Elisabet Benavent, autora de En los zapatos de Valeria: “Vamos a ponerle foco al placer femenino”

Elisabet Benavent

La autora española de 36 años está emocionada. Hace una década escribió un libro que publicó en Internet sin mayores pretensiones e incluso con temor al ridículo. Hoy su novela escrita como hobbie será estrenada en Netflix como una serie, y en paralelo, trabaja en la adaptación de otros dos libros para que sean películas de la misma plataforma. En conversación con Culto, Benavent devela la vertiginosa travesía de pasar de escritora amateur a ser fichada por la gran N.


Son días agitados para Elisabet Benavent. Si bien la pandemia de coronavirus obligó a cancelar grandes eventos y cambiar radicalmente la agenda planificada para promocionar la serie Valeria -la producción española basada en sus libros que se estrena hoy en Netflix-; la escritora está de entrevista en entrevista, distribuyendo su tiempo entre los compromisos concertados por la gran N, avanzar en su siguiente historia y dar clases online sobre cómo escribir novelas románticas.

“Me parece muy optimista decir que doy clases de cómo escribir romántica porque al final yo también estoy aprendiendo un poco día a día. Y no sé muy bien lo que estoy haciendo, voy un poco sobre la marcha”, dice Benavent en conversación con Culto desde Madrid.

Con su cabellera verde, ojos perfectamente delineados y una sonrisa contagiosa, lo que más llama la atención es la cercanía que refleja desde que dice el primer “Hola, ¿cómo estás?”. Y hace sentido esa declaración propia del ‘Síndrome del impostor’, porque su misma carrera como autora se dio así: como por sorpresa. Pero las vueltas de la vida le permiten decir que su saga más importante, fue adaptada como serie por uno de los servicios de streaming más importantes del mundo.

“La verdad es que me he equivocado de carrera”, dice entre risas al consultarle por su título de comunicadora audiovisual. Elisabet relata que quería estudiar periodismo, pero al momento de matricularse la convencieron de ingresar a Comunicación Audiovisual.

“Me dijeron que tenía muchísimas más salidas, que era el futuro, que iba a encontrar trabajo antes y no”, recuerda. De hecho, nunca ejerció. En cuarto año Elisabet tenía muy claro que aquella profesión no era para ella, pero decidió terminar la carrera de todos modos. Al egresar comenzó a trabajar en el departamento de comunicaciones de una empresa multinacional como PA (Asistente Personal), y en su tiempo libre escribía la historia de una joven escritora cuya fortaleza era la relación que tenía con sus amigas.

Valeria, una treinteañera que exitosamente publicó una primera novela, ve el dinero desaparecer rápidamente de su cuenta bancaria y siente que las ideas que afloran son insuficientes para una secuela digna. Sus amigas son el pilar que la mantienen en pie en una vida llena de dudas, incertidumbres y presiones sociales respecto a las relaciones románticas.

Una historia que Elisabet escribió para ella misma, porque no imaginaba que pudiera gustar lo suficiente para convocar público, ni mucho menos generar ventas. Qué equivocada estaba.

“Me gustaba escribir de toda la vida y sentía que era más para mí. Que era una cosa que hacía por hobbie. No me lo plantee nunca [que fuera su trabajo 24/7] porque me daba mucha vergüenza decir que escribía. Yo acumulaba todo lo que iba terminando de escribir y no lo mostraba”, lo que cambió tras la insistencia de sus amigos por leer sus historias.

Varios de ellos le dijeron que lo que ella veía como un mero pasatiempo, tenía potencial para generar ventas. Con el temor a ver cerrarse en su nariz las puertas de las editoriales, Elisabet decidió autopublicarse poniendo su historia para descargar en Amazon.

“El día que colgué la primera novela de Valeria lloré, pero no en plan de emoción, sino en plan de 'Dios mío, qué he hecho, se van a reír de mí'. Y lo tuve ahí colgado pues... no llevaba ni dos meses, tampoco acumulé muchas descargas -como 500 o algo así- cuando me contactó mi editora”, detalla Benavent.

Trabajaron durante un año y medio, tiempo en el que salieron las tres novelas siguientes que tiene a Valeria como protagonista, y no dejó su trabajo en la multinacional hasta que tenía ocho libros publicados. “Necesitaba asegurarme”, dice la escritora como excusándose.

Se confiesa una mala lectora de novelas románticas. ¿La razón? Siente que se contagia del estilo narrativo de otros autores y autoras, cuando pretende desarrollar su propio sello. Claro que admite sin tapujos que admira profundamente el trabajo de la irlandesa Marian Keyes y la española Sara Ballarin, y enfatiza la influencia que tuvo de formatos televisivos como Sex and the City y Girls.

Pero la mayor inspiración está en ella misma. En su personalidad y su propia experiencia, ya que en Valeria hay mucho de Elisabet. “Somos las dos igual de inseguras y le damos 800 vueltas a la cabeza para tomar una decisión. También tendemos a buscar la reafirmación fuera. En vez de estar seguras de la decisión que tomamos, nos refugiamos en nuestras amigas”, confiesa.

Pero más allá del terror a la página en blanco y la importancia de los amigos en la vida de una persona, En los zapatos de Valeria toca también una fibra contingente a partir de las masivas marchas por la reivindicación de los derechos de la mujer: el placer femenino.

La búsqueda del amor y la satisfacción no pasa solamente por un hombre en específico, sino por la plenitud personal de los personajes de esta historia. “No es que estemos inventando la rueda, pero si podemos poner nuestro granito de arena en algo positivo... porque creo que el conocimiento es poder, y mientras más se sepa, cuanto menos tabúes haya, más fácil va ser para las siguientes generaciones tener una vida amorosa y sexual sana”, dice Elisabet Benavent.

Si bien más adelante dirá que la adaptación de Netflix se toma varias licencia creativas, la sexualidad fue un tema que no se tranzó: “Vamos a ponerle el foco al placer femenino, que ha estado siempre muy denostado, sobre todo en las ficciones”, asegura.

De e-book autopublicado a serie de Netflix

Hace algunos años una productora española contactó a Elisabet con la intención de adaptar sus libros para la televisión. Si bien las conversaciones estaban avanzadas, algunos temas quedaron pendientes, el productora fue dejando de lado el proyecto y la idea finalmente murió.

El mismo día que le avisaron a Elisabet que la propuesta dio marcha atrás, debía ir a la ceremonia de los Premios Alfaguara y también recibió un llamado de su editorial -Penguin Random House- para que asistiera a una reunión en el hall de un hotel: debía encontrarse con un productor de Netflix.

Valeria, serie de Netflix.

“No me lo podía creer. ‘No puede ser’, me decía a mí misma”, reconoció Elisabet sobre aquella primera conversación en la que hablaron de sus vidas y establecieron un primer contacto. Solo fue una charla amistosa que prometía. “Demasiado bonito para ser real”, pensó Elisabet.

Con muestras de interés las semanas siguientes y llamadas que iban y venían entre Netflix y Random House, finalmente fue a tres meses de la primera conversación que a Elisabet le informaron el “Sí” definitivo.

“Fue muy emocionante, pero si te digo la verdad, a día de hoy estoy empezando a hacerme la idea recién ahora ¡Y no falta nada para el estreno! Es como si le estuviera pasando a otra persona”, dice humildemente desde su departamento en Madrid.

El día de la firma del acuerdo y el apretón de manos que sellaba el compromiso, a Elisabet le regalaron una botella de tequila para celebrar. Fue bebiendo de aquella botella por todo el Parque El Retiro de la capital española. “Ni siquiera en aquel momento aterricé. Me ha costado un año y medio darme cuenta de que esto es real, que va para adelante y que lo van a ver en 190 países, que yo creo que es lo que más vértigo da”, se sinceró.

¿Habrá muchas diferencias entre los libros y la serie? Sí, pero la esencia de los personajes se mantiene. Así aseguró Elisabet, quien cumplió las funciones de asesora creativa durante el rodaje y edición de la serie que hoy estrena su primera temporada.

“Tenía claro desde el principio que hay que dejar a los profesionales trabajar y yo no soy profesional del medio, por lo que me pareció muy buena idea delegar a los que saben porque yo no tenía idea”, pero vigiló atenta que se respirara el mismo ambiente que exudan la páginas que escribió hace ya 10 años.

“Entonces por más cambios que haya, que hay muchos, la idea era que siempre se mantenga ese esqueleto original y que sea reconocible, por más que cambie las cosas, los escenarios o alguna de las chicas”, porque en paralelo, hay modificaciones inevitables como mensajearse por whatsapp en vez de sms, mostrar otro moda y reflejar la vida en las calles de Madrid de acuerdo a los tiempos que corren.

Claro que lo último fue meses antes de la pandemia que obligó a aplicar una cuarentena generalizada. “Necesitábamos un refresh. Y creo que desde ese punto ha crecido mucho la historia. No van a encontrar lo mismo. (...) Diría que los personajes parten desde el mismo punto vital que en el libro, y terminan en un punto muy parecido, pero el recorrido para llegar de A a Z es muy diferente”, afirmó.

El coronavirus no solo afectó los planes promocionales de la serie, también alteró el calendario editorial. Las publicaciones previstas para abril y mayo sufrieron cambios, y por ende, Elisabet puede poner en marcha su plan de tomarse las cosas con calma.

“Llevo siete años con un ritmo bastante rápido y me daba la sensación de que no estaba disfrutando. Tenía entre manos esta primera temporada de Valeria. Estamos en fase de pre-producción para adaptar a película dos novelas mías, con la misma plataforma -Netflix-, una gira de firmas internacional…”, suspira enumerando su tantos proyectos en carpeta.

“Pero bueno, no hay prisa. Si de algo ha servido esta frenada obligatoria, para todos, es para valorar lo que estamos haciendo y lo que tenemos alrededor, y poner foco a cómo queremos que sean las cosas a partir de ahora”, concluye la autora española.

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