Finlandia: Cuando la equidad de género gobierna el país

Parte del gabinete del gobierno de Finlandia junto a la primera ministra. FOTO: AFP

La nación nórdica fue la primera en Europa en otorgar sufragio igualitario y universal, lo que permitió a las mujeres una verdadera participación política. Las generaciones que crecieron con esta realidad hoy son lideradas por la primera ministra más joven del mundo.


El 64% de los finlandeses está satisfecho con las labores del gobierno de la primera ministra más joven de la historia. La socialdemócrata, Sanna Marin, de 34 años, llegó al poder hace tres meses pero no lo hizo sola, sino que acompañada de una coalición de cinco partidos, todos liderados por mujeres que integran uno de los gabinetes con mayor participación femenina en el mundo, conformado por 12 ministras y siete ministros. El sueño de la equidad de género se transformó en la realidad en la que han crecido los ciudadanos del “país más feliz del mundo” y que ha surgido como modelo para que otras naciones sigan los mismos pasos.

Sanna Marin
La primera ministra socialdemócrata de Finlandia, Sanna Marin, de 34 años,


“La paridad de género no es un problema de las mujeres, sino que es un problema de las personas”, señaló la líder finlandesa en su primera participación en el Foro de Davos. El World Economic Forum (WEF) posiciona en cuarto lugar al país en igualdad de género después de Islandia, Noruega y Suecia.

A pesar que la mayoría de los predecesores de la líder del Partido Socialdemócrata son hombres en sus 50 años, los cimientos para que las mujeres gobernaran Finlandia tienen una larga data. No es coincidencia que el país fuera el primero en Europa y el segundo a nivel global en otorgar el sufragio igualitario y universal en 1906, permitiendo a las mujeres desde ese mismo año poder postular a cargos de elección popular.

“Durante el movimiento por la independencia finlandesa de Rusia, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, mujeres y hombres trabajaron juntos en el proceso, lo que se transformó en la narrativa nacional. Las mujeres fueron parte de la base para que la participación política de ellas fuera tan fuerte. Después del derecho a voto, las mujeres fueron electas para casi el 10% del Parlamento nacional y en los últimos años representan más de un tercio del Eduskunta (Legislativo finlandés). Es notable que el gobierno de coalición tenga todas las mujeres líderes, pero dada la participación histórica de las mujeres en Finlandia, no es del todo inesperado o inusual”, señala a La Tercera Ellen Marakowitz, doctora en Antropología de la U. de Columbia y especialista en participación política de las mujeres en Finlandia.

Por esto no fue extraño el arribo de Sanna Marin, que rompe los esquemas de política tradicional: creció en una familia arcoíris constituida por dos madres en el pequeño municipio de Pirkkala; comenzó a trabajar a los 15 años en distintas labores para ayudar a su casa, en un blog personal escribió “creo que era la alumna más pobre de mi clase” y fue la primera de su familia en ir a la universidad. Marin ingresó a los 20 años a la política y no se detuvo hasta que fue electa alcaldesa de Tampere, con solo 27 años, y posteriormente diputada, líder del partido, ministra de Transporte, madre y primera ministra.

Pero Marin no es la primera mujer que gobierna en Finlandia. Anteriormente, Anneli Jäätteenmäki gobernó en 2003 y Mari Kiviniemi, entre 2010 y 2011, pero no estuvieron en el cargo más de un año.

“Hay todas estas historias en Finlandia sobre niños que les preguntaban a sus padres si un hombre puede ser Presidente”, sostiene el diario británico The Guardian.

Es que uno de los iconos en la política finlandesa ha sido Tarja Halonen, la primera gobernante del país que gobernó entre 2000 y 2012. En las elecciones parlamentarias del año pasado, se registró el récord de mujeres electas: de los 200 escaños, 93 son ocupados por mujeres, lo que equivale al 47%. Así, el país se suma a Bélgica, España y Suecia que de acuerdo al Instituto Europeo para la Igualdad de Género mantienen equilibrios entre los géneros.

Para Ellen Marakowitz, unas de las claves del avance de Finlandia en términos de paridad “es el modelo único de bienestar social, donde cuestiones de interés para las mujeres fueron integradas en las estructuras nacionales como la igualdad salarial, el cuidado de los niños, la asistencia de maternidad y la violencia doméstica”. El país tiene una brecha mínima de sueldos, en comparación con otros países: las mujeres ganan US$ 0,94 por cada US$ 1,13 que ganan los hombres.

En esa línea, una de las prioridades que estableció el gobierno de Sanna Marin fue la reciente aprobación que iguala el permiso parental. Así, tanto madres y padres tienen siete meses de licencia pagada para estar con sus recién nacidos. La política que entrará en vigencia en 2021 busca “erradicar las asignaciones basadas en el género”. Según datos del World Bank Group, la representación del 25% o más de las mujeres en los parlamentos aumenta la probabilidad de sacar leyes que exijan apoyo del gobierno a los padres y empleadores para el cuidado infantil.

En otros avances para fomentar la igualdad en la sociedad, el año pasado Finlandia impulsó el uso del pronombre neutro de género (Hän) para aportar de una manera lingüística a quienes no se definen ni como ella ni como él.

La dimisión en diciembre del exprimer ministro finlandés, Antti Rinne, que salió del cargo con un 27% de respaldo, generó una tensión política en el país que ha comenzado a quedar atrás con el respaldo transversal hacia Sanna Marin. Un sondeo de Länen Media revela que tres cuartas partes de las mujeres encuestadas respaldan el gobierno y en los hombres es de casi la mitad.

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