Economía circular no puede ser selectiva

SEÑOR DIRECTOR:
La reciente campaña de la Ley de Plásticos de un Solo Uso fue presentada como un gran avance en materia de economía circular. Sin embargo, su diseño e implementación dejan en evidencia varias inconsistencias que, lejos de resolver el problema de los residuos, generan nuevas contradicciones.
Una de ellas es la diferencia arbitraria entre el consumo “en mesa” y el “para llevar”. En 2026, quienes se sienten en un local estarán obligados a usar formatos reutilizables, mientras que quienes pidan delivery podrán seguir recibiendo renovables si lo solicitan expresamente. ¿Cuál es la lógica ambiental detrás de esta excepción? ¿Acaso los residuos pesan menos dependiendo del lugar donde se consumen?
Más grave aún, la normativa no se limita a los plásticos: también incluye materiales como cartones, papeles y productos de origen vegetal, que no son plásticos y que en muchos casos son reciclables, compostables y parte de cadenas productivas sustentables. En lugar de incentivar su uso, la ley los restringe junto con los plásticos más contaminantes, sin diferenciar entre materiales valorizables y aquellos que efectivamente generan la crisis de contaminación.
Chile necesita regulaciones coherentes, que se basen en criterios técnicos y fomenten la innovación. Castigar a ciertos sectores productivos y confundir a los consumidores con reglas poco claras no contribuye a la economía circular que el país dice impulsar.
Carolina Neumann
Gerenta General
Asimpres
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