
Gabriela Mistral y sus fieles gatos siameses: “La gente tendría que tener por obligación gatos”
Gabriela Mistral fue devota de los gatos, animales que la acompañaron en diferentes momentos de su vida. En este Día del Gato (que se celebra tres veces al año), recordamos a los peludos que brindaron alegrías a la Nobel de Literatura.

La gran poeta de Chile, Gabriela Mistral, fue una amante incondicional de los gatos. Tuvo varios en su vida, y la acompañaron sobre todo en sus últimos años en Nueva York, en su casa de Roslyn Harbor, en Long Island.
En un registro de audio, que data de 1950, se escucha una cotidiana sobre estos animales. En el archivo, disponible en la Biblioteca Nacional Digital, Gabriela Mistral conversa con la escritora argentina Marta Salotti y Doris Dana sobre lo que parece ser una camada de gatitos recién nacidos y su madre.
“Quiere estar cerca de la madre. Yo admiro a ese bichito, pero una astucia de mujer pícara. ¿Te mordió?”, dicen las voces indistintas del audio. “Parece que tiene una pulga aquí (…) Ahí hay un pícaro que muerde al otro. Y tienen días, mira la fiesta de ellos”, dice Mistral mientras de fondo se escuchan maullidos.

En el audio, se quejan entre risas de que “Misifuz” les rasguña las medias a las mujeres. “Este es un loco desatado”, dice la argentina.
Durante la conversación, la autora de Desolación sostiene que “la gente tendría que tener por obligación gatos, perros y ciervito”, para luego manifestar su admiración por los animales, desde los pájaros de diferente tipo a las palomas.
Además, declara que los gatos “van a estar encima de mí todo el día, no voy a escribir nada, no voy a ayudarle a Doris, no voy a hacer nada más que estar con mi gata”.

Distintos son los nombres que se mencionan en las cartas del archivo de Mistral. Por ejemplo, Margaret Jane Bates le escribía cartas a los gatos de la poeta. En una misiva con fecha del 12 de agosto de 1954, le envía cariños a “Jazminito”, como si se tratara de un niño. En otra carta, le escriben a “Pisifó”.
Diversos registros fotográficos permiten seguirle las huellas a los gatos de la poeta. Por ejemplo, un gato siamés aparece en imágenes en Italia, en 1952. Luego, dos años después, se repite el que parece ser el mismo minino.
Aquejada por un cáncer de páncreas, Mistral pasa sus últimos años en Nueva York acompañada de gatos y Doris Dana. Así, estos peludos se convertirán en sus más fieles compañeros mientras escribía y leía en su dormitorio.
Revisa aquí las fotografías de los gatos de Mistral:










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