Teatrocinema y Paolo Bortolameolli traen a Chile La Canción de la Tierra

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El origami inspiró a Teatrocinema para retratar el quinto movimiento de la composición de Mahler, El borracho en primavera.

En enero, para el festival Santiago a Mil, los ex La Troppa y el director chileno interpretarán la obra de Mahler junto a la Orquesta Sinfónica en el Teatro U. de Chile.


Rompió el molde sinfónico, pero nunca escribió música dramática. Gustav Mahler (1860-1911) no solo se la pasaba componiendo y despachando una partitura tras otra: con un pie en los descuentos del siglo XIX y el otro en los convulsos inicios del XX, fue también un célebre director de ópera que logró elevar las sinfonías hasta convertirlas en grandes epopeyas. Esa fue la carta bajo la manga del artista asociado a la prestigiosa Filarmónica de Los Angeles, Yuval Sharon, cuando tuvo que salir a presentar una de las más riesgosas apuestas de la orquesta que actualmente dirige el venezolano Gustavo Dudamel: la primera escenificación de la obra más personal del compositor austríaco, La canción de la Tierra, de 1907.

"A la luz de las tendencias contemporáneas en la ópera y el nuevo teatro musical, donde la experiencia y la atmósfera a menudo reemplazan el papel de la narrativa, una presentación teatral de la partitura de Mahler es una idea a la que le llegó su momento", señaló Sharon en abril pasado, a pocos días del estreno del mismo montaje en el imponente Walt Disney Concert Hall de Los Angeles, EEUU. La prensa norteamericana ya hablaba entonces de la "presentación cinematográfica no convencional" en torno a la pieza de Mahler, y que tenía de responsables a los chilenos de Teatrocinema, ex La Troppa.

"Uno de los objetivos por los cuales se nos invitó a la Phil LA fue buscar un nexo con las nuevas audiencias y nuevos lenguajes aplicados a la música", comenta Juan Carlos Zagal, uno de los directores de la compañía refundada en 2005 junto a la actriz Laura Pizarro, y que hoy trabaja en una adaptación de la novela Plata quemada de Ricardo Piglia.

"La gente que va mucho a la ópera está super abierta y dispuesta a ver cambios, aun cuando hay óperas más clásicas que se montan siempre de determinada manera. Pero también hay mucha experimentación en esto, y la búsqueda de los grandes teatros que hacen este tipo de experimentos está precisamente en esa línea de renovar audiencias. Y, en este caso, de ver cómo Mahler podía ser reinterpretado y puesto en imágenes donde nunca las hubo. El mundo de la música nos dejó locos, eso sí, es de un ritmo que no intuíamos", agrega.

Noventa músicos guiados por la batuta de Dudamel, además de la mezzosoprano canadiense Tamara Mumford y del barítono estadounidense Russell Thomas, actuaron ante más de 2 mil espectadores en cinco noches. Y sobre ellos, las dos pantallas gigantes en las que los creadores de Sin sangre y La contadora de películas volvieron a desplegar su lenguaje nutrido por el cine, el cómic y, desde luego, el teatro.

"La compañía responsable del concepto visual hace que la tecnología sea excelente. Los cantantes se convierten en parte integral de la animación", señalaba una crítica publicada en Los Angeles Times a pocas horas del debut.

Tras esa primera y breve temporada en EEUU, La canción de la Tierra llegará a Chile en una versión reeditada para el próximo festival Santiago a Mil. Sin Dudamel ni los solistas ni músicos extranjeros, la pieza aterrizará entre el 10 y 12 de enero en el Teatro Universidad de Chile bajo la dirección del pianista nacional y director asistente de la Filarmónica de Los Angeles, Paolo Bortolameolli, y al frente de más de 80 músicos de la Orquesta Sinfónica.

Seis cuadros, un solo viaje

Evocan pinturas, planos cinematográficos y escenas salpicadas de color, humor y animación. Inspirada en la antología de poemas La flauta china, y originalmente dividida en seis movimientos, La canción de la Tierra fue a su vez traducida en seis cuadros visuales por el equipo de Teatrocinema. El primero toma de base una imagen romántica; el segundo se impregna de las obras del artista austríaco Gustav Klimt; el tercero adopta la estética de un jarrón chino; el cuarto se inspira en las cintas de Georges Méliès; el quinto en el origami, y el sexto y último en el arte surrealista.

Fruto de una alianza entre Fundación Teatro a Mil y el Centro de Extensión Cultural y Artística de la U. de Chile (CEAC), La canción de la Tierra lucirá tal cual fue presentada en EEUU aunque a menor escala, dice Zagal: "Ajustaremos nuestras pantallas acorde a las condiciones técnicas del teatro, que es más pequeño, pero estamos seguros de que este viaje que proponemos será igual de emotivo".

Bortolameolli, que ahora tomará las riendas del montaje, agrega: "Cuando me sumé al proyecto estaba clarísimo que una de las intenciones era traerlo a Chile. Incluso Gustavo (Dudamel) nos dijo a mí y a Zagal después de las funciones, y fascinadísimo con todo lo que había sucedido allá, que esto tenía que verse en nuestro país. Porque sin contar la música, que es siempre la de Mahler, toda la propuesta visual y onírica le pertenece a Teatrocinema y a nuestro país", señala el director, que recientemente condujo en Santiago a la Orquesta Sinfónica Juvenil y días después a la Filarmónica de Buenos Aires.

Los nombres de los dos cantantes aún no están confirmados, advierte el músico, y cuenta que retornará a Chile durante los primeros días de enero para iniciar los ensayos. "El nivel de la Orquesta Sinfónica es uno de los mejores en Chile, y confío en que estaremos a la altura. Y era necesario mantener el número de intérpretes, pues reducir a Mahler sería como atentar contra el lenguaje propio de la música", opina. "Es una obra tremendamente bien orquestada y bien hecha, que pasa de la música más estruendosa y espectacular a la más íntima. Mahler expone aquí una sabiduría realmente madura, y ya nada se le puede objetar a la obra ni mucho menos a él. Por eso los músicos no se pueden reducir. No es una opción".

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