Ocho episodios, seis amigos, una vacación en cada estación del año, pequeños y grandes secretos ocultos, rencores no dichos y, por qué no, problemas de salud.

Estos son algunos de los componentes de Las cuatro estaciones, comedia dramática estrenada en Netflix, que explora las relaciones de pareja y de amistad cuando se tienen 50 años.

Todo empieza en otoño, cuando un grupo de tres parejas de amigos se reencuentran para pasar un fin de semana a las orillas de un lago.

Están los dueños de casa, Nick y Anne (Steve Carrell y Kerry Kenney-Siver), y sus invitados que en su mayoría son sus amigos desde la universidad. Están Kate y Jack (Tina Fey y Will Forte) y también Danny (Colman Domingo) con su esposo Claude (Marco Calvani).

Nick y Anne están celebrando su aniversario número 25, y mientras ella prepara una gran sorpresa para su marido, él confiesa a sus espaldas que ya no puede más con esta relación y que la dejará en cuanto termine el fin de semana.

Así, se da inicio a cuatro mini vacaciones en que el mismo grupo (o casi el mismo grupo) se vuelve a encontrar y nos enteramos cómo han ido avanzando sus historias, lo que en muchos momentos es sinónimo de dramas.

Hay quiebres de parejas, relaciones que parecen estar estirando el chicle, problemas de confianza y amistades que pueden ser igual de complicadas que las relaciones románticas. Y en todo esto la serie logra un buen equilibrio de ponerle un poco de realismo y seriedad a las historias, sin soltar nunca la comedia que es el género que manda, dando espacio también para momentos ridículos y absurdos.

Junto con esto, lo que hace de Las cuatro estaciones una buena serie es que no presenta héroes ni villanos. No hay personajes perfectos ni tampoco uno que se pueda o se quiera odiar. Son personas a veces con urgencia de terapia y que podrían bajarle a la pasivo-agresividad y el miedo al conflicto, y que logra entregar una comedia entretenida sobre relaciones y los dolores de envejecimiento.