Iván Monalisa, el escritor chileno trans que triunfa en Nueva York

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Llegó a EEUU en 1996 para quedarse un mes y ya lleva una vida entera. Alfaguara publica su segundo libro, Las biuty queens, que se lanzará también en España, México y Argentina.


"Ya, última pregunta sobre la cuestión de tránsgenero", advierte Iván Monalisa Ojeda (Llanquihue, 1966) mientras camina desde su casa, en el Bronx, hasta Manhattan, donde trabaja en una tienda H&M. "Mira", agrega, un poco exasperado, "yo me considero tránsgenero two-spirit porque no quiero vivir como mujer las 24 horas del día. Y anyway: estoy tanto de acuerdo con mi parte masculina como con mi parte femenina".

Performista y escritor chileno radicado hace más de veinte años en Estados Unidos, Ivan Monalisa Ojeda llegó a Nueva York en el otoño de 1996. Dice que no se acuerda del todo de ese primer día, pero que las luces de neón de Times Square lo cegaron. "Era increíble, igual al Nueva York de Midnight Cowboy". Ojeda había estudiado Artes Escénicas en la U. de Chile y circulado por la vanguardia santiaguina. Hasta que le llegó una beca, viajó a Nueva York y lo que supuestamente sería un mes, finalmente terminó siendo una vida entera. Aunque eso le haya significado permanecer ilegalmente en Estados Unidos.

Así, hoy Iván Monalisa pone su situación migratoria al día mientras promociona Las biuty queens (Alfaguara). En este, su segundo libro de relatos, hay transexuales y travestis latinoamericanas que se "hacen la calle", fuman crystal meth, asisten a concursos de belleza, buscan clientes sobre tacones y caen en la cárcel. No es un libro -tal como se dice en la contraportada- que reafirma ese cliché de que "el sueño americano no existe". Y sus trece relatos tampoco están poblados por personajes "víctimas de las nuevas políticas de inmigración en el país de Donald Trump" (de hecho, la mayoría de los cuentos suceden antes). Más bien, Las biuty queens es un conjunto de ágiles historias sobre un grupo de travestis, trans y prostitutas, quienes sobreviven hermandadas gracias a una cofradía nocturna y latinoamericana. "Un aquelarre de brujas multicolores", como dice el último cuento de este libro.

-¿Ha cambiado en algo su escritura desde su primero libro a este?

-En estos cuentos hay más ficción que en los primeros. De hecho, este libro me sirvió para darme cuenta del oficio de la escritura. Los cuentos anteriores son como 95% realidad. Y estos son menos. So, literariamente, en cuanto al oficio, creo que crecí. Así que estoy ready para una novela.

-"El sueño americano no existe", se lee en la contraportada de Las biuty queens. ¿Le parece que su libro transmite esa idea?

-No, esto no es una crítica contra el sueño americano. Además, yo vivo en Nueva York, que es como un pequeño país dentro de otro país. Nueva York es una ciudad maravillosa en la cual nobody cares about what you do. Cada uno tiene sus propios business.

-¿Qué autores (as) le interesan de la literatura chilena?

-Te voy a ser bien sincero. Soy súper ignorante. So, no he leído mucho de la literatura chilena.

-Pero, por ejemplo, en Nueva York hay un grupo de escritores cercanos a la academia dura, como Lina Meruane, Carlos Labbé y Diamela Eltit. ¿Los conoce, los ha leído o les interesa?

-Oh, bueno, Diamela Eltit viene de hace tiempo y es un referente importante. Aunque también hay algo como de vacas sagradas con esos grupitos. Y yo no estoy muy en esa onda de las vacas sagradas, ¿me entendís? Porque hay mucha gente manoseando un discurso dicho, redicho, ultra-dicho; ya parece como una receta.

-En los 90 usted se movía entre estudiantes de teatro y artistas como Pedro Lemebel, Pancho Casas o Carmen Berenguer. ¿Era cercano a esos círculos vanguardistas?

-Mira, igual toda esa escuela de gente como la Nelly Richard también han coartado, han hecho como una dictadura de lo que es bueno y de lo que no es bueno. Y eso no me parece bien. Porque hay mucha gente joven y cuando uno es joven es muy influenciable. Ellos son una mera opinión más dentro de las varias opiniones que hay. No son la única.

-A diferencia de esos autores (as), el lenguaje de sus cuentos es transparente y directo.

-Sí, a mí lo único que me interesa es contar una historia y punto. Yo no dejo ni mensaje ni trato de que las cosas sean mejores a través de lo que escribo. Solamente cuento lo que veo. Y además muchos de esos escritores tratan de decir algo, pero la forma en que lo dicen, en vez de acercar a la gente, la aleja. Anyway, no se puede negar que pusieron un punto interesante de reflexión. Pero igual mucha gente se quedó pegada.

-Su primer libro se publicó en una independiente y ahora en una multinacional. Y de hecho el libro saldrá en España y puede que en México y Argentina. ¿Qué espera de Las biuty queens?

-Nada. Me encanta que ahora me van a poder leer más. Y ojalá que se abran más puertas. Ahorita estoy metido en un play, una obra de teatro. El problema es que soy muy deep. Cuando me meto en algo, me meto mucho. Jajaja. Honestamente me gustaría que las maricas hueonas se pusieran a leer y agarraran mi libro. Bueno, eso es complicado porque a las locas no les gusta leer.

-¿Y le gustaría venir a Chile si pone su situación migratoria al día en Estados Unidos?

-Seguro poh'. No solo por algo literario, sino para ver a mi familia luego de tantos años y conocer el nuevo Chile. Me encanta ver cosas en Youtube, especialmente sobre las locas. Like, como se organizan, hacen sus concursos y las performances. Y oye, no es por nada, pero de estar allá, yo les daría una patada en la raja a todas.

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