En el marco de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos (UNOC3), que se realizó entre el 9 y el 13 de junio en Niza, donde Chile logró acuerdo de conservación oceánica así como su reiterado interés en que Valparaíso sea la sede del Tratado para la Conservación de la Biodiversidad más allá de las áreas de Jurisdicción Nacional (BBNJ, en inglés), la Embajada de Chile en Francia acogió un panel de expertos sobre conservación marina el pasado 12 de junio en París. La actividad, organizada junto a OCF Mar de Juan Fernández y Fondo Naturaleza Chile, puso sobre la mesa los avances en áreas marinas protegidas (AMP) y la importancia del financiamiento colaborativo para hacerlas efectivas.

Con la presencia de autoridades de diferentes sectores como el senador Ricardo Lagos Weber, especialista en la protección de océanos, y el gobernador regional de Valparaíso, Rodrigo Mundaca, el encuentro giró en torno a la experiencia del archipiélago de Juan Fernández y las Islas Desventuradas, cuyo liderazgo comunitario ha sido clave para avanzar en modelos exitosos de conservación oceánica.

“Este panel de conversación permitió mostrar las áreas protegidas del país y el proceso que se está viviendo para poder acortar la brecha económica y el rol fundamental que tiene el Fondo Naturaleza Chile para conseguir recursos y poder implementar efectivamente estas áreas”, explicó Julio Chamorro, presidente de OCF Mar de Juan Fernández.

Además, indicó que esta comunidad “es un ejemplo en la creación y administración de áreas marinas protegidas”, destacando el compromiso del país para ampliar su superficie marina protegida del 43% al 55% de su Zona Económica Exclusiva.

En la misma línea, el director ejecutivo de Fondo Naturaleza Chile, Eugenio Rengifo, destacó que el archipiélago cuenta por primera vez con un Plan Operativo Anual respaldado por financiamiento concreto, gracias a la articulación con el sector privado. “Este avance refleja lo que es posible cuando se alinean visión, compromiso y acción conjunta. La comunidad fernandeciana da un ejemplo potente de liderazgo local con impacto global”, afirmó.

El rol del sector privado y el financiamiento

En conversación con Rengifo sobre la responsabilidad que cumplen las empresas en este tipo de iniciativas, sostuvo que “el rol de la empresa privada en la protección de la biodiversidad es clave como un actor más dentro de la constelación de actores fundamentales para llegar a tiempo a hacer frente a la triple crisis que enfrentamos como planeta”.

Rengifo destacó que este sector ha evolucionado desde una actitud pasiva a una más proactiva, asumiendo compromisos globales como el acuerdo Nature Positive, que promueve una restauración activa de la biodiversidad más allá de la mitigación tradicional. “Este es un cambio paradigmático fundamental que incluso ha permeado al área de las finanzas”, explicó.

Sobre el modelo implementado en Juan Fernández, Rengifo señaló que este caso representa un virtuoso ejemplo de cómo un largo trabajo que se inició con las comunidades ha sido secundado por el Estado en el acompañamiento y la formulación de políticas públicas para esa protección, y que, “desde el Fondo Naturaleza hemos podido ser un puente para incorporar al sector privado en el ejercicio de movilización de recursos para entregar esa conservación efectiva”. Aseguró además que este modelo podría inspirar otros “maritorios” y hasta las cuencas de agua dulce del país.

Pese a que cree que aún existe un fuerte desequilibrio entre conservación y desarrollo económico en territorios marítimos, destaca que, “con mucha nitidez y data científica, se ha ido visibilizando cada vez más el impacto que las áreas protegidas tienen, no sólo para la restauración de la biodiversidad, sino que incluso, hablábamos el marco de la UNOC3 con industriales y con pescadores artesanales, que han visto y sido testigos de cómo distintas figuras de conservación oceánica han permitido incrementar la biomasa, aumentar la totalidad en el fondo de recursos a repartir, preservando también a la base una biodiversidad sana”.

De este modo, concluyó que “es perfectamente armonizable un cuidado de los océanos y su biodiversidad con un mejor y más sostenible desarrollo económico de la actividad pesquera”.