El Giratorio es un restaurante que probablemente conozcas, porque es un emblemático de Santiago. De hecho, se inauguró enagosto de 1981, el mismo año que la Torre Santa María.

Está en el piso 16 del edificio ubicado en Av. Nueva Providencia 2250, entre Av. Suecia y Ricardo Lyon, y es uno de los pocos restaurantes, por no decir el único, que tiene estacionamiento gratuito por este sector.

Debe su nombre -y también su fama- a que literalmente gira en 360 grados. Sí, leiste bien. Bajo el piso hay tres motores eléctricos que hacen que el restaurante de un giro completo en un tiempo que puede ser de 45 a 90 minutos, dependiendo de en cuánto se programe.

Así la vista, una de las mejores de los restaurantes de la capital, va cambiando sutilmente. Por eso en un minuto miras hacia la cordillera y luego al cerro San Cristóbal, por ejemplo.

Y todo mientras disfrutas de la carta, que mezcla platos clásicos con algunos toques de autor.

Giratorio: amor por los clásicos

Si se trata de platos que nunca salen de la carta del Giratorio, imposible no mencioar las machas a la parmesana ($ 9.900), con un toque de salsa bechamel y queso.

También el filete Giratorio ($ 15.800), que va relleno de jamón de pierna acaramelado y mozzarella derretida, más una salsa de vino, champiñones y papas salteadas.

Otra alternativa es el pescado cardenal ($ 15.800), que puede ser salmón, congrio, merluza o albacora por ejemplo, que viene con camarones salteados en salsa de ostras y un quinoto de mariscos.

Para darse un gustoe es el Patagonia linda Patagonia ($ 13.800), que son unas chuletitas de cordero a la parrilla sobre un cremoso risotto de centolla austral.

A la hora del postre, prueba los celestinos ($ 4.500), que vienen con un toque de caramelo, manjar tibio y helado de vainilla, o el cheescake ($ 4.500) de alcayota, ligeramente dulce.