UE financia proyecto que protegerá el bosque templado lluvioso de seis regiones

<P>Iniciativa busca reducir en un 15% la tasa de deforestación de la llamada Ecorregión Valdiviana, de aquí a 2015. </P>




Las ecorregiones valdiviana, en Chile, y chaqueña, en Argentina, se encuentran dentro de los 25 hotspots de biodiversidad del mundo, ya que una de cada tres especies de fauna y flora que allí viven sólo existe en esos lugares. Pese a ello, la intensa actividad realizada por los humanos las tiene altamente amenazadas.

Ahora, una iniciativa binacional, financiada por la Unión Europea, pretende protegerlas reduciendo en un 15% la tasa de deforestación y degradación del bosque nativo en la Ecorregión Valdiviana y un 20% en la chaqueña, de aquí al año 2015.

El nuevo proyecto -que reúne a diversas entidades privadas y gubernamentales de ambos países- recibirá un presupuesto de 3,4 millones de dólares y comenzará a ejecutarse durante el presente año.

Rodrigo Pedraza, director del proyecto en territorio chileno y miembro de la Asociación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (Aifbn), explicó a La Tercera que mientras en Argentina las 60 millones de hectáreas que comprende la ecorregión chaqueña están amenazadas por los cultivos de soya (que se plantan en terrenos de los bosques), en Chile, la presión sobre el bosque nativo lluvioso templado, que se extiende desde la VII a la XI región -más la Región XIV de Los Ríos-, es ejercida por la demanda de leña para fines energéticos en las ciudades del centro sur.

Sergio Donoso, presidente de la AIFBN y académico de la Univesidad de Chile, explica que lo que pretenden mediante el nuevo proyecto es monitorear satelitalmente unos cinco millones de hectáreas de bosque nativo, con el fin de ubicar los principales focos de deforestación y degradación.

El tema no es menor, ya que en la zona vive una serie de especies endémicas: el alerce (Fitzroya cupressoides), segundo árbol más longevo del planeta; el olivillo costero (Aextoxicon punctatum), el pájaro carpintero más grande del mundo (Camphephilus magellanicus), el Monito del Monte -pequeño marsupial arbóreo-(Dromiciops gliroides), y el Pudú (Pudu pudu), ciervo más pequeño del mundo, entre otros, son sólo algunos de los ejemplos de la fauna y flora del lugar.

Pero no sólo eso. Según explica Donoso, cuando un bosque se degrada, deja de cumplir funciones que son vitales no sólo para la naturaleza, sino que también para el hombre, como la regulación de los ciclos del agua, de la calidad del suelo, de la biodiversidad de fauna y la flora y la captura de dióxido de carbono, etc.

"Para hacer un símil, un bosque degradado es como una persona enferma con las defensas bajas que no se puede defender bien ante las enfermedades", afirma Sergio Donoso.

Estos enormes bosques, conocidos también como Selva Fría, son muy escasos en el mundo. Sólo quedan algunos en el extremo inferior de Sudáfrica, en California (EE.UU.), en los márgenes del Mediterráneo y en puntos específicos de Nueva Zelanda y Australia. La mayoría de ellos tienen gran cantidad de población que vive en sus alrededores, lo que aumenta la presión sobre ellos.

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