Triunfo de Zohran Mamdani

SEÑOR DIRECTOR:
Antes de escribir “Democracia en América”, Alexis de Tocqueville observó que las pasiones democráticas en Estados Unidos se expresaban primero en lo cotidiano: en los hogares, en los barrios, en las tiendas. Esa tendencia no ha desaparecido y ayuda a entender el triunfo de Zohran Mamdani como nuevo alcalde de Nueva York. La ola progresista que acompañó su elección obedece, a mi juicio, a la sedimentación de un malestar material que se extendió como una bruma por los espacios cotidianos de la Gran Manzana.
Desde esta perspectiva, la votación de Mamdani no refleja tanto la aceptación técnica de su programa como la disociación con el establishment político y las élites financieras; su habilidad para sostener un vínculo afectivo con un electorado cansado del statu quo; y la canalización de la rabia hacia una propuesta de horizontalidad donde se renueva un pacto de confianza recíproca.
El triunfo, entonces, señala dos cosas: que el contexto político estadounidense es de volatilidad, no por alternancia ideológica sino por la búsqueda de alternativas rupturistas en un sistema en crisis; y que la afectividad se ha vuelto el nuevo eje de legitimidad. El voto, más que cálculo racional, se expresa hoy como gesto emocional de pertenencia. Así, el ascenso de Mamdani no representa un giro clásico hacia la izquierda, sino la irrupción de una política que ofrece refugio simbólico en medio del desencanto.
Guido Larson Bosco
Facultad de Gobierno UDD
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