AIM, la agencia de jugadores que está en guerra con Felicevich

AIM FUTBOL
Los hermanos Jiménez (Arturo y Matías a la izquierda), e Ignacio a la derecha, junto a Claudio Valenzuela, rodean a Nico Castillo, uno de sus representados.

La otra gran empresa de representación de futbolistas en Chile, con oficinas en Santiago y España, suma adhesiones y cuestionamientos por su manejo entre los diferentes clubes. Huachipato le cerró las puertas.


Fernando Felicevich rompió el silencio. El representante se defendió en La Tercera de las acusaciones de prácticas mafiosas que le lanzaron padres de futbolistas juveniles en este mismo diario. Ambos son representados por AIM,  la agencia cuyas manos, de manera indirecta, Felicevich dice ver detrás de estas denuncias. La misma empresa que Huachipato reconoce tener vetada. El otro contendiente de la guerra desatada en Chile entre las dos grandes empresas de representación.

AIM es una agencia de representación dirigida por los hermanos Arturo Jiménez, Ignacio Jiménez y Matías Jiménez (AIM), en compañía del español Alejandro Santiesteban. Tienen en su cartera de jugadores a futbolistas como Nicolás Castillo, Marcelo Díaz, Mauricio Isla, Manuel Iturra, Matías Fernández e Igor Lichnovsky, entre los más renombrados. Entre sus servicios también se ofrece la organización de partidos amistosos autorizados por FIFA y UEFA, y también pretemporadas para los clubes.

La firma fue creada en 2008 y cuenta con oficinas en Santiago y Marbella (España). Tienen jugadores en 15 países del mundo, en su mayoría en México, especialmente en el club Necaxa. Matías Fernández, Luis Felipe Gallegos, Fernando Meza, Nicolás Maturana, Marcos González, Igor Lichnovsky defendieron en algún momento la camiseta del equipo de Aguascalientes. De hecho, en algún instante coincidieron seis de sus representados en el equipo albirrojo.

Hoy, AIM ha tomado una fuerza llamativa en el fútbol chileno. Con polémicas, claro. Y también con aciertos. Su modo de acercarse a los futbolistas ha sido cuestionado. Quizás, la imagen que más molestia generó entre los agentes ocurrió cuando quisieron fichar a Ángelo Araos, jugador que en ese tiempo defendía a Universidad de Chile. Poco le importó a AIM que Francesco Barbera tuviese los derechos del antofagastino. En los duelos que los estudiantiles jugaban de local, la empresa chilena-española trasladaba a la familia del hoy futbolista de Corinthians en furgones de la empresa. La idea era hacer una atención para negocios futuros. Finalmente, el volante terminó firmando por Felicevich, en una alianza que se generó con Barbera. La guerra, según dicen cercanos a ambas partes, comenzó en ese momento.

Sus negocios en Chile no han pasado desapercibidos. Para bien y para mal. Algunos clubes, de hecho, les han cerrado las puertas a la agencia por su modus operandis, especialmente con los jugadores juveniles. No son pocos los casos de futbolistas que han partido al extranjero bajo su alero sin que todavia hayan debutado en el profesionalismo. "Les prometen un futuro esplendoroso. Los sacan a escondidas de los clubes y de pronto aparecen firmando en un equipo de afuera. Claro que nada es gratis. Si el sueldo es superior a 4 millones de pesos, les cobran a sus representados un 10%. Y aunque eso es legal en el fútbol, no todos lo hacen", asegura una fuente conocedora de la industria.

Hay que remontarse hasta 2012 para encontrar su primera encontró con un equipo chileno. Nada menos que Colo Colo. En el Apertura de 2012, luego de destacar bajo el mando de Luis Pérez, Bryan Rabello, promisorio volante albo, partió a Sevilla con apenas 18 años, sin firmar jamás un contrato como profesional con su club formador. Fue el primer jugador mediático que salió de Chile bajo el mando de los hermanos Jiménez, quienes se ganaron críticas en el Cacique por no velar por el futuro del jugador. La idea, en un principio, era solo cancelar los derechos de formación. Hoy, Rabello, luego de haber pasado por ocho clubes, con apenas 25 años, milita en los Lobos Buap.

En Universidad de Chile las diferencias con la empresa de agentes comenzó cuando Fernando Meza, jugador de Palestino, durante la temporada 2016, acordó de palabra su vínculo con Azul Azul. Finalmente, el arribo del defensor se cayó por orden de AIM, que decidió ponerlo en el Necaxa de México. Al poco tiempo retornó a Chile, pero al clásico rival: Colo Colo. Nicolás Maturana fue otro de los casos más emblemáticos: el jugador formado en la cantera estudiantil, luego de negociaciones, y asegurar que no se sentía valorado, partió al Necaxa. "Lo escondieron durante tres días para que no contestara nuestros llamados. Le ofrecíamos casi lo mismo que terminó recibiendo en México, pero le lavaron la cabeza", afirman desde la concesionaria. El mediocampista tuvo un fugaz paso, retornó a Colo Colo y hoy defiende a Universidad de Concepción.

En Huachipato, en tanto, decidieron cortar todo tipo de relación con los hermanos Jiménez. No realizan ningún tipo de negocio con estos agentes, luego que, según dicen desde el club, les levantaran a Víctor Dávila, Simón Ramírez, entre otros. Al primero lo colocaron en Necaxa y al lateral lo llevaron a una filial del Benfica. "Trabajamos con todos los representantes, menos con AIM", dicen desde la Octava Región, todavía molestos por haber perdido a dos de sus joyas, sin haber visto un solo peso.

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