Un duelo con historia
<P>En la inauguración del Mundial Sub 20 de 1987, la "Roja" enfrentó a Yugoslavia. El equipo conducido por Mirko Jozic se impuso por 4-2 con ocho representantes croatas, incluido el DT. Luka Tudor jugó ante el país de su familia y marcó un gol. </P>
LA FRIA y lluviosa tarde del 10 de octubre de 1987 estropeó la fiesta que Chile tenía preparada. Ese día comenzaba el Mundial Sub 20, pero el mal estado de la cancha y los paraguas negros en la galería fueron los protagonistas de una jornada oscura. La "Roja" salió al césped de Ñuñoa con la misión de inaugurar la Copa del Mundo organizada por el país, pero al frente tenía un escollo que ya practicaba un fútbol moderno, como era la Yugoslavia de Mirko Jozic. Un equipo frontal, de buena técnica, y que para lograr el título fue capaz de vencer fácilmente a los anfitriones, a Brasil y a las dos Alemanias.
El plantel de Jozic era de 18 jugadores. Siete de ellos eran serbios, tres montenegrinos, uno bosnio y siete croatas. Estos últimos eran todos titulares y nacieron en la misma tierra de su entrenador. Destacaban cuatro: Davor Suker, Zvonimir Boban, Robert Prosinecki y Robert Jarni. Pero Dubravko Pavlicic, Igor Stimac y Milan Pavlovic eran vitales para el funcionamiento.
Por Chile, saltaron al campo Guillermo Velasco, Mauricio Soto, Carlos Ramírez, Hugo Cortés, Javier Margas, Luis Musrri, Sandro Navarrete, Fabián Estay, Camilo Pino, Juan Reyes y Luka Tudor, todos a cargo del entrenador Luis Ibarra.
Las 67 mil personas que llegaron al Estadio Nacional notaron de inmediato las diferencias de nivel. "Luka les convirtió el empate (17') y se enojaron mucho. La cancha estaba en muy mal estado y eso les favoreció. Acá, cuando llovía, se suspendía inmediatamente la fecha y ellos estaban acostumbrados al mal tiempo. Igualmente, eso nos les resta méritos. Eran muy buenos. Imagínese, en el mismo equipo Suker, Boban, Prosinecki y Jarni. Nosotros también éramos buenos, pero ellos tenían mayores cualidades. Quizás si no hubiesen estado, la historia era otra", recuerda Estay.
La potencia y la habilidad de jugar prácticamente en el barro les favoreció a los balcánicos. "Nosotros éramos de baja envergadura. Margas y Velasco eran un tanto más grandes que el resto, pero en el medio éramos todos chicos", agrega el mundialista de Francia 1998.
El aguacero y las estocadas de Boban, Stimac y Suker (en dos ocasiones) sentenciaron la suerte de Chile. De nada sirvió el segundo descuento de Camilo Pino. "Los cuatros errores que tuvimos nos pasaron la cuenta. Ante un equipo como ese, en un Mundial, las equivocaciones se pagaban muy caro", dice Tudor.
Y lo dice con razón. Soto cometió graves errores que generaron dos tantos europeos. A modo de burla, el defensor fue apodado "Sotovic", pues sin sus malas intervenciones, los goles croatas no hubiesen sido posibles. Además, después del partido, Ibarra anunció que para el duelo ante Togo, Miguel Latín ocuparía su lugar.
Al otro día, la prensa desmenuzó el juego y sólo se leyeron elogios para los europeos. El camino se inició con un feo tropiezo, pero finalmente Chile se adueñó del cuarto lugar.
Tudor fue una de las estrellas chilenas y se jugaba un partido bastante emotivo para él. Aparte de llevarse la responsabilidad de los goles, su descendencia croata lo motivó de manera distinta. "Fue raro. Mi padre era croata y mi abuelo también. Estaba concentrado en representar de la mejor forma a Chile, pero nos encontramos con el mejor equipo del campeonato", agrega el ex delantero cruzado.
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