Una Garra no tan blanca

Garra blanca
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La barrabrava de Colo Colo lidera la campaña de terror contra el fútbol. Son sus amenazas a jugadores las que han trascendido. Ha estado involucrada en dos de las tres interrupciones del fútbol desde el estallido social. Ayer hirieron a un jugador de su propio equipo. Y hoy insisten con sus amenazas.


Los más malos entre los malos. La Garra Blanca está a la cabeza de la ola de ataques violentos que sufre el fútbol chileno, el último consumado ayer en el Monumental en el suspendido Colo Colo-Universidad Católica. Ya fue este grupo de barrabravas el que provocó la suspensión del campeonato 2019 tras su invasión a la cancha del Audax mientras se jugaba La Calera-Iquique. También fueron ellos, a través de sus redes sociales, los que lideraron la unión de barras para lograr el "no se juega". Son también los autores de las principales amenazas contra futbolistas, al menos los que sí han salido a la luz. Campan a sus anchas y se saben fuertes sin que nadie consiga ponerles freno. Se constituyeron en 1986 y hoy se han convertido en un frente de terror para el fútbol.  Su mayor enemigo. Siguen sus actos de barbarie y sus amenazas.

En los últimos meses, el fútbol chileno se ha visto enfrentado a diversos episodios de violencia. En el marco del estallido social, la actividad ha sufrido interrupciones en tres partidos. En dos de ellas estuvo involucrada la Garra Blanca, la barrabrava de Colo Colo, siendo la más grave la protagonizada ayer, cuando un puñado de gente agredió con elementos pirotécnicos al jugador albo Nicolás Blandi, causándole heridas en las piernas y un trauma acústico.

La gravedad de los hechos llevó a la dirigencia de Blanco y Negro a anunciar medidas contra los detenidos por la agresión. "Interpondremos una querella contra quienes resulten responsables por estos condenables hechos" e "independiente de las sanciones que determine la justicia ordinaria a través de sus tribunales, una vez identificados los culpables, Colo Colo prohibirá de por vida el ingreso de estas personas al estadio Monumental", publicó esta mañana el club, mediante un comunicado. Pero ninguna referencia a sanciones colectivas al grupo violento, ni cierre de galerías como hizo la U con su sector de vándalos.

El 22 de noviembre del año pasado, Iquique y Unión La Calera se enfrentaban en el estadio Bicentenario de La Florida, cuando un grupo no mayor a 40 personas invadió la cancha, causando destrozos y agrediendo al personal de seguridad del recinto, lo que llevó a los futbolistas y a los clubes a decidir el fin anticipado de la temporada del fútbol chileno. El grupo violentistas que atacó el recinto floridano se había congregado en el Monumental para manifestarse en apoyo a Gustavo Gatica, estudiante que perdió la vista por perdigones disparados por Carabineros.

Bajo ese argumento, comenzaron diversos incidentes por calle Marathon. Extrañamente, cuando había una enorme barricada lista para ser encendida a la salida de la zona de entrenamientos del club, la muchedumbre desapareció rápidamente, sin mediar intervención policial. Luego, se supo que iban hacia a La Florida, pero pese a los avisos anticipados, las fuerzas de orden público fueron escasas.

Con el regreso del campeonato, la Garra Blanca no tuvo mayor presencia al interior del estadio. Para el encuentro de la primera fecha ante Palestino, el comportamiento dentro del estadio fue ejemplar. Sin embargo, fuera del estadio falleció atropellado por un vehículo policial el hincha Jorge Mora (por el que ayer no hubo minuto de silencio). Tras ese episodio, la Garra Blanco llamó a parar el fútbol y solicitó la alianza de otras hinchadas en su propósito. Incluso logró que tanto la ANFP, el club albo como el sindicato de jugadores, aunque rechazando la violencia, enviaran mensajes de comprensión a sus escritos amenazantes. Tras eso, se produjeron incidentes en dos partidos de Universidad de Chile, uno de Universidad Católica y otro en el duelo entre Coquimbo Unido y Audax Italiano, que obligó a suspenderlo en el primer tiempo.

Ante la creciente violencia, algunos equipos han dotado a su personal seguridad con guardias especializados, conocidos como robocops. En Colo Colo no se ha requerido este servicio, pues consideran que la presencia de estos funcionarios podría ser tomado como una provocación hacia la barra brava y ser causante de más violencia.

Por su parte, anoche la Garra Blanca respondió a través de una publicación, disculpándose con Blandi, pero amenazando con nuevas acciones. "Sin justicia no habrá normalidad. Si su idea es seguir reprimiendo a nuestra gente y a nuestra hinchada, nosotros seguiremos activos y combatientes. Esto recién comienza".

Mientras tanto, el directorio de Blanco y Negro espera reunir todos los antecedentes y conocer los informes de Estasiot Seguro y de las autoridades de seguridad pública para ampliar las medidas y ver cómo impide que su barrabrava los siga perjudicando. Asimismo, el club se resigna a recibir una dura sanción de parte de la ANFP y su entrenador afirma que no están las condiciones para seguir jugando.

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