16 Animali, 1960 (Enzo Mari)
Enzo Mari (1932) apareció en los 70 en el mundo del diseño. Una de las ideas que más se ha empeñado en fortalecer es que el diseño debe trascender el consumo inmediato; el objeto debe responder a principios culturales y sociales, además de ser bello, útil y novedoso. Hasta ahí nada tan distinto a lo que otros grandes predican, la diferencia es que se ha empeñado en la creación de objetos para niños, -como este puzzle maravilloso- de algún modo buscando educar y potenciar esa tierra fértil de mentes llanas y despiertas. Las nuestras no le interesan demasiado. Hace más de 50 años que fundó su estudio de diseño en Milán y ha trabajado para Zanotta, Alessi, Artemide, Castelli y Danese, entre otras.


Si quieren ver ‘estilo de vida’, tienen que conocer la revista Apartamento, (apartamentomagazine. co.uk). Un retrato viviente de esa añorada quintaesencia de todo hoy en día, de la publicidad, del mundo editorial, outfits, etcétera; lo pueden entender mirando sus páginas y leyendo sus contenidos. Por lo mismo, en una próxima edición nos dedicaremos sólo a explicar este fenómeno en las nuevas revistas de estilo, el de la vida real, del ‘every day life interior’, tal como se lee en la leyenda que acompaña a su logotipo. Por ahora es el punto de partida, porque el año pasado en sus páginas se publicó una entrevista a Enzo Mari, que delinea claramente la pretensión de este diseñador. Mari se decidió por dedicar un buen número de piezas a un segmento, que según él dice, son los seres más inteligentes y abiertos a recibir la creatividad, a entenderla. “Daría un premio Nobel a cada niño al cumplir año y medio… La capacidad mental en el primer año de cualquier vida humana es superior a la de Einstein adulto. El bebé recién nacido no sabe nada, no sabe qué es el espacio, qué es el tiempo, qué es el lenguaje, no sabe nada. Ni siquiera es consciente de que tiene manos, y no sólo no sabe nada, ni siquiera sabe que existe, y no le puedes enseñar nada. De forma autónoma, experimenta el movimiento y deduce posibles descripciones… Después relaciona estas descripciones con los demás y vuelve a experimentar el mundo de nuevo. Es el proceso de praxis y teoría que está en la base misma de todo conocimiento humano”, explica.
“No quiero hacer cosas infantiles. Trato a los niños como si fueran adultos y uso mis conocimientos técnicos para que lo sean. No quiero descuidar la forma, quiero que sea perfecta. Si diseño una silla para niños, diseño la forma del objeto teniendo en cuenta razones técnicas y ergonómicas, sin añadir un Pato Donald u ositos por algún lado. ¿Por qué debería tratar a un niño como un idiota?”.
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