Al hablar de cocina chilena, o de inspiración chilena, si se quiere, siempre se me viene a la mente este restaurante del chef Cristián Correa. Ubicado en la Plaza del Mulato Gil, en donde estuvieron el famoso R. y la mítica librería de Enrique Lafourcade, el local es agradable y sin mayores pretensiones, con la cocina a la vista y una propuesta que se basa en lo disponible en el mercado ese día. Buena parte de los vegetales -orgánicos- viene de la huerta que el chef y su familia tienen en Chicureo. Hay pan hecho ahí mismo y una cerveza especial del restaurante. El servicio es muy atento y la cocina de Correa es consistente y sabrosa, en una carta que se pasea por preparaciones como pulmay, porotos granados o empanadas, entre otros, revisitados por el talento del chef.
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Hace unas semanas abrió este nuevo restaurante vietnamita. Es de Gaetan Eonet, el mismo francés dueño del popular Le Bistrot de Providencia, aquí en sociedad con la señora Kim My, de madre vietnamita. El local en un segundo piso es muy lindo y cálido, ambientado con mucha madera, con salón y terraza, además de una zona frente a la cocina -a la vista- que parece un carro comedor de tren. La carta dice que no usan glutamato monosódico (conocido como Aji-no-moto), se indican con un símbolo los platos que tienen gluten, así como los veganos, y se explican las salsas de la cocina de Vietnam. Hay ricos mocktails (cocteles sin alcohol que me parecieron caros), y variedad de platos con ingredientes como verduras, chancho, pollo, camarones, repollo, maní, leche de coco. El servicio ese día fue amable, aunque por lo nuevo del lugar, falta un poco de rodaje. Aun así, estoy lista para volver, pues la comida estaba muy sabrosa.