A la francesa
Inspirada en La Provence, esta casita de alojados, justo a un costado de la casa principal, recibe a invitados o hijos mayores con niños a pasar fines de semana o vacaciones en un lugar tranquilo y acogedor.


En un lugar donde los cerros están cubiertos de plantaciones de pinos, característico de la zona central de nuestro país, era lógico que el material utilizado para esta casa de alojados, independiente de la casa original, fuese en su mayoría madera.
Los apliqués de yeso, además de ser una opción económica, dan un toque francés al exterior. Estos particularmente son de la calle Arturo Prat, donde puedes encontrar molduras de yeso de miles de formas y tamaños diferentes.
De no más de 60 m², la construcción de la casita fue la solución que la dueña encontró para recibir a los nuevos integrantes de la familia, a los matrimonios jóvenes y a las nuevas generaciones. Un plan concreto y práctico que buscaba lograr el lugar ideal para recibir.
Colores neutros, blancos y beige, además de mucha madera caracterizan los tres espacios.
Tres dormitorios matrimoniales grandes, cada uno con un baño y espacio respectivo para incorporar cunas o camas adicionales en caso de que sea necesario, es todo lo que tiene, puesto que esta segunda casa se pensó siempre como auxiliar a la construcción principal; solo con dormitorios, baños y clósets o roperos y una bosca que calefacciona todo, lo demás: estar, comedor y cocina, funciona en la casa principal.
Unificar a través de la decoración es una solución fácil y acertada. Aquí se privilegió un solo textil para los tres cubrecamas. El resultado está a la vista, un ambiente ordenado y de gran estilo, donde no se necesitan muchos más elementos para que la habitación se vea armada y con vida.
De inspiración francesa, el blanco y celeste se apoderan del revestimiento exterior, la madera al albayalde en muros y cielo, y el Toile de Jouy del interior. A tono con las fundas de plumón, que fueron mandadas a hacer a medida, las fundas de las almohadas de cada una de las piezas son de Laura Ashley; al igual que varias de las lámparas de velador.

El pino tiene muchas terminaciones diferentes, por lo general, todas cálidas y acogedoras. Aquí se optó por el estilo provenzal, al albayalde, logrado con una mano de pasta muro. Además, es fácil de instalar, sirve de barrera acústica y térmica y su duración en el tiempo es indefinida si es bien conservada.
Para revestir los muros interiores se optó también por pino, esta vez empastado, mientras que para el exterior se utilizaron maderas en tinglado.
Todos los muebles fueron adquiridos en anticuarios, en el Parque de los Reyes y en Franklin. Con un tono preparado especialmente, fueron pintados con óleo satinado y los cantos, pulidos.
Debido al clima de la zona, la estructura se trató con igol, impermeabilizante translúcido listo para usar e ideal para lugares con mucha humedad. El piso cerámico, que facilita la limpieza, se diseñó en dos colores, dándole personalidad a cada habitación.
En baldosas hay una infinidad de modelos, estilos y calidades distintas. Desde las más económicas, es importante cotizar y asesorarse antes de comprar. Además, no todos los pisos cerámicos sirven para todos los espacios. Hay algunos ideales para suelos y otros para muros; algunos sirven para habitaciones y espacios comunes, mientras que otros son mejores para baños, cocinas e intemperie. Dependerá de la terminación de cada uno, de lo resbaladizo que sea y de la textura que tenga.
Con pastelones en el suelo, una entrada hace de gran patio duro, donde los niños juegan y se rodean de maceteros con hortensias que dan color. Un parrón y su sombra aliviadora hace de recibo y reúne a la familia para gozar de la comida de campo, proveniente generalmente del horno de barro y la huerta.
INSPIRACIÓN
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