Los secundarios del Histórico

Gol de Fabián Orellana

Hoy se cumplen 10 años del primer y único triunfo logrado por la selección chilena ante Argentina en el tiempo reglamentario de un partido oficial. Un decenio de una victoria sellada con gol de Orellana, pero sustentada en el trabajo de un puñado de actores de reparto cuyas actuaciones cambiaron la historia.



El 15 de octubre de 2008, en el Estadio Nacional, Chile no venció a Argentina, se venció a sí mismo, por más que aquel triunfo, grabado a fuego en la retina y la memoria colectiva de una sociedad entera, vaya a pasar a la posteridad por lo primero. La deuda histórica contraída, al fin y al cabo, era exclusivamente propia. Hasta que la saldaron los soldados de Bielsa.

Al triunfo conquistado por la Roja aquella tarde de primavera, merced al solitario tanto de Fabián Orellana a los 35 minutos, siguieron, de hecho y en rigor, dos victorias más (2015 y 2016), jalonadas además con la consecución en sendas tandas de penales de dos Copas América, pero aquel encuentro del que hoy se cumplen exactamente 10 años, continúa siendo el único en que el Equipo de Todos fue capaz de doblegar a la Albiceleste en el tiempo reglamentario de un duelo oficial tras casi 100 años de enfrentamientos.

Pero por más que aquel inédito festejo nacional haya sido adjudicado siempre a la misma generación de futbolistas que protagonizó después la doble conquista del subcontinente, lo cierto (y también lo llamativo) es que algunos de los grandes nombres propios de ese primer cotejo no contaban entonces con el cartel de actores principales en la Roja, no formaron parte después, en muchos casos, de los triunfos colectivos venideros o, paradójicamente, brillaron con luz propia ese día ante Argentina y después, sencillamente, desaparecieron. Un puñado de actores secundarios (no tanto desde una dimensión futbolística como desde un prisma mediático y partiendo por el propio autor del único gol del encuentro) que fueron los verdaderos encargados de reescribir la historia. Y es que al fin y al cabo las buenas historias no son las que tienen solo buenos actores principales, sino un reparto excelente. Y eso es precisamente lo que tenía en sus manos, aquel 15 de octubre, el bueno de Marcelo Bielsa.

Si hay un futbolista capaz de personificar a la perfección la excepcionalidad de aquel duelo librado ante la escuadra transandina, ese es, sin lugar a dudas, Hugo Droguett (36), que no solo disputó ante la Albiceleste el que fue, probablemente, su mejor partido con la Roja, sino también el último. Y todo ello tras vestirse de protagonista literalmente por accidente. "Yo estaba en la banca y, aunque uno siempre va a querer entrar, de una manera u otra no lo esperaba, porque contra Ecuador no me había ni vestido. Entonces, mucha esperanza no tenía", comienza a rememorar, un decenio después de aquel encuentro y en conversación con eldeportivo de La Tercera, el hoy mediocampista de Universidad de Concepción. "Pero entonces se da la jugada fortuita de Mark (González), de la que sale muy lastimado (con un TEC cerrado tras un brutal choque con Nicolás Burdisso), y Marcelo (Bielsa) me manda a calentar", prosigue. "Y recuerdo que estaba muy nervioso, porque además la gente pedía que entrara Valdivia, quizás porque Valdivia tiene más calidad, qué sé yo, pero en el momento que calentaba, pensaba: 'Bueno, el profe va a recular y va a cambiar su decisión'. Pero, por suerte para mí, no fue así y me ratificó". Se habían consumido solo 20 minutos de partido en el Nacional. De una intensidad inusitada. "En la primera pelota que toco, trabé, me acuerdo, con Mascherano, y la gané. La gente murmulló y eso me llenó de confianza. Esa jugada fue muy importante, ganar esa trabada, porque se estaba jugando a un nivel altísimo y temía que el equipo se resintiese porque Mark lo estaba haciendo muy bien", agrega.

Pero el equipo no estaba dispuesto a resentirse, en ninguna de sus líneas. Ni siquiera en esa osada retaguardia formada por tres jugadores y comandada, desde su posición de líbero, por Waldo Ponce (35). "Nunca pensamos que por estar con línea de tres íbamos a estar expuestos. Era un esquema que manejábamos. Teníamos claro a quién nos enfrentábamos y creo que esa fue nuestra principal ventaja. Teníamos muy claro lo que teníamos que hacer y lo que no teníamos que hacer", manifiesta, con convicción, el exzaguero, retirado de la actividad el pasado año y responsable hoy de una línea de zapatillas llamada Área y de una empresa de servicios automovilísticos.

El frente de ataque argentino, sin embargo, infundía respeto; Sergio Agüero, Diego Milito y Leo Messi. Aunque para tratar de neutralizar al astro del Barcelona, Bielsa ya había dado con el antídoto. Otro personaje secundario que iba a disfrazarse de principal en la noche ñuñoína. "Recuerdo que fue un partido redondo y luego recuerdo situaciones clave. El gol, claro, lo que le pasó a Mark o el estar hablando constantemente con Marco Estrada, que tenía que estar siempre cerca de Messi. Marco hizo un muy buen partido", rescata Ponce. El volante quillotano, hoy futbolista del Juventud El Bajío, un modesto club amateur de la Quinta Región, hizo un partido para el recuerdo.

Con el devenir de los minutos, la presión chilena comenzaba a tornarse asfixiante para los pupilos del cuestionado Coco Basile y, tras un cabezazo al travesaño de otro histórico sin placa de aquella inolvidable jornada, Pablo Contreras, llegó el ansiado premio del gol. "El equipo estaba tocando y la pelota llegó en diagonal hacia mí. La pelota se iba, pero yo no la dejo salir y como de media vuelta la despejo y por la presión de un jugador argentino le llega a un jugador nuestro. Ahí se empiezan a generar todos los movimientos que llevaron a la finalización, de muy buena manera, de Orellana", explica Droguett. "Yo me acuerdo de la pasada del Gary por fuera, del centro atrás y de la definición de Fabián, con mucha tranquilidad. Eso no se me olvida", complementa Ponce. Un tanto que a la postre terminaría siendo decisivo y dando lugar al nacimiento de un nuevo sobrenombre futbolístico que sobrevive hasta nuestros días: "Fabi tuvo la suerte de convertir y de ganarse un apodo de por vida. E Histórico, qué apodo ¿no? Bueno, todos ayudamos un poco a lograr un resultado que nos pone en la historia del fútbol. Y que marcó también un punto de inflexión para todo lo que vino luego", explica el exdefensor.

Con ventaja en el marcador desde aquel recordado minuto 35, la Selección de Bielsa se las ingenió como pudo para resistir y para conservar su renta durante todo el segundo tiempo. Y terminó venciendo. Y aunque el apodo se lo quedó solo uno, hoy son muy pocos los que dudan de que aquella noche en el Nacional fueron al menos 14 los históricos chilenos. "No hubo un jugador que resaltara más de lo que resaltó el equipo. Marco hizo un buen partido, Hugo (Droguett) que entró por lo que le pasó a Mark, también lo hizo, y atrás con Pablo (Contreras), con Claudio (Bravo)... fue un partido redondo", sintetiza Ponce.

"Fuimos totalmente dominadores de un encuentro increíble. El mismo técnico de la selección argentina reconoció después que, a la hora de analizar el partido, parecíamos 14 jugadores (chilenos) dentro del campo. Metimos una presión intensa". El que habla es Pablo Contreras, otro protagonista de aquel duelo imborrable. Al igual que sus compañeros en la zaga, él debió frenar a Messi y compañía. "Estuve súper concentrado ante un grandísimo jugador como era Leo Messi, además del Kun Agüero y Diego Milito".

Pero aquel partido no fue tan redondo para todos. Tras el que apuntaba a ser su encuentro consagratorio con la casaquilla nacional, Droguett, el faro que en estos días trata de guiar a la Universidad de Concepción hacia la consecución de un inédito título, no volvió jamás a ser citado a la Roja. "Camino a mi casa recuerdo que la gente estaba vuelta loca por las calles, no se podía pasar y haber pertenecido a ese equipo que derribó tantos años de frustración, que derribó una historia gigante que tenía en contra, es la alegría más grande que me pudo pasar jugando por la Selección, más aún tratándose de mi último partido. Por qué no hubo más llamados es difícil saberlo. En las decisiones del técnico uno no puede meterse. O algo habré hecho mal, no lo recuerdo, pero de una u otra manera prefiero quedarme con eso, con que mi última participación fue buena y que pertenezco a un grupo que cambió en ese momento la historia de los duelos contra Argentina", sentencia el volante, quien pese a su gran momento en el torneo doméstico ya da definitivamente por cerrada, 10 años después de su último concurso, su aventura en la Selección: "Ese capítulo para mí está cerrado hace bastante tiempo y me quedo tranquilo con lo que pude hacer. ¿Pude hacerlo mejor? Seguro, pero no me puedo cuestionar nada. Así que disfrutando de estos últimos momentos que me quedan en el fútbol. Uno ya no es un niño y como se van dando las nóminas es algo lógico pensar que yo no estoy para la Selección. Estoy en una edad avanzada y por más que mi rendimiento sea alto, sé que no seré considerado. Si no era considerado cuando estaba más joven y en un gran momento, imagínate ahora que tengo 36 años", concluye.

Y Ponce, que sí que alcanzó a defender a la Roja en Sudáfrica, cierra, a modo de conclusión: "Ese partido nos hizo convencernos de que éramos un gran equipo y que teníamos las condiciones para ganarle a cualquiera, porque aunque obviamente están también las copas América, ese sigue siendo después de todo el partido que se le ganó a Argentina". El encuentro, tal vez, que marcó el comienzo de todo, que la Roja venció gracias a la colaboración inestimable de sus Estradas, Droguetts, Orellanas, Ponces o Contreras; con Alexis suspendido, Aránguiz, Díaz y Valdivia fuera de juego y Arturo Vidal sumando apenas tres minutos. "El 15 de octubre será un día imborrable para el pueblo chileno, para mí y para todos los jugadores", cierra Contreras.

El triunfo del colectivo en un día, el 15 de octubre de 2008, en que Chile no solo derrotó a Argentina sino que descubrió, no sin cierta sorpresa, que podía ganarle a cualquiera.

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