Rosario Ortega: la historia del ángel guardián de Charly García

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Rosario Ortega y Charly García. Foto Instagram @rior0sa

La cantante de 33 años, hija de "Palito" Ortega, es la gran brújula que el cantante tiene hoy sobre los escenarios, tal como quedó demostrado ayer en el Movistar Arena: se roba el protagonismo, lo guía cuando no recuerda algunas letras o lo ayuda a llegar a los tonos de antaño. Una amistad tejida en uno de los períodos más difíciles del músico.


Además de presumir más de 50 años de matrimonio, el afamado cantautor y político argentino Ramón "Palito" Ortega y la actriz Evangelina Salazar, pueden jactarse de dar la vida a un grupo de destacados artistas: la actriz Julieta Ortega; el cantante y actor Emanuel Ortega; el premiado productor de TV Martín Ortega; el productor y guionista Sebastián Ortega; el escritor y cineasta Luis Ortega; y la cantante y compositora Rosario Ortega.

Esta última, la más pequeña del clan, puede presumir no solo una prometedora carrera en la música, sino además ser la actual corista de Charly García. Hoy, sin embargo, es mucho más que eso, mostrándose de hecho al frente del espectáculo.

Rosario nació en Miami en noviembre de 1985, donde vivió hasta los cinco años mientras su padre trabajaba como productor de TV en ese país. Su regreso se dio luego que el cantante fuera electo gobernador de Tucumán. A los 16 años regresó a Miami con su familia, pero por una breve temporada. Tres años después, a los 19 años, volvió a Argentina y se estableció en Buenos Aires, donde comenzó a estudiar e inició formalmente su carrera en la música.

Era parte de la banda Entre Ríos cuando en 2011 fue convocada por primera vez para cantar junto a Charly García, a quien solo había visto como público de un show. "Supe que él estaba en Luján a instancias de mi papá", dijo recordando la época en que su padre se hizo cargo del cantautor tras sus últimos escándalos (ver subtítulo), "pero no fui a conocerlo hasta que Mecha, su mujer, me convocó para hacer coros", contó el año pasado en entrevista al medio trasandino La Voz.

En paralelo, la artista siguió creando: estrenó poco después su disco debut, Viento y sombra (2012). Siguió los consejos de su progenitor. "(Al partir me dijo) que le ponga garra, que me esfuerce y que no me quede en la comodidad".

https://www.youtube.com/watch?v=kU2bcemqClc

"Yo no era una fan de esas que le dicen Dios. (...) Para mi Dios no es ningún ser humano", dijo en entrevista con un programa argentino en 2016 sobre cómo tomó este llamado del ídolo del rock latino. "Le tenía respeto, pero no le tenía ese miedo. Fui bastante relajada, (poniéndome) en mi lugar y respetuosa. Y él me fue tirando más para adelante. La verdad es que nos adoramos", contó. Aunque ese empuje del músico fue paulatino. "Me decía que me largue más para adelante. Pero hasta ahí, porque él quiere ser siempre él. Me decía 'si, si, si', pero marcaba una línea casi con cinta scotch", contó entre risas en la misma entrevista.

Hoy Rocha –como le dicen sus cercanos- está totalmente al frente del show. Así se vio anoche en el concierto que tuvo de regreso a García en Chile tras seis años, en un repleto Movistar Arena.

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El show de García anoche en Movistar Arena, junto a sus músicos y la voz de Rosario Ortega.[/caption]

En sus cada vez más esporádicas apariciones en vivo, Ortega cumple un rol esencial: es la responsable de apoyar a García en segundas voces, pero también de guiarlo cuando el músico olvida parte de una letra, cuando no llega a algunos tonos o cuando entra fuera de tiempo a alguna composición. Es hoy su gran brújula sobre el escenario.

Por ejemplo, anoche en el Movistar Arena, el músico no culminaba algunas de las letras de las canciones y miraba a Ortega –siempre con cara pícara, como si se tratara de un niño que sabe que comete un error que no es tan terrible- para que ella continuara. O la propia corista se acercaba a él para cantarle algunas líneas, quizás una forma de decirle "por aquí vamos", de reforzarle aquellas líricas que escribió hace ya treinta, veinte o diez años.

https://www.youtube.com/watch?v=uCCOu3svtAU

Y hay momentos del espectáculo en que la presencia de la hija de "Palito" no sólo se reduce a miradas cómplices y gestos cariñosos. También hay acción: en el cierre de la primera parte del recital, con Rezo por vos, el argentino se paró casi de improviso del sillón que ocupa durante toda su presentación y, de pronto, Ortega fue la primera en correr a ayudarlo para poder trasladarlo por unos minutos hacia el backstage, tomando en cuenta que hoy al cantautor le cuesta mucho caminar y movilizarse de forma independiente.

Fue otra muestra del estado de salud del artista, pero también de las funciones que ejecuta la intérprete: hoy está en todas junto a su jefe y amigo, no lo deja solo jamás.

¿Siente la responsabilidad de cantar junto a él? "Sí, obviamente. Estás cantando al lado del número uno de la Argentina. Tiene canciones de un peso histórico, social, entonces no es fácil", dijo en 2018 a Billboard la mujer que sucede a otras coristas de García, como Hilda Lizarazu -voz en la banda Los Enfermeros-, y la cantautora Fabiana Cantilo. "Yo tiendo a ser más introvertida de lo que fue Hilda o Fabi", expresó en otra entrevista hace tres años.

Reconoce, no obstante, que el camino no fue fácil. "Me siento en otra posición ahora que hace cinco años cuando arranqué", contó el año pasado, pues al inicio "estaba medio obnubilada por todo y con cierto… no temor, pero no entendía tanto el rol tan importante que tenía, y me parece que de a poco lo estoy asumiendo".

Esa confianza ascendente, dice, proviene del mismo artista. "El me da un lugar muy importante y yo lo valoro mucho. Es el primero que me empuja para adelante. Ayer después del show (en Argentina en 2018) me dijo 'me hiciste caso', ¿con que' le dije. 'Con mandarte adelante'. Yo lo adoro".

https://www.youtube.com/watch?v=XDPYaixFoR4

El lazo de García con Palito Ortega

"Palito" Ortega llegó a la vida del rockero en un momento clave, después de incontables escándalos sobre y bajo el escenario -como el imborrable momento en que se lanzó desde un noveno piso a la piscina del Hotel Aconcagua en Mendoza-, y su adicción a las drogas.

A mediados de 2008, García protagonizó el último de sus episodios polémicos. Tras un show en Mendoza, el músico terminó destrozando la habitación del hotel, siendo apresado por la policía y llevado posteriormente un centro de salud. Fue trasladado a hospitales y clínicas psiquiátricas, hasta que por una orden judicial, ya que el artista presentaba mejorías, la justicia aceptó que fuera llevado a una quinta privada. El recinto era del músico y empresario Ramón "Palito" Ortega, ubicado en la ciudad de Luján, y donde García seguiría su tratamiento de manera ambulatoria.

El rockero volvió ser trasladado clínicas psiquiátricas ese año –por ser considerado "peligroso para su persona"-, pero su círculo logró que regresar a la estancia de Ortega: un lugar tranquilo y que cuenta con un estudio de grabación, justo donde registró parte del disco Kill Gil.

Allí el artista comenzó a registrar nueva música, y celebró su cumpleaños número 57, al que solo asistieron Ortega, su ex manager Fernando Szereszevsky, León Gieco y Pedro Aznar, por autorización judicial ya que tenía visitas restringidas. De ahí en adelante, la vida del ídolo cambió por completo.

En 2013, el hombre de Demoliendo hoteles contó: "Un día me internaron, me vino a buscar [Ramón Ortega] y era la última persona en el mundo que pensaba que iba a hacer eso. Me dio un hogar, un estudio y su familia. La luchó como un loco. Que apareciera, que viniera con la jueza. Si no lo hacía me iban a meter en un lugar peor. Hizo los trámites".

Y agregó: "[Palito] me salvó la vida. Es un tipo increíble. Yo no salí de ningún infierno. Yo fui víctima de la ignorancia y el prejuicio de los que estaban cerca de mío, y no era esa la manera".

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