Culto

“El Pasador” y sus escasas horas en La Moneda: crónica del gobierno más breve de la historia de Chile

El 27 de julio de 1931 se vivió una situación insólita en la política chilena. Tras la caída de Carlos Ibáñez producto de la fuerte crisis económica, fue el presidente del Senado, Pedro Opaso Letelier, quien asumió el mando de la nación. Sin embargo, no duró siquiera 24 horas en el cargo y la revista "Topaze" le colgó un apodo. Esta es la historia.

“El Pasador” y sus escasas horas en La Moneda: crónica del gobierno más breve de la historia de Chile Retrato de Pedro Opazo Letelier, óleo sobre tela. Obra de Pascual Gambino. PATRICIA_NOVOA_CORTEZZ

Un día feliz que recordaba en sus memorias el expresidente Eduardo Frei Montalva se remontaba a sus años de juventud. En específico, al 26 de julio de 1931. Por entonces entonces, era el líder de los estudiantes de la PUC –junto a Bernardo Leighton-, y había sido testigo de unos días tan duros como recordables.

“Ese 26 de julio, día de su partida, estallaba incontenible el entusiasmo. La gente se abrazaba en las calles, columnas de manifestantes convergían hacia el centro, cantando y gritando…ningún miembro de las fuerzas armadas salía a las calles, que quedaron en manos de la multitud. Sin embargo, no hubo asaltos ni violencias. Los estudiantes universitarios, con un brazalete blanco, dirigían el tránsito. Nada hubo que lamentar”.

Frei se refería al día en que tras varias jornadas de protesta, finalmente el presidente Carlos Ibáñez del Campo, el “Caballo”, decidió dar un paso al costado. Ese año finalmente se habían hecho sentir los estragos de Crack económico de 1929 en el país. La Gran Depresión había llegado y arrasado fuerte en Chile.

Gabinete de Carlos Ibáñez del Campo en 1927. Colección: Museo Histórico Nacional

En el norte grande, las salitreras ya resentían el impacto en la demanda de materias primas, la principal exportación de países como Chile. Según afirman Collier y Sater en su buen libro Historia de Chile 1808-1994 si en 1925, la explotación del salitre empleaba a 60.000 personas, para 1932, solo le daba de comer a 8.000 trabajadores.

Debido a la crisis, las naciones dejaron de comprar. Los precios de las materias primas en el mercado mundial se fueron a pique; como detallan Cariola y Sunkel en su libro Un siglo de Historia económica en Chile, si en 1917 se pagaban US$110 por tonelada de salitre, para 1930 el valor en el mercado era solo de US$53. Ello le asestó un golpe definitivo a la alicaída producción del nitrato.

El ambicioso programa de obras públicas de Ibáñez, y el erario en general, se sustentó en los impuestos a las exportaciones y los créditos solicitados en el extranjero los que no se pudieron renovar. “Se produjo una triple catástrofe económica y social. Déficit fiscal, cesantía y falta de divisas”, explica Augusto Millán en su Historia de la minería del oro en Chile. El gobierno debió suspender el pago de la deuda externa, que a causa de los vaivenes internacionales se había disparado y ahora era impagable. En simple, Chile no tenía plata.

Ibáñez y sus consejeros probaron primero con las tradicionales panaceas: reducción de los gastos junto con un aumento de los impuestos a las exportaciones -detallan Collier y Sater-. No obstante, sin importar cuán rápida y drásticamente recortara los gastos, Ibáñez no podía cubrir el déficit”.

Mientras, el “Caballo” no cejaba a mantener la censura a la prensa y la persecución a opositores y partidos políticos (como el PC) para mantener quieto el frente interno. Más aún, aprovechando un resquicio legal había designado él mismo a todos los integrantes del Congreso Nacional, en el cuestionado “Congreso termal”.

Para mediados de 1931 la situación derechamente se volvió crítica. Ibáñez decidió hacer un cambio de gabinete convocando al radical Juan Esteban Montero (del ala moderada del radicalismo) para Interior y Pedro Blanquier para el ministerio de Hacienda. Montero, un abogado y académico de espíritu dialogante y conciliador, decidió levantar algunas restricciones a la prensa para así informar lo que sucedía. De todas formas era obvio; el país estaba en crisis.

Pero los esfuerzos no sirvieron de mucho. Las protestas sociales estallaron y comenzaron a hacer tambalear la ya frágil estructura del gobierno. Los estudiantes se habían tomado las sedes de la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica. Las protestas contaron con apoyo popular y la situación se agravó con la muerte de un estudiante de medicina y de un profesor, a consecuencia de la represión. Entonces los gremios profesionales se sumaron. Fue el punto de no retorno; los ministros abandonaron el gabinete e Ibáñez no tuvo más opción que dimitir a la presidencia el 26 de julio.

Manifestaciones tras la caída de Carlos Ibáñez del Campo. Julio de 1931. Revista Zig-Zag n° 1380, (1 ago. 1931)

Como mandaba la Constitución de 1925, el domingo 26 de julio de 1931 Ibáñez delegó el poder Ejecutivo al presidente del Senado, Pedro Opaso Letelier, en calidad de Vicepresidente de la República. Acto seguido, el “Caballo” pidió un permiso al Congreso para ausentarse del país por un año y al día siguiente subió al ferrocarril rumbo al exilio en Argentina. Sin embargo, el Legislativo no le dio la autorización y lo destituyó por abandonar Chile sin su venia.

Así de que un momento a otro, Opaso Letelier se encontró con que era el hombre más importante de Chile, pero lo cierto es que se trataba de un político con experiencia. Nacido en Talca en 1876, cursó estudios de medicina en la Universidad de Chile, pero lo suyo era la política. Fue alcalde de la comuna de Río Claro como miembro del Partido Liberal y en 1920 ingresó al gabinete de Arturo Alessandri Palma. Primero, fue ministro de Guerra y Marina, cargo que ejerció entre el 16 de junio y 5 de julio de 1920; y en paralelo fue ministro de Industria y Obras Públicas interino, el 23 de junio al 1 de julio de 1920.

Además, en 1921 comenzó su carrera parlamentaria siendo diputado por Talca, entre 1921 y 1924. Luego, pasó al Senado para su primer período, entre 1924 y 1930, siempre representando a Talca. En 1930 fue reelegido para el período entre 1930 y 1938.

Fue durante este segundo período, en concreto a partir del 26 de mayo de 1930 cuando sus pares lo eligieron como presidente del Senado. Acaso uno de los cargos políticos más relevantes del país. Cumplía esas funciones cuando Ibáñez le entregó el poder.

Pero Opaso pronto demostraría que no era Ibáñez. A su pesar, armó un gabinete a toda prisa para citarlos al día siguiente, 27 de julio de 1931, a La Moneda. Como ministro del Interior, no se complicó y mantuvo en el cargo a Juan Esteban Montero. Como decíamos, un político radical, catedrático de la U. de Chile y nada menos que bisnieto del prócer Manuel Rodríguez.

Y así, al amanecer del lunes 27 de julio de 1931, los nuevos ministros llegaron a La Moneda junto al vicepresidente Opaso. Y este, en una corta y efectiva ceremonia procedió a firmar un nuevo decreto. En este, le traspasaba el cargo de vicepresidente de la República...¡a Montero! Este debió poner tamaños ojos al ver la jugada. Opaso mostraba que no estaba disponible para asumir el mando del país en un escenario complejo, y sin más que decir, se retiró. Opaso no había durado ni siquiera 24 horas en el poder. Era el gobierno más breve de la historia de Chile.

Poco tiempo después, en esa movida coyuntura de 1931, el 12 agosto apareció en los kioskos una nueva revista. Topaze, el barómetro de la política chilena. Fundada a partir de una idea original del dibujante Jorge Délano Frederick Coke, recién llegado a Chile luego de unos años en los Estados Unidos.

“Aparece todos los miércoles, aunque llueva”, rezaba la publicación. Ya en su primer número se mostraba el humor gráfico y mordaz que lo caracterizaría con los años, y por supuesto, el breve gobierno de Opaso fue tema con la caricatura “Flor de un día”. Con el tiempo -y tal como hicieron con otros políticos- Topaze apodaría al desgraciado Opaso con el mote de “El pasador”, que lo acompañó hasta su muerte, en 1957.

Lo curioso es que Juan Esteban Montero tampoco duraría mucho en el cargo. Días después, el 17 de agosto, anunció que dejaba el gobierno en manos de un nuevo vicepresidente, su ministro del Interior Manuel Trucco Franzani, para asumir su candidatura presidencial de cara a las elecciones fijadas para el domingo 4 de octubre de ese año, donde se impondría y asumiría el cargo de Presidente en toda regla. Pero esa es otra historia.

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