Carabinero liberado por la Corte tras imputación de torturas en Ñuñoa: "Queríamos irnos para la casa, estábamos chatos, no queríamos más guerra"

TENIENTE MARTIN BLANK15668
07/01/2020 TENIENTE DE CARABINEROS MARTIN BLANK, ACUSADO POR TORTURAS Mario Tellez/La Tercera

El teniente Martín Blanc era el jefe de la Sección de Fuerzas Especiales (FF.EE) que comandó un operativo en Irarrázabal, el 22 de octubre. La fiscalía le imputó a él y su equipo haber torturado a una persona. Sin embargo, ayer el tribunal de alzada los liberó, tras la apelación de la defensa. Admite que el procedimiento debía hacerse de otra manera, le pide disculpas al afectado, pero dice que hay un trato injusto hacia Carabineros.


Fue la primera formalización anunciada por torturas contra un grupo de efectivos de Fuerzas Especiales (FF.EE.) de Carabineros, en medio de la crisis. La Fiscalía Oriente imputó a 12 policías haber torturado a un manifestante en Plaza Ñuñoa el 22 de octubre, y el tribunal de primera instancia decretó -el pasado 26 de diciembre- la prisión preventiva de los funcionarios.

Sin embargo, ayer la Octava Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago revocó esta resolución y ordenó la libertad de los imputados. Además cuestionó la imputación de tortura, interpretando que lo que había era un uso excesivo de la fuerza, normado en el Código de Justicia Militar.

Los policías salieron en libertad y esta mañana el jefe de la sección que estaba a cargo del operativo, quien estuvo en prisión preventiva y se le imputó haber golpeado al manifestante, el teniente Martín Blanc, decidió hablar. En entrevista con La Tercera PM, el oficial manifestó que "el contexto en el cual estábamos trabajando era solamente agresiones. Uno está acostumbrado como funcionario de FF.EE a trabajar bajo mucha presión, pero esto ya se había desbordado".

¿Cómo fue que los destinaron a Plaza Ñuñoa?

Habíamos estado todo el día en Plaza Baquedano, donde estuvimos enfrentándonos a las agresiones de los manifestantes, agresiones que consisten en bombas molotov, en piedras grandes, en pintura en los carros y cascos que nos dejan sin visión, hondas con clavo, botellas con orina, de todo. Después de eso, acudimos a eso de las 21.20 de la noche a Plaza Ñuñoa. El toque de queda había empezado ya a las 19.00 de la tarde. Nosotros queríamos irnos para la casa, estábamos chatos, no queríamos más guerra. Nosotros convivimos siempre con situaciones de presión, pero nunca una situación había sido tan grave como esta. Estábamos shockeados.

¿Y qué pasó allá?

Teníamos información que se quería quemar la municipalidad. Nuestra misión, entonces, era disolver. Yo, como jefe de sección, no quería detener a nadie, teniendo en consideración que no detener a una persona en contexto de delito, es un incumplimiento de deberes militares, porque es mi obligación. Yo no quería detener.

¿Por qué no quería detener?

Porque nosotros queríamos irnos. Queríamos disolver, porque cuando uno está con una presión como esta, está todo el día recibiendo insultos, entonces uno llega a un punto en que no quiere más. Ya llegar a disolver manifestantes, sobre todo en un lugar donde generalmente se reunía gente tranquila, entonces ahí uno dice, 'bueno, hagamos lo imposible para que esta gente se vaya para su casa, démosle la posibilidad de que se vayan sin alterar el orden público'.

¿Y cómo se pasa de eso a la golpiza de esta persona?

Formamos una línea para contener a las personas que quedaban, y en eso dos quedaron detrás de nosotros. Ambos nos insultaban, y lo típico que le dicen a Carabineros. Al comienzo nosotros no los pescamos. Uno de ellos, ante la solicitud de nosotros, se va, que era lo que queríamos. Mi gente llevaba más de una semana con esto, queríamos ver a nuestra familia, no había seguridad en ninguna parte de Chile y nuestras familias estaban con miedo en sus casas. Detener a una persona, para nosotros, significa quedarse cinco horas más con el procedimiento, y al otro día igual tengo que entrar a las 5.30 de la mañana.

El caso

Pero se entiende que practicar una detención es parte de la labor que tienen ustedes como Carabineros, ¿o no?

Sí, es parte de la labor. Uno lo asume, pero eso no significa que me haga bien como persona. Yo como persona tengo mis necesidades y tengo que cumplirlas, especialmente como familia.

¿Qué pasa con la persona que queda atrás de ustedes? ¿Esa es la que golpean?

Esta persona que quedó estaba extremamente eufórica, una persona que nos estaba insultando todo el rato. Yo escuchaba no más, porque yo estaba haciendo uso de mi escopeta, repeliendo a la gente que nos tiraba de todo. De pronto, estaba con la escopeta, miro hacia atrás, viene una persona arrancando de mis carabineros y en ese momento levanté el pie. Tenía la escopeta en la mano, pensé en un segundo ¿qué hago?, ¿lo agarro con las manos?, ¿y si se me escapa un tiro? Levanté el pie. Usted entenderá que peso más de 100 kilos, le puse el pie en la espalda, empujé, no fue un golpe, puse el pie y presioné. Fue para detenerlo y que no siguiera arrancando.

¿Y por qué lo detienen si usted quería que se fuera la gente?

Porque ya era mucho. Uno puede aguantar hasta un punto, pero cuando no hacen caso no hay ninguna otra forma de poder pararlo.

La Fiscalía imputa torturas, se vio en televisión cómo ocurrió todo, eran hartos carabineros contra una persona. ¿Qué pasó ahí?

Según el protocolo, esto se ajusta al marco.

Pero la persona estaba en desventaja clara...

Cuando uno ve el video rápidamente, yo también digo "no me gusta", pero cuando empiezo a analizar se ve que no es una paliadura a la persona, son seis bastonazos. Conforme al cuadro del uso de la fuerza, está de acuerdo al protocolo. Lo que sí puedo decir, es que debía haberse ocupado otra técnica para controlar a la persona.

¿Y al esposarlo él no significaba mayor amenaza, cierto?

Lo que debió hacerse era reducirlo.

¿Por qué pasó entonces?

Son situaciones muy rápidas. A nosotros nos hablan de tortura, pero para que eso ocurra la persona debía estar detenida, debimos actuar de otra forma. Lo acepto, lo reconozco, y doy la cara por ello, pero esta persona estaba con un sartén. Todos dicen '¿qué va hacer con un sartén?'. A un compañero mío le volaron dos dientes con un sartén, pero nadie dice nada. Mi acción dura un segundo, ¿yo voy a torturar en un segundo? Un carabinero de mi equipo estuvo preso 11 días por un bastonazo en la pantorrilla, ¿y mi carabinero de 22 años es un torturador porque pegó un bastonazo en una pantorrilla? Estuvimos presos por hacer la pega; bien, mal o regular, son cosas que pueden pasar. Usted también puede cometer un error, ¿y se va a ir preso por eso?

El actuar policial

¿Qué opina de los manifestantes?

Yo no odio a los manifestantes, tiene su derecho a protestar.

¿Le pediría disculpas al afectado?

Sí, le pediría disculpas, de hecho lo hice en el hospital. Y mire, cuando subimos a esta persona al carro le prestamos los primos auxilios, y eso nunca se dice.

¿Han sentido el respaldo del mando institucional?

Sí, y uno tiene que asumir los costos de una mala actuación, o de algo que se debe haber hecho de otra manera, pero aún así, mi gente, la gente que comando, mis jefes, no tengo nada que decir de ellos. Hay un apoyo incondicional, porque ellos saben cómo funciona un procedimiento. No miran la tele y dicen, 'la cagó el paco'. No, ellos saben lo que es recibir molotov.

¿Qué opinan los policías -usted que es carabinero de calle- de los cuatro informes de derechos humanos que cuestionan el actuar policial en las protestas?

Es duro, porque nosotros nos sacamos la cresta por Chile, por la patria. Por todos. Me da risa cuando la gente dice ¿por qué no van a las poblaciones? Sabe cuántas veces me han disparado en la poblaciones, no se las puede ni contar, pero vamos igual. Tengo gente herida en poblaciones, por ejemplo, en Renca, a un carabinero le dispararon en el abdomen y estuvo cuatro días en coma, ¿y nos dicen que no vamos a las poblaciones? No, eso es mentira.

¿Cómo se explica entonces que haya gente herida con perdigones en los ojos?

La gente piensa que nosotros salimos a dispararle a la gente a los ojos. Yo le puedo mostrar todas las grabaciones en mi cámara, de todas las veces que usé la escopeta antidisturbios, la que utilicé en situaciones de agresión y el intento de matarnos. Cuando nos lanzan molotov, ¿para qué lo hacen? Eso se toma como agresión letal y yo ahí puedo usar mi pistola y revolver, pero resulta que no, usamos la escopeta antidisturbios: ¿De qué otra forma puedo controlar a 120 mil personas con 20 carabineros?, ¿con disuasivos químicos? No sirven y se nos acercan. ¿Qué hago? Me pongo a pelear a combos con 3 mil personas? No. Cuando yo uso el arma, lo hago contra gente que está agrediendo a carabineros y es imposible que uno de esos perdigones llegue a una persona que no estaba haciendo nada. Para mí, es imposible, y yo disparé harto, porque esta "primera línea" y "segunda línea", ocupan de lado a lado la calle y yo disparo contra el agresor, pero el perdigón se abre y llega a los que también estaban provocando desórdenes. Para el manifestante es fácil salir de ahí, tomarse una selfie y llegar al hospital y decir que él estaba caminando por el lugar y le llegó un perdigón.

¿Hay una sensación en Carabineros de decir "ya está", y no salir más a los focos de conflicto?

El carabinero tiene algo que nadie tiene: vocación y amor por servir a la patria. Nosotros no estamos aquí para defender al Presidente, al gobierno, a los empresarios, a grupos de interés, sino para defender el estado de Derecho y a la gente que no tiene cómo defenderse.

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