Pía Montalva: "Lo femenino son rasgos a los que los hombres han renunciado"

Pía Montalva
Foto: Roberto Candia

"Lo femenino para mí es todo aquello que atañe a la mujer, tanto en términos materiales (biológicos) como culturales, con la salvedad de que históricamente este último aspecto ha sido establecido mayoritariamente por los hombres y a partir de una negación; es decir, considerando lo que no tiene cabida en las caracterizaciones de lo masculino".

-¿Qué elementos constituyen lo femenino?

-Me cuesta señalar diferencias que no remitan específicamente a los cuerpos, porque cualquier afirmación en otro sentido está cruzada por construcciones culturales y estereotipos de los cuales las mujeres no somos necesariamente partícipes. Existe mucho cliché al respecto.

-¿Lo femenino sólo pertenece a la mujer o puede ser una característica de los hombres?

-Es lo propio de la mujer porque, como señalé, son rasgos a los cuales los hombres han renunciado. El hecho de que hoy día intenten reapropiarse de ellos, por ejemplo en el ámbito de lo doméstico o en lo relativo al cuidado de los hijos o de la apariencia física, no cambia lo anterior. Por eso siempre se trata de una apropiación a medias y ocasional.

-¿Cómo se relacionan lo femenino y lo masculino? ¿Antagónicos, complementarios?

-Se relacionan de maneras muy diversas, según el contexto y las personas que los encarnen, porque no es lo mismo hablar de antagonismo o complementariedad en el espacio laboral que en el espacio de los afectos. Por otra parte, las posibles tensiones ente lo femenino y lo masculino tienen una historicidad donde las diferencias de género no constituyen el único factor.

-¿Qué es lo fundamental de lo femenino que la lucha feminista nunca debería olvidar en sus demandas?

-Más que algo esencial que debiéramos mantener en el tiempo (yo no comparto la idea de una esencia femenina), me parece que no debiéramos pasar por alto la desigualdad que nos afecta y que arranca en el momento en que los hombres y las instituciones sociales determinan qué es "lo femenino" y en ese gesto le asignan a las mujeres un lugar inferior.

-¿Evoluciona la concepción de lo femenino en el tiempo?

-Lo femenino es algo que va sumando nuevas definiciones en la medida en que las mujeres ocupan crecientemente el espacio público e inciden en la toma de decisiones a todo nivel. Es obvio, por lo menos en nuestra cultura, que el rol de madre y esposa, "buena y bella", ya no es lo único que describe "lo femenino".

-¿Cuáles son las preguntas que lo femenino impone hoy?

-Cómo lidiar con la violencia efectiva y simbólica que pareciera intensificarse en la medida en que el empoderamiento femenino se visibiliza con mayor fuerza. Me parece muy importante hablar de abuso y acoso, pero creo que las demandas debieran ir más allá de lo sexual para volcarse, por ejemplo, al ámbito laboral, donde el maltrato hacia la mujer se ha naturalizado. Yo misma fui objeto de esta violencia silenciosa cuando trabajaba en la Biblioteca del Congreso Nacional. Estando con licencia médica y en rehabilitación después de un accidente del trabajo, y luego de 9 años en el cargo, mi contrato fue prolongado sólo por tres meses. Terminé cesante. Lo increíble es que una situación como ésta no genere mayores reacciones. Y se trata de una institución pública donde precisamente porque se habla y se legisla sobre el tema, el respeto hacia la mujer debiera primar.

-¿Cómo se entiende lo femenino en el mundo donde trabajas?

-Yo trabajo en mundos muy diversos. En el ámbito de la historia, lo femenino se relaciona, desde el prejuicio, con temáticas más culturalistas consideradas propias de las investigadoras mujeres: el género, el cuerpo, la indumentaria. Los hombres, en cambio, son los llamados a hablar de historia "dura", política, económica o social. Las barreras no son explícitas, pero operan en el proceso de legitimación intelectual. En el ámbito de la moda, en tanto, existe una mirada muy machista de los oficios asociados a la ropa, el peinado o el maquillaje. Cuando se invita a expertos a programas de televisión como la Gala de Viña, éstos siempre son hombres. Entonces se prolonga la vigencia de estereotipos sobre lo bello o lo feo, construidos desde la mirada masculina.

-¿Cómo ha cambiado la estética de lo femenino?

-Si hablamos del modo como las mujeres han revestido y tratado su propio cuerpo, podríamos decir que dichas prácticas se han flexibilizado a partir de los avances que han tenido lugar desde comienzos del siglo XX. La ocupación del espacio público, el acceso al trabajo y los deportes han sido esenciales en este proceso. La indumentaria ha buscado conciliar lo decorativo "femenino" con la funcionalidad y libertad de movimientos; un privilegio masculino, hasta ese momento.

-Mirando el futuro, ¿hacia dónde debe enfocarse lo femenino?

-Me parece que las mujeres, en general, todavía no hemos logrado liberarnos de los estereotipos relacionados con la apariencia física, impuestos desde la cultura y el mercado. Somos demasiado vulnerables a las presiones externas sobre cómo debieran verse nuestros cuerpos (jóvenes, delgados, tonificados, etc.). En ese aspecto nos falta autonomía.

*Pía Montalva es historiadora, @thinking__fashion

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