Y "Pueblo chico, infierno grande", dice el dicho. Y de ser esto cierto -¿quién se atreve a dudarlo?- entonces Knockemstiff, Ohio, es un averno inmenso disfrazado de punto perdido en el mapa. Desde ahora y para siempre, Knockemstiff es el agujero negro en el que caen los sufridos personajes de dieciocho relatos inolvidables y terribles. Ensamblado como una novela-en-cuentos, con personas y lugares que aparecen y desaparecen y vuelven a aparecer más tarde (sus modelos son, sin dudas, tanto el clásico Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson, como el magistral Hijo de Jesús, de Denis Johnson), Knockemstiff es, también, un libro divertidísimo.
Así, las calles y praderas de Knockemstiff como virtual territorio poblado por freaks en eterna caída libre. Hombres y mujeres que sueñan con salir de allí, que en ocasiones hasta lo intentan, pero que jamás consiguen romper con la monstruosa atracción que ese lugar monstruoso ejerce sobre ellos. Y así, una mañana, se despiertan y descubren que son parte del paisaje. Padres bestiales e hijos bestializados. Demonios de segunda y tercera clase esgrimiendo tridentes rotos. Y algún crítico sintetizó todo el asunto con las palabras justas: "Leer Knockemstiff es como presenciar un combate a puñetazos entre un Ernest Hemingway borracho y un Raymond Carver con anfetaminas hasta las cejas".
Pues eso.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
Plan digital + LT Beneficios por 3 meses
Navidad con buen periodismo, descuentos y experiencias🎄$3.990/mes SUSCRÍBETE












