Las residencias de diseño del Design Museum de Londres catapultan a nuevos nombres año a año. Más allá de la parafernalia que significa adjudicarse un lugar y saltar a la ‘fama’, lo que está ocurriendo es que los proyectos que mayor difusión han tenido no son los más espectaculares, poéticos o bellos. Obviamente que la belleza de un aparato eléctrico como este secador es innegable, la cuestión es que la resolución del problema del diseño es en este caso lo que se rescata. Andrea de Chirico, estudiante en 2014 de la prestigiosa Universidad de Eindhoven (Holanda), pensó en producción local, en la no dependencia de las grandes multinacionales y en la oportunidad de conseguir con los recursos de una sola ciudad que diseñadores, talleres, artesanos y pequeños productores se alinearan para un mismo fin. Participar y poner en acción una larga cadena de producción, que diera por resultado un producto de necesidad diaria a un precio competitivo. Y lo logró.

De Chirico declara que “el futuro de la producción se caracterizará por hacer las cosas de forma local... hay una necesidad de una alternativa a la forma tradicional, industrial de la producción de bienes; producir localmente significa ahorrarse el envío y, por lo tanto, se genera menos contaminación, entre otros beneficios”.

Este secador de pelo llamado 1.0 Superlocal está hecho de vidrio y corcho, elegidos por sus propiedades reutilizables, mientras que los componentes eléctricos provienen del depósito de chatarra de metal Teunissen. El diseñador trabajó con Kees Berende, un artesano del soplado de vidrio, y con el Fab Lab Brainport Eindhoven, quienes con una impresora 3D proporcionaron otras piezas como el filtro. Así se sumaron un taller de madera y un eléctrico que dieron el funcionamiento final. Siglo XXI, hay buenas nuevas para ti aún.