Los reparos de Viera-Gallo, católico, a ley que obligaría a denunciar delitos confesados a un sacerdote

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PERSONA - ARRODILLADA - REZANDO - HABLANDO - CONFESION - CONFESIONARIO - IGLESIA CATOLICA - RELIGION - CHILE

"No hay un delito más abominable que los abusos a menores. Pero la esencia del sacramento de la confesión es su secreto. Por eso hay que estudiarlo", advierte ex senador socialista ante proyecto en trámite en el Congreso.


No. El proyecto no elimina completamente el secreto que protege el ejercicio íntimo, espiritual y profundo de ir a relatarle sus pecados al sacerdote en el confesionario. Para que quede claro, el texto que se está tramitando en el Congreso sí obliga a los sacerdotes y autoridades eclesiásticas a denunciar delitos que conozcan a través de una confesión. Es eso lo que ha generado debate luego que la norma -que busca que los abusos a menores sean puestos a disposición de la justicia- pasara esta semana su primera valla en la Cámara y llegara a la Comisión de Constitución del Senado.

La Conferencia Episcopal y varios obispos ya rechazaron la idea. En simple, la ley en proceso coloca a los religiosos al mismo nivel de los uniformados (policías y Fuerzas Armadas), fiscales, funcionarios públicos, jefes de hospitales, clínicas y planteles educacionales. La lista está en el Artículo 175 del Código Procesal Penal (CPP) El proyecto que se discute ahora agrega una categoría más a la nómina y dice textualmente así:

Las autoridades eclesiásticas de cualquier confesión religiosa, sea de derecho público o derecho privado, y, en general los obispos, pastores, ministros de culto, diáconos, sacerdotes, religiosas u otras personas que conforme a las reglas de cada denominación religiosa detenten algún grado de autoridad sobre una congregación o grupo de personas en razón de la práctica de alguna creencia; los directivos de asociaciones, fundaciones o agrupaciones de carácter cultural, juvenil, educativa, deportiva o de otra índole, respecto de los delitos cometidos en contra de niños, niñas o adolescentes y en contra de personas que por su condición física o mental no se encuentren en condición de ejercitar por sí mismas sus derechos.

Tratándose de un asunto de fe, es complejo para los creyentes. Seis de las personalidades públicas contactadas hoy para esta nota por La Tercera PM -acá también mantendremos sus identidades en reserva- respondieron que necesitaban estudiar mejor el caso antes de pronunciarse. Entendible.

"Es complejo. Sería interesante que en el Senado revisen bien y vean cómo se ha enfrentado esto en otros países", advierte un socialista católico, José Antonio Viera-Gallo. Si aún fuera senador, le tocaría votar este proyecto. Por eso mismo, hace ver que acá colisiona la legislación civil chilena y la canónica.

"En la Ley de Culto, se dice que la vida interna de cada iglesia se rige por los estatutos de la propia iglesia. Acá es el Derecho Canónico. Así es que hay que ver cómo se compatibiliza, si es que lo hace, esta nueva propuesta con el Derecho Canónico y la Ley de Culto", dice. ¿Chocan ambas normas? "Obvio", asevera. En la Ley de Culto, explica, se sostiene que la Iglesia Católica se regirá por sus normas interna, aunque "sí se somete a la ley civil en el caso de delitos".

El problema que se puede generar, dice, es que "si la ley civil pretende inmiscuirse en deberes internos de un sacramento, se genera un conflicto, y es importante que los senadores lo estudien bien". Según dice, "el sacramento de la confesión supone que uno se confiesa y que el cura guarda total silencio sobre la identidad, y sobre lo que confiesa".

Viera-Gallo dice que esto no pone en duda que Chile es un Estado laico. "Sin duda. Pero dentro de él conviven distintas organizaciones religiosas con reconocimiento legal y constitucional", aclara, y que "acá tiene que ver cómo se combinan la libertad de conciencia con la libertad de culto".

"Hay curas que han ido al martirio por esto"

"No hay un delito más abominable que los abusos a menores. Pero la esencia del sacramento de la confesión es su secreto. Por eso hay que estudiar qué ha ocurrido en otros lados y consultar con expertos en Derecho Canónico. No creo que haya ninguno en el Congreso, pero sí en la Iglesia y en la Universidad Católica", hace ver.

El ex senador y ex embajador, además, deja claro que "tampoco puede ser que las iglesias sean un ámbito donde no rige la ley civil, eso es absurdo, pero ningún particular está obligado a denunciar un delito. Y el cura no es una autoridad para la ley civil", como las listadas hasta hoy en el Artículo 175 del CPP.

-Más allá de la letra de la ley, el debate se justifica por sí mismo dada la gravedad de estos delitos, ¿o no?

-Es que es un debate... hay curas que han ido al martirio por esto. No por el caso de los niños, pero si mañana alguien confiesa que hay una conjura para matar a alguien, el cura no puede decirlo. Es un tema muy complicado.

Eso sí, admite que "uno podrá discutir después, en el plano del Derecho Canónico, si se debiera mantener el secreto de confesión como está, o no. Pero esas son cosas ya internas de la Iglesia, en las que no debiese meterse el Estado".

Drago: "Es posible matizar"

Opina distinto otro católico, el presidente del Consejo Para la Transparencia, Marcelo Drago. Según él, "es perfectamente posible matizar el secreto de confesión cuando se trata de delitos graves, contra menores particularmente, delitos de lesiones intencionadas, maltrato intencional y abuso sexual por cierto estimando el rango de gravedad".

Eso sí, "esta opinión es general porque no conocemos el detalle del proyecto de ley, sin embargo existe en la legislación australiana, en su Ombudsman un marco en esa línea que sería importante revisar".

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