Verónica Undurraga, experta del PPD: “Por supuesto que quiero una Constitución que sea feminista y que garantice igualdad plena”

Expertos del Consejo Constitucional

La experta del PPD, además, hace un recordatorio: “Esto no es una reforma para hacer cambios cosméticos. Tenemos que entregar la seguridad de que haremos cambios bien hechos y de manera responsable”.


Verónica Undurraga (55) estaba en un seminario cuando recibió, de imprevisto, una llamada del senador Ricardo Lagos Weber. Del otro lado del teléfono, el parlamentario le estaba dando un poco más de 15 minutos para que analizara si quería ser una de las expertas designadas por el PPD.

El nombre de Undurraga surgió a último minuto. El partido liderado por Natalia Piergentili tuvo que hacer ajustes por paridad y subir a una mujer. En esa búsqueda, varios mencionaron a esta doctora en derecho y académica de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Undurraga es independiente, aunque fue militante del PPD por varios años: fichó cuando tenía 20 años para contribuir a la conformación de la colectividad. Pasaron las décadas y nunca renunció al partido, pero tampoco refichó.

La trayectoria de Undurraga siempre estuvo ligada al derecho corporativo. Se formó en un magíster en derecho en la Universidad de Columbia y años después hizo el doctorado en la Universidad de Chile (UCh).

Su gusto por el derecho público llegó cuando, trabajando en un estudio privado, le pidieron hacer un informe en derecho en defensa de la jueza Karen Atala, quien, a inicios de los 2000, enfrentaba su caso ante la Corte Suprema.

Ahí salieron las primeras luces de que lo suyo serían los derechos humanos. Cuando estudiaba el doctorado llegó a formar parte del Centro de Derechos Humanos de la UCh y luego fue la directora del Programa Mujeres y Derechos Humanos. Ahí compartió con algunos de sus formadores, como Cecilia Medina y José Zalaquett.

Formó parte de Independientes No Neutrales y estuvo a punto de ser candidata por ese movimiento. También intentó competir en cupo PPD como independiente, pero su militancia no refichada impidió ese camino.

¿Qué aprendizajes se pueden sacar del proceso anterior?

Enfrentamos este tercer proceso con mucha más madurez y con mucho más avance. Llegamos con más cosas avanzadas y ya nadie está en un ánimo de una discusión de tanto conflicto. No hay que olvidar, y esto es un principio muy claro, que esto no es una reforma para hacer cambios cosméticos. Tenemos que entregar la seguridad de que haremos cambios bien hechos y de manera responsable, porque es necesario tener una discusión muy de fondo sobre el Estado que queremos tener. Hay que crear un diseño constitucional que permita avanzar en forma ordenada, gradual, pero avanzar hacia un tipo de convivencia social distinta de la que tenemos.

O sea, ¿respetar el carácter de una nueva Constitución?

Exacto. Es un proceso de nueva Constitución que tiene que dar certezas y cuyos cambios deben ser graduales. Tenemos una responsabilidad de trabajar seriamente en el diseño técnico, pero también tenemos una responsabilidad muy grande de tener conciencia de que las experiencias de vida de quienes integramos la Comisión Experta son probablemente muy distintas a las de la gran mayoría de la población chilena.

¿No encapsularse en el carácter elitista de la comisión?

Claro, que no sea autocomplaciente. No creo que lo sea, pero es muy importante tener claro que estamos haciendo una Constitución que no es puramente académica y que no es puramente política.

¿Qué le gustaría defender en la Comisión Experta?

La Constitución tiene que ser equilibrada. Desde una perspectiva de derechos humanos y de igualdad de género, es importante que el Estado social esté reconocido en la Constitución y que garantice el acceso a la justicia. Eso no significa que tenga reglas que rigidicen demasiado la participación tanto del Estado como de los privados de la economía. El concepto de Estado social de derecho admite distintas combinaciones. Tenemos que avanzar hacia la idea de que nadie puede quedar desprovisto y que tiene que tener garantizado condiciones básicas de vida, su autonomía personal, su autonomía económica, su posibilidad de desarrollar su proyecto de vida y que nadie tenga miedo de quedar en el descampado. Que el Estado tenga herramientas suficientes para ir garantizando esos derechos progresivamente, pero con una base mínima.

¿Impulsará que la propuesta del Consejo sea feminista?

Claro, porque para mí el feminismo es el reconocimiento de la igualdad de mujeres y hombres. Una Constitución feminista para mí es un Constitución igualitaria. Entonces, por supuesto que quiero una Constitución feminista que garantice igualdad plena.

¿Qué rescataría de la propuesta de la Convención?

En la propuesta de la Convención hubo normas cruciales para que efectivamente se logre una sociedad igualitaria. Uno es el reconocimiento al derecho al cuidado. Entonces, yo diría que el constitucionalismo del siglo XXI tiene que tener un modelo de ser humano mucho más integral y eso significa pensar lo público integrando todo el ámbito del cuidado. Esa es la única posibilidad para que haya real igualdad en el fondo y también para mejorar la calidad de vida de todo el mundo, que es lo que la gente quiere.

¿Democracia paritaria también?

El tema de la paridad también me parece fundamental por razones de representación política y por razones de igualdad sustantiva.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.