Por Pablo Retamal N.El chileno que traduce al nuevo Premio Nobel de Literatura: “Su obra es un verdadero monumento literario”
Adan Kovacsics, nacido en Santiago, es el hombre que por 25 años ha traducido los libros del húngaro László Krasznahorkai al castellano. En charla con Culto aborda cómo ha sido el proceso de traducción y entrega una guía para internarse en el complejo mundo narrativo del Nobel de Literatura 2025.

Siempre hay un chileno. Siempre. Y cada tanto nos sorprendemos de constatar que es un hecho que, a veces, trasciende el azar. Cuando el pasado 9 de octubre se anunció la entrega del Premio Nobel de Literatura 2025 al escritor húngaro László Krasznahorkai, el dato surgió de inmediato: su obra al castellano, publicada fundamentalmente por la casa editorial española Acantilado, ha sido traducida por un chileno.
Se llama Adan Kovacsics (72), y es filólogo de profesión. Nació en Santiago, Chile, en 1953, hijo de inmigrantes húngaros, se formó en Viena. Reside en España desde 1980, y durante 25 años ha sido el exclusivo traductor de la obra de Krasznahorkai. Además, ha trabajado con los libros de un autor que el húngaro ha nombrado como referente: Franz Kafka, como también con otros escritores centroeuropeos como Karl Kraus, Arthur Schnitzler, Stefan Zweig, Imre Kertész o Ádám Bodor. Asimismo, ha desarrollado también una carrera como escritor, en la que ha publicado los libros Guerra y lenguaje (Acantilado, 2008), así como de Karl Kraus en los últimos días de la humanidad (Ediciones UDP, 2015), El vuelo de Europa (Ediciones del subsuelo, 2016), Las leyes de la extranjería (Ediciones del subsuelo, 2019), El destino de la palabra (2025) y Acaece, sin embargo, lo verdadero (Acantilado, 2025).

Contactado por Culto, nos comenta cómo fue que llegó a convertirse en el traductor del flamante Premio Nobel. “Comencé a finales del siglo pasado o quizá principios de este, al recibir el encargo de Jaume Vallcorba, editor de Acantilado, para traducir Melancolía de la resistencia. Si mal no recuerdo fue una pareja, la traductora Kirsten Brandt y su marido, que leían en alemán, los que le recomendaron la obra, que ya había sido traducida a esa lengua. Y recuerdo que en aquella época Vallcorba había introducido algo así como un incipiente ‘comité de lectura’, en el que participé”.
Al momento de conceder el galardón a Krasznahorkai, la Academia Sueca dio a conocer los motivos que respaldaron la decisión: “Por su obra convincente y visionaria que, en medio del terror apocalíptico, reafirma el poder del arte”. Y a renglón seguido, el Comité del Nobel agregaba: “Es un gran escritor épico de la tradición centroeuropea, que se extiende desde Kafka hasta Thomas Bernhard, y se caracteriza por el absurdo y el exceso grotesco. La novela Al Norte la montaña, al Sur el lago, al Oeste el camino, al Este el río es un relato misterioso con potentes pasajes líricos que se desarrolla al sureste de Kioto. La obra da la sensación de ser un preludio a la riqueza de Y Seiobo descendió a la tierra, una colección de 17 relatos sobre el papel de la belleza y la creación artística en un mundo de ceguera”. Por supuesto, con los años de experiencia que lleva traduciéndolo, Kovacsics también tiene su mirada sobre la escritura del húngaro.
“Hay en el estilo de Krasznahorkai un elemento muy fuerte de prosa poética, que él ha ido consolidando e intensificando en el curso del tiempo. Es un lenguaje muy propio, muy reconocible que con los años se ha vuelto más y más transparente. Es como si hubiera salido en busca de su lenguaje y lo haya encontrado”.

¿Qué es lo más complejo de traducir a Krasznahorkai?
Lo más complejo es encontrar el ritmo, el flujo del lenguaje. Creo que con los años lo he hecho mío, lo conozco. Recuerdo, por ejemplo en el caso de Guerra y guerra, cuánto me costó. Son frases complejas por las que hay que dejarse llevar. Lo peor es ponerse estricto, rectilíneo. Lo bueno, seguir el camino serpenteante del río.
Algunos traductores suelen trabajar codo a codo con el autor para zanjar dudas. ¿Usted se ha relacionado con él durante los procesos de traducción?
Sí, he tenido una relación constante con Krasznahorkai desde que hice la primera traducción, la de Melancolía de la resistencia. Una y otra vez me he dirigido a él para hacerle alguna consulta, que siempre ha resuelto con amabilidad. Ha habido buena sintonía.
Para quien no conozca su obra, ¿cuál sería una buena puerta de entrada y por qué?
Recomiendo dos libros para empezar y conocer la obra de Krasznahorkai. Tango satánico, porque es la puerta de entrada a su universo novelístico, con una serie de personajes que luego, con diferentes formas, van apareciendo en su obra. Y luego Y Seiobo descendió a la tierra, porque muestra la enorme amplitud de su curiosidad cultural, pues leemos sobre un templo en Japón, leemos sobre la Alhambra de Granada, sobre el Acrópolis, sobre la Venus de Milo, los iconos rusos. Todo en forma narrativa. Todo con la ironía que caracteriza al gran narrador.

¿Le sorprendió que le otorgaran el Nobel?
En realidad, no. En los últimos años se hablaba a menudo de él como uno de los principales candidatos. Y su obra es un verdadero monumento literario que, además, se abre a otras artes, a las artes plásticas, como lo demuestra su colaboración con el pintor Max Neumann, o al cine, como podemos comprobar a través de las películas de Béla Tarr.
¿Cuál o cuáles de sus obras son la que más le gustan a usted?
Ahora mismo diría que la última, la que traduje hace poco (quizá por eso mismo): Herscht 07769. Supongo que en breve la tendremos ya en forma de libro. Es una obra impresionante, transcurre en el este de Alemania, y reúne muchas de las obsesiones y de los personajes que han ido recorriendo la obra de Krasznahorkai.

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