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Los ojeadores que llegaron a Chile: el otro Mundial que se juega en las tribunas del Sub 20

Un centenar de veedores de distintos clubes aterrizaron en el país para buscar a los futuros talentos en el certamen planetario que se desarrolla en el país. En esta ocasión, contaron con más dificultades que en otros torneos.

Los ojeadores que llegaron a Chile: el otro Mundial que se juega en las tribunas del Sub 20. DRAGOMIR YANKOVIC/PHOTOSPORT

El Mundial Sub 20 vuelve a instalar a Chile en el centro del mapa futbolístico global. Casi cuatro décadas después de haber sido sede por primera vez en 1987, el país acoge nuevamente a las promesas más importantes del planeta. Y, junto a ellas, a un centenar de ojeadores que siguen con atención cada movimiento desde las tribunas. A vista del público, pueden pasar inadvertidos, pero se les identifica por sus cuadernos, donde toman apuntes sobre los detalles.

En el Estadio Nacional, se ubican en el sector de bajo marquesina. En Valparaíso, en cambio, en el codo de pacifico-norte en el Elías Figueroa. Son representantes de los clubes más influyentes del mundo, entre ellos Barcelona, Real Madrid, Bayern Múnich y prácticamente todos los equipos de la Premier League, que llegaron con un objetivo concreto: descubrir a los talentos que marcarán el futuro.

En un torneo que congrega a 24 selecciones y que ya entró en su fase de cuartos de final, el interés de los scouts es masivo. La presencia de estos emisarios confirma el valor que mantiene el Mundial Sub 20 como la gran vitrina juvenil. Por las canchas chilenas desfilan quienes podrían convertirse en protagonistas de la próxima década.

Erik Tammer, ojeador del Ajax, explica sus movimientos a El Deportivo. “Llegué para ver el Mundial desde los octavos de final. Nos llamaron la atención algunos jugadores, por eso estoy aquí, decidí viajar. No tenemos muchos sudamericanos en Países Bajos”, dice. “Estoy aquí con la visión abierta, no viendo a algún chico en específico, sino buscando posiciones”, complementa.

El exdelantero revela que tuvo complicaciones para acceder al certamen, pero que una vez que pudo conseguir los boletos, su misión es no irse con las manos vacías. “Recibí una tarjeta a través de una agencia. Antes lo intenté con la FIFA y no recibí ninguna respuesta por parte de ellos. La verdad, ahora quiero conseguir algún jugador que marque el futuro para mi equipo en Ámsterdam”, establece.

No todos los ojeadores pueden hablar. “Debe comunicarse con mi club, en Italia”, explica uno de ellos. Sin embargo, otros dan detalles de la convivencia. “Ya casi no hay secretos en el fútbol y muchos ya nos conocemos”, dicen. Otros apuntan a que la edad de los jugadores ya es muy avanzada para hacer scouting. Un elemento que en la FIFA también evalúan.

Sin acreditación especial

La edición de este año ha tenido una diferencia importante respecto de las anteriores: la FIFA no entregó acreditaciones especiales para los cazatalentos. En el pasado, los ojeadores contaban con credenciales específicas que les permitían acceder a zonas exclusivas y desarrollar su labor con mayor facilidad. Esta vez, en cambio, cada uno debió gestionar por su cuenta su presencia en el torneo.

El cambio obligó a modificar rutinas. Sin credencial, muchos scouts tuvieron que comprar entradas como cualquier fanático. Algunos lo hicieron directamente a través de los clubes donde trabajan, otros a través de las federaciones a las que pertenecen esas instituciones. Pese a la falta de facilidades, la cantidad de observadores en los estadios es significativa. “Uno los ve juntos. El City Group mandó muchos, pero en su caso la mayoría son argentinos que fueron contratados, así no mandan gente de Inglaterra y ellos tienen un conocimiento más recabado de los sudamericanos”, revelan desde FIFA.

También dan a conocer que si bien no hubo credenciales, sí se les habilitó un proceso paralelo para la adquisición de tickets de forma preferencial. Sin embargo, desde el organismo de Zúrich prefieren tomar distancia de la figura de los ojeadores. También de los agentes, quienes muchas veces están cerca de los veedores para ofrecer futbolistas. “Son cosas que pasan y es imposible de evitar. Se ve en las tribunas, pero en esos movimientos no se mete nadie”, comentan. El motivo es claro: en un fútbol cada vez más precoz, las decisiones sobre fichajes se toman antes y las inversiones en jugadores jóvenes son cada vez mayores. El Mundial Sub 20 sigue siendo un punto de observación privilegiado.

El Mundial Sub 20 entra en su fase decisiva. ANDRES PINA/PHOTOSPORT

El escenario perfecto

En los últimos años, la aparición temprana de figuras ha cambiado por completo el mapa del fútbol mundial. Lamine Yamal, Franco Mastantuono o Estevao son ejemplos recientes de jóvenes que con 17 o 18 años ya tienen un impacto determinante en el fútbol profesional. Por edad, todos podrían haber sido protagonistas en Chile, pero no están presentes: sus clubes no están obligados a liberarlos al no tratarse de una fecha FIFA, y en casos como el de Yamal, ya pertenecen a otra dimensión competitiva.

Sin embargo, el torneo no carece de nombres atractivos. Argentina, una cantera inagotable, presenta a Maher Carrizo (19), extremo de Vélez Sarsfield y figura del último Sudamericano Sub 20. Zurdo, aunque con predilección por jugar por la derecha, es titular indiscutido en su club, cuartofinalista de la Copa Libertadores, y tiene una cláusula de salida de 16 millones de dólares. Otro de los puntos altos es Gianluca Prestianni (19), también formado en Vélez y hoy en el Benfica, con contrato hasta 2029 y valorización cercana a los 9 millones de dólares.

La atención de los ojeadores no se limita a Sudamérica. Desde Concacaf, Estados Unidos presenta a Benjamín Cremaschi (20). Ya ha debutado en la selección mayor y apunta a ser considerado por Mauricio Pochettino para el Mundial 2026. México, por su parte, confía en Elías Montiel (19), mediocampista mixto del Pachuca y considerado uno de los diez mejores Sub 20 del mundo por el Observatorio del Fútbol CIES. Su valor de mercado es de 5,5 millones de euros.

En Europa, España regresó a un Mundial juvenil tras 12 años de ausencia. Su principal carta es Iker Bravo (20), delantero del Udinese que pasó por la cantera del Barcelona, debutó en el Bayer Leverkusen y tuvo un paso por el Real Madrid antes de llegar a Italia. Ahora lidera la ofensiva de la selección Sub 20.

El nivel de talento reunido explica el despliegue de scouts en el país. No se trata solo de evaluar lo que ya se conoce, sino también de descubrir nuevas piezas. Muchos jugadores que hoy brillan en la élite fueron observados por primera vez en un Mundial Sub 20.

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